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La administración de capital

Mery.MonroyTrabajo23 de Octubre de 2012

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ADMINISTRACION DEL CAPITAL

La administración de capital de trabajo se refiere al manejo de todas las cuentas corrientes de la empresa que incluyen todos los activos y pasivos corrientes, este es un punto esencial para la dirección y el régimen financiero.

La administración de los recursos de la empresa son fundamentales para su progreso, este escrito centra sus objetivos en mostrar los puntos claves en el manejo del capital de trabajo, por que es este el que nos mide en gran parte el nivel de solvencia y asegura un margen de seguridad razonable para las expectativas de los gerentes y administradores.

El objetivo primordial de la administración del capital de trabajo es manejar cada uno de los activos y pasivos circulantes de la empresa de tal manera que se mantenga un nivel aceptable de este.

Los principales activos circulantes a los que se les debe poner atención son la caja, los valores negociables e inversiones, cuentas por cobrar y el inventario, ya que estos son los que pueden mantener un nivel recomendable y eficiente de liquidez sin conservar un alto número de existencias de cada uno, mientras que los pasivos de mayor relevancia son cuentas por pagar, obligaciones financieras y los pasivos acumulados por ser estas las fuentes de financiamiento de corto plazo.

MODELO DE VALORACIÓN DE ACTIVOS

1. El Capital Asset Pricing Model (CAPM)

Modelo según el cual en un mercado eficiente, el rendimiento esperado de cualquier activo o valor, deducido según el precio al que se negocia, es proporcional a un riesgo sistemático. Cuando mayor es dicho riesgo, definido por su sensibilidad a los cambios en los rendimientos del conjunto del mercado, es decir, el coeficiente beta, mayor es la prima de riesgo exigida por las inversiones y mayor es, por lo tanto, su rendimiento. La teoría implica que, por medio de la diversificación, se puede reducir la parte no sistemática del riesgo total de una cartera, mientras que el riesgo sistemático, determinado por el propio mercado, es imposible de reducir.

1.1 ¿Qué dice el CAPM?

a). La rentabilidad debe ser proporcional al riesgo: a mayor rentabilidad, mayor riesgo, y viceversa. Si no quieres correr ningún riesgo, invierte en letras del Tesoro y obtendrás la rentabilidad libre de riesgo. Si inviertes en un activo con riesgo (una acción), esperas obtener la rentabilidad libre de riesgo más una prima de rentabilidad o prima de riesgo.

La rentabilidad esperada de una acción será:

b). El riesgo total de una acción (variabilidad en su precio) puede dividirse en sis¬temático y no sistemático. El riesgo sistemático es el que se debe a la bolsa: una acción sube porque sube toda la bolsa. Por otra parte, tenemos el riesgo no sistemático, que es la variación en el precio de la acción debida a causas exclusivas de la propia empresa. Sabemos que este riesgo se puede eliminar diversificando la cartera. Por tanto, el accionista no debería esperar ninguna prima de rentabilidad como consecuencia de este riesgo, ya que es un riesgo que podría eliminar si quisiera.

El coeficiente que relaciona el riesgo de mercado con el riesgo sistemático de la acción, se denomina beta.

De lo expuesto se concluye que la prima de riesgo de una acción debe ser proporcional a su riesgo sistemático. Si la acción tiene b veces más riesgo sistemático que el mercado, su prima de riesgo debe ser b veces la prima de riesgo del mercado.

O también:

Según el CAPM, la acción no debería aportar riesgo «no sistemático», pues éste quedaría eliminado por la diversificación.

1.2. Supuestos del CAPM:

A- Los inversores buscan formar carteras eficientes, dado que son adversos al riesgo.

B- Todas las inversiones tienen, para su planificación, el mismo período, por ejemplo, un trimestre, un año, etc. El CAPM, al igual que el modelo de cartera, es un periódico.

C- Los inversores tienen expectativas homogéneas, por lo tanto, visualizan idénticas funciones de probabilidad para los rendimientos futuros.

D- Existe un mercado de capitales perfecto, lo que implica:

Ø Todos los activos son perfectamente divisibles y comercializables;

Ø No hay costos de transacciones ni de información.

Ø No existen impuestos;

Ø Cada comprador o vendedor tiene efectos prácticamente insignificantes sobre el mercado;

Ø Existe cualquier cantidad de dinero para prestar o pedir prestada a una misma tasa de interés para los inversores;

E- Existe una tasa libre de riesgo e ilimitadas probabilidades de prestar y pedir prestado a una tasa.

F- No existe la inflación.

