CONDUCTISMO. Diferencias entre el condicionamiento clásico y el operante

Aprendizaje según el condicionamiento operante:

A este aprendizaje se le denomina de esta manera porque el individuo aprende de las consecuencias de “operar” en el ambiente. Este condicionamiento no involucra predictores de la conducta, al comportamiento voluntario y sus consecuencias.

Un ejemplo de esto es un bebé que balbucea (“ma-ma-ma”) y su madre sonríe y repite las silabas. Este bebé aprende que esta conducta produce una consecuencia deseable (la atención amorosa de su madre), por ende, sigue balbuceando para llamar la atención de ella. Una conducta que primero fue accidental se convierte en respuesta condicionada.

El psicologo estadounidense B.F. Skinner quien formulo los principios del condicionamiento operante descubrió que un organismo tiende a repetir una respuesta que fue reforzada por consecuencias deseables. De esta forma el reforzamiento es el proceso mediante el cual se fortalece una conducta y aumenta la probabilidad de que se repita.

Las consecuencias de la conducta pueden ser positivas o negativas para quien las recibe. Cuando nos referimos al refuerzo los términos “positivo” y “negativo” no hacen referencia a la agradabilidad de la consecuencia, sino a la aparición o desaparición de un estímulo determinado.

En el aprendizaje por reforzamiento positivo se asocia la realización de una conducta con la obtención de una consecuencia agradable. Ésta no tiene por qué ser un objeto, ni siquiera tangible. Comida, una sonrisa, un elogio o la aparición de una emoción agradable son susceptibles de ser entendidos como refuerzos positivos en muchos contextos.

A diferencia de lo que sucede en el positivo, en el reforzamiento negativo se produce cuando un cierto estímulo (por lo general un estímulo aversivo) se retira después de un determinado comportamiento. La probabilidad de que el comportamiento particular se vuelva a producir en el futuro se incrementa debido a la eliminación o para evitar la consecuencia negativa. Un ejemplo de esto sería cuando aprietas el botón del reloj despetador para detener la alarma.

Por otra parte, el castigo, que es la introducción de un estímulo desagradable o doloroso, o la eliminación de un estímulo deseable, reducirá la probabilidad de que un comportamiento precedente ocurra en el futuro. Estos pueden ser clasificados en castigos “positivos” y castigos “negativos”

Los castigos positivos  consisten en hacer que la conducta reprobable tenga consecuencias desagradables para así no repetirse. Un ejemplo de esto es cuando un niño se muerde las uñas y se le aplica un producto amargo para evitar que se las muerda. Cada vez que se las muerda recibirá un castigo positivo en forma de estímulo desagradable.

Los castigos negativos en cambio, consisten en el retiro de estimulos agradables. Por ejemplo si un niño no come sus alimentos no recibirá postre.

Que una consecuencia sea de refuerzo o castigo depende de la persona. Lo que refuerza a una puede ser un castigo para la otra. Para el niño que prefiere estar solo, que lo envíen a su cuarto sería más un refuerzo que un castigo.

La extinción se refiere a la retirada de cualquier reforzamiento hacia determinada conducta, que al cabo de un tiempo se desvanece, es decir, vuelve a su estado original. A largo plazo la extinción es más eficaz para eliminar respuestas que el castigo y el resto de técnicas operantes para reducir conductas, si bien puede ser más lenta. Un ejemplo básico de extinción es lograr que un niño pare de patalear simplemente ignorándolo hasta que se dé cuenta de que su conducta no tiene las consecuencias deseadas y se canse.

El moldeamiento consiste en acercar gradualmente una conducta determinada a la conducta objetivo, empezando por una respuesta relativamente parecida que el sujeto pueda realizar y modificándola poco a poco.

La generalización se refiere a cuando las respuestas fortalecidas mediante procedimientos operantes en un conjunto de circunstancias tienden a extenderse o a generalizarse en situaciones similares, al igual que ocurre en el condicionamiento clásico. Cuando más parecidos sean los contextos, más probable es la generalización.

La discriminación es todo lo contrario de la generalización de estímulos. Se define la discriminación como la emisión de una respuesta ante determinados estímulos claves, denominados discriminativos, y la no emisión ante otros. De esta manera se realizan aprendizajes discriminativos, aprendizajes de conductas que sólo tienen que aparecer ante determinadas situaciones.

Diferencias entre el condicionamiento clásico y el operante:

La diferencia principal entre el condicionamiento clásico y el operante es que el primero se refiere al aprendizaje de información sobre un estímulo, mientras que el segundo implica un aprendizaje sobre las consecuencias de la respuesta.

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