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Modelos Industriales


Enviado por   •  4 de Junio de 2012  •  2.578 Palabras (11 Páginas)  •  500 Visitas

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Modelos de industrialización en México

El patrón de sustitución de importaciones se caracterizó por un proceso de industrializador basado en el mercado interno. Este patrón de desarrollo se vio fortalecido por la protección de la industria nacional con respecto a la competencia externa, la vigencia de una intensa política estatal de subsidios y el establecimiento de relaciones de intercambio desigual con el sector agropecuario.

Las bases socio-técnicas (organización del trabajo, tecnología, relaciones laborales y perfil de la fuerza de trabajo) de ese patrón de desarrollo se definieron primero por la difusión de tecnología importada, aunque con grandes heterogeneidades si consideramos los diferentes estratos de empresas, aunque el estrato más dinámico hizo suyos algunos de los patrones tecnológicos más novedosos del momento; segundo, por las formas de organización del trabajo que en ese estrato moderno implementaron las más de las veces el estilo taylorista-fordista; tercero, por las relaciones laborales que tampoco fueron homogéneas, pero en el segmento industrial hegemónico prevalecieron la tutela estatal y la protección contractual del puesto de trabajo, el salario y las condiciones de trabajo. La dinámica de las relaciones laborales en el segmento hegemónico estuvo acompañada por sindicatos fuertes y relaciones tripartitas que no siempre favorecieron la mejoría de la productividad y la calidad.

La globalización de la economía mexicana, la apertura del mercado hacia el exterior y los cambios recientes en las funciones del Estado, han presionado a la puesta en marcha de modelos de industrialización diferentes al que predominó durante la etapa que en la literatura se denomina de sustitución de importaciones. Hay, en efecto, signos evidentes de esa transformación: la relevancia que la maquila ha adquirido en el último decenio, la reconversión industrial en una porción significativa de la planta productiva y la flexibilización de contratos colectivos, entre otros.

Es posible caracterizar un patrón de industrialización a partir de variables intrafabriles, como la base socio-técnica de los procesos de producción, que incluiría la tecnología en sentido «duro», las modalidades de la organización del trabajo, el carácter de las relaciones laborales, las características de la fuerza de trabajo, etcétera. Dicha caracterización también puede realizarse analizando el tipo de articulación entre la producción y los mercados: de productos, de la fuerza de trabajo, del dinero y de la tecnología. Un tercer nivel remitiría al tipo de vínculos económicos que establecen las empresas y el Estado, en los cuales adquieren especial relevancia los concernientes a la disponibilidad de infraestructura, servicios públicos, políticas de fomento (como las fiscales o financieras, o las que estimulan la exportación, la formación y capacitación de la fuerza de trabajo o asesorías de diversa índole). Por último, los modelos de industrialización se desenvuelven en contextos macroeconómicos que, por efecto de fenómenos como la inflación, la vigencia de determinadas tasas de cambio, de interés y de inversión, las condiciones de la balanza de pagos o las finanzas públicas, influyen sobre su desenvolvimiento y viabilidad.

Trataremos de hacer un diagnóstico de las formas de industrialización en los últimos años en nuestro país, sobre la base de los tipos de articulación entre bases socio-técnicas, mercados y Estado, con el fin de analizar sus potencialidades en contextos macroeconómicos abiertos y esbozar las condiciones para el desarrollo de modelos alternativos de industrialización.

Dos conceptos se han vuelto centrales para la competitividad interna y externa de las empresas: productividad y calidad. Pero también es posible considerar que vicios del pasado, vigentes todavía en un período de transición, pueden influir sobre la competitividad (influencias, corrupción, etcétera). Empero, la apertura de la economía y la globalización otorgarán en el futuro un peso superior a la productividad y la calidad.

Las definiciones más comunes de la productividad del trabajo se asocian al volumen físico del producto por trabajador, o bien por hora trabajada. Una concepción más profunda remitiría la productividad a una mayor eficiencia en la combinación de los factores productivos (trabajo y capital, principalmente). En este segundo sentido, la productividad se podría evaluar a partir del valor agregado por hora trabajada; y para las teorías que consideran que también el capital agrega valor, podríamos hablar de valor agregado por unidad de capital fijo. Esta idea se completaría con el concepto de productividad total de los factores, que incluiría el valor agregado dividido entre salarios más amortización del capital fijo.

Desde otra perspectiva, cabría distinguir entre productividad e intensidad del trabajo. La segunda se referiría al aumento en la capacidad productiva en virtud de un mayor desgaste de la fuerza de trabajo; es decir, se puede lograr una mayor producción por trabajador mediante el incremento de las cargas de trabajo sin que medie alguna transformación tecnológica, de la organización o de las relaciones laborales.

La productividad en sentido estricto remite, en cambio, al aumento de la capacidad productiva (producto por trabajador o disminución del tiempo de producción) sin mayor desgaste de la fuerza de trabajo.

En este último sentido, la productividad puede aumentar por cambios ya sea en la tecnología, la organización del trabajo o las relaciones laborales, de forma tal que hablaríamos no sólo de que aumenta el numerador producto y/o disminuye el denominador trabajo, sino que la productividad creciente resultaría de la combinación de factores que tienen costos (condiciones para la producción) en un proceso global que en parte es técnico (sistemas de máquinas) pero también social (organización y relaciones laborales, planeación de la producción, condiciones de trabajo, capacitación y calidad de vida en el trabajo, entre otros). Estas consideraciones no anulan la posibilidad de que los resultados del incremento en la productividad sean medibles en varios sentidos: como eficiencia productiva, volumen físico de la producción, productos rechazados o errores cometidos.

Desde el punto de vista del proceso de producción, podríamos plantear que los siguientes son los factores que más influyen en la productividad: tecnología, organización, relaciones laborales y fuerza de trabajo. La combinación de estas variables, según diferentes niveles de cada una de ellas, pueden resultar en configuraciones productivas específicas con impactos diferenciados sobre la productividad. Se tratará de investigar las configuraciones que, según las evidencias, proporcionan

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