1.3 Puesta en práctica del CAPM

Hemos expuesto ya que el CAPM postula que la prima de riesgo de una acción depende de la prima de riesgo del mercado. Esta relación se expresa a través del coeficiente beta.

Donde:

(rs-rf): Prima de riesgo de la acción en el pasado, es la variable dependiente o a explicar.

(rm-rf): Prima de riesgo del mercado en el pasado, es la variable independiente o explicativa.

e: Errores o residuos.

“Dado que es la pendiente de la recta, beta muestra en qué medida los rendimientos de un activo, compilados históricamente, cambian sistemáticamente con las variaciones en los rendimientos del mercado. Por ello se considera a beta como un índice del riesgo sistemático debido a las condiciones generales del mercado que no pueden ser eliminadas por la diversificación.”[4]

Si beta es mayor que 1, las acciones subirán y bajarán más que el mercado.

Si beta es igual a uno, las acciones subirán y bajarán igual que el mercado.

Si beta es menor que 1, las acciones subirán y bajarán menos que el mercado.

“Ello significaría que si una empresa tiene un beta igual a 1,8, por cada movimiento de los rendimientos del mercado (con un alfa muy bajo) los rendimientos de la empresa cambian en 1,8 veces. Cuando un activo tiene un beta superior a 1 se llama agresivo y si es menor que 1 se denomina defensivo.”[5]

Lo normal es asumir que el coeficiente beta que ha tenido una acción en el pasado reciente es la que va a tener en el futuro próximo. El beta en el pasado reciente lo calculamos por medio de una regresión, utilizando datos históricos de las primas de riesgo de la acción y del mercado durante, por ejemplo, los últimos cinco años, pero no más de diez. Para estimar la rentabilidad futura de la acción, se utilizará el beta calculado y una estimación de la prima de riesgo de mercado.

Pero si el CAPM no se cumple, puede ser que encontremos acciones que siste-máticamente obtengan una rentabilidad superior a la prevista por el CAPM, expre-sada en la ecuación. Es decir, la ecuación se transformaría en la siguiente:

En este caso, la prima de riesgo de la acción será superior a la que le corresponde por su riesgo sistemático y tendremos una acción con mejor relación rentabilidad/riesgo que la que debería.

1.4. Dificultades prácticas del CAPM

La primera es que los coeficientes beta calculados con datos históricos son inestables, según qué años estudiemos, obtendremos un beta u otro para la misma acción. Esto, por otra parte, tiene sentido, pues la empresa va tomando decisiones, el entorno cambia, y ambos hacen aumentar o disminuir el riesgo de la acción a lo largo de los años. La única manera de resolver esto es calcular beta durante varios períodos de tiempo y ver si se ha mantenido estable.

Por otra parte, en el caso de que alfa fuera positiva, también tenemos el problema de la inestabilidad mencionado para beta.

Finalmente, la dificultad más importante del CAPM, es que necesitamos una estimación de la prima de riesgo esperada de la bolsa, para hallar la rentabilidad esperada de cada acción. Un procedimiento habitual es utilizar la prima de riesgo promedio que ha tenido la bolsa durante los últimos cinco a diez años. Pero ésta sólo la podemos utilizar para hacer estimaciones de rentabilidad a cinco o diez años y no para estimar la prima de riesgo del año que viene. Nos encontramos ante el problema de siempre en rentabilidades históricas: la rentabilidad promedio pasada sólo se puede utilizar si se ha calculado para un período largo de años y si se usa para previsiones a largo plazo. Por tanto, la rentabilidad histórica de los últimos cinco años puede ser buen estimador de la ren¬tabilidad durante los próximos cinco años, pero no es buen estimador de la rentabi¬lidad del mercado el año que viene en concreto. Lo que decimos respecto a la ren¬tabilidad de la bolsa se aplica también a la estimación de la rentabilidad libre de riesgo necesaria para calcular la rentabilidad esperada de la acción.

También se puede estimar directamente la rentabilidad esperada del mercado para el año, o los años siguientes y la rentabilidad libre de riesgo para esos años. La estimación puede basarse en múltiples factores, casi todos de orden macroeconómi¬co (crecimiento económico, inflación, perspectivas de tipos de interés, déficit públi¬co, etc.).

Todas estas dificultades hacen que el CAPM pierda buena parte de su utilidad para la gestión de carteras, por cuanto su capacidad de previsión de las rentabilidades futuras es muy limitada. Sin embargo, no invalidan el modelo desde el punto de vista teórico; además, es indudable que el CAPM ha contribuido a una mejor

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