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CULTURA Y MALESTAR EN LA CULTURA


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2020  •  Apuntes  •  1.723 Palabras (7 Páginas)  •  107 Visitas

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Cultura, sexo, drogas y malestar en la cultura:

DEFINICION DE CULTURA: Por consiguiente, nos conformaremos con repetir que el término «cultura» designa la suma de las producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestros antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre contra la Naturaleza y regular las relaciones de los hombres entre sí.

Goce, belleza, amor, deseo, sufrimiento, felicidad, evitación, malestar, realidad, presión son algunas de las tantas palabras claves sobre las cuáles sienta las bases de su fundamento Freud en su apartado “Cultura y malestar en la cultura” en el cuál nos va a plantear  cómo la sociedad humana reprime los instintos y pulsiones de índole sexuales y agresivos para poder encajar en la norma moral de la cultura. Auto dirigiendo la culpa hacía sí mismo y encontrando otras vías de satisfacción y sublimación de ese deseo el cuál de todas maneras jamás: dice Freud, podrá ser satisfecho del todo, por ende nunca el hombre alcanzará la “felicidad” en términos de completud. Buscará por distintas vías alcanzar esta meta, en algunos casos logrará su cometido, pero nunca del todo.  El designio de ser felices que nos impone el principio del placer es irrealizable, no podremos alcanzar por ninguna vía una satisfacción plena y completa del deseo. Mas no por ello se debe -ni se puede- abandonar los esfuerzos por acercarse de cualquier modo a su realización.

Entonces; ¿Por qué al hombre le resulta tan difícil ser feliz? ¿Solo se puede ser feliz en la medida que por lo menos alcancemos evitar el sufrimiento?

Según Freud nuestra llamada cultura llevaría encima de sí una  gran parte de la culpa por la miseria que sufrimos, y podríamos ser mucho más felices si la abandonásemos para retornar a condiciones de vida más primitivas, es innegable que todos los recursos con los cuales intentamos defendernos contra los sufrimientos amenazantes proceden precisamente de esa cultura.

“¿De qué nos sirve, por fin, una larga vida si es tan miserable, tan pobre en alegrías y rica en sufrimientos que sólo podemos saludar a la muerte como feliz liberación?” Se pregunta Freud.

Bajo la presión de las probabilidades de sufrimiento, el hombre tiende a rebajar sus pretensiones de felicidad “que esto no los asombre” dice Freud, que el ser humano ya se estime y considere feliz por el simple hecho de haber “escapado” a la desgracia, haberla persuadido y sobrevivido al sufrimiento.  

En primer lugar, uno de los aspectos más destacables que se menciona en el apartado de Freud es que la satisfacción ilimitada de todas las necesidades se nos impone como norma de conducta más “tentadora”, pero esto, tendría un gran costo ya que significa preferir el placer a la prudencia, y a poco de practicarla se hacen sentir sus consecuencias. Como por ejemplo gran sensación de culpa.

Existen varios métodos utilizados como evitación del sufrimiento, se diferencian según la fuente de displacer a la que conceden la máxima atención. Entre ellos por ejemplo, el aislamiento voluntario el alejamiento de los demás seres es utilizado como método y medio de protección más inmediato contra el potencial sufrimiento susceptible de originarse en las relaciones interpersonales humanas, siendo ésta ultima una de las principales fuentes de sufrimiento en la cultura.

Entonces, ¿podría alcanzarse la felicidad por el camino del aislamiento y la quietud? Dice Freud que contra el temible mundo exterior sólo puede uno defenderse mediante una forma cualquiera del alejamiento si pretende solucionar este problema únicamente para sí. Existe luego, otro camino en apariencia mejor: pasar al ataque contra la Naturaleza y someterla a la voluntad del hombre, como miembro de la comunidad humana, empleando la técnica dirigida por la ciencia; así, se trabaja con todos por el bienestar de todos. Pero los más interesantes preventivos del sufrimiento son los que tratan de influir sobre nuestro propio organismo, “pues en última instancia todo sufrimiento no es más que una sensación; sólo existe en tanto lo sentimos, y únicamente lo sentimos en virtud de ciertas disposiciones de nuestro organismo.”

Sobre el uso de los estupefacientes no sólo se les debe el placer inmediato, sino también una muy anhelada medida de independencia frente al mundo exterior. “Los hombres saben que con ese «quitapenas» siempre podrán escapar al peso de la realidad” afirma Freud, refugiándose en un mundo propio que ofrezca mejores condiciones para su sensibilidad.

Otra técnica para evitar el sufrimiento recurre a los desplazamientos de la libido previstos en nuestro aparato psíquico y que confieren gran flexibilidad a su funcionamiento. El problema consiste en reorientar los fines instintivos, de manera tal que eluden la frustración del mundo externo. La sublimación de los instintos contribuye a ello, y su resultado será óptimo si se sabe acrecentar el placer del trabajo psíquico e intelectual. Pero el punto débil de este método reside en que su aplicabilidad no es general, en que sólo es accesible a pocos seres, pues presupone disposiciones y aptitudes peculiares que no son precisamente habituales, por lo menos en medida suficiente. Y aun a estos escasos individuos no puede ofrecerles una protección completa contra el sufrimiento; no los reviste con una coraza impenetrable a las flechas del destino y suele fracasar cuando el propio cuerpo se convierte en fuente de dolor.

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