Capítulo 5 Anatomía sexual básica

Capítulo 5

Anatomía sexual básica

El cuerpo humano es de facto un cuerpo sexuado, es decir posee órganos sexuales específicos. Decía Marc Oraison (Noges, 2003) que “no hay fiesta, celebración o circunstancia solemne sin la presencia de flores, sean de la forma que sean. Decir algo con flores es mejor que decirlo con palabras. Un agradecimiento, un homenaje, una despedida o una bienvenida son un excelente pretexto para intercambiar flores: orquídeas, violetas o rosas. Hasta en la muerte se regalan flores, ¿qué sería de una boda en una gran iglesia si no está adornada con flores?. Ahora bien, las flores son los órganos sexuales de los vegetales. En este sentido, es paradójico que en el nivel de los vegetales lo que es exaltado, mostrado, valorado, promovido, cultivado, exhibido, intercambiado e incluso comercializado en el nivel humano sea silenciado, escondido, ocultado, castigado o reprimido. Se admira a una dalia por sus flores (órganos sexuales) y no por su forma general, se admira a los humanos por su inteligencia pero jamás por sus órganos sexuales o su sexualidad y este hecho es uno de los principios de la civilización”.

Los órganos sexuales humanos son parte de todo el sistema orgánico y por lo tanto su óptima estructura y funcionamiento depende de la interacción con otros órganos y sistemas. En este sentido, este capítulo abordará exclusivamente lo referente a los órganos sexuales pélvicos externos e internos en el macho humano y en la hembra humana. Para conocer más a fondo sobre la anatomía y fisiología sexual se recomienda consultar textos especializados en esta área. [pic 1]

Órganos sexuales pélvicos externos (ospes) de la hembra humana adulta

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NOTAS:

Órganos sexuales pélvicos internos (ospis) de la hembra humana adulta.

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NOTAS:

Órganos sexuales pélvicos externos (ospes) del macho humano adulto

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NOTAS:

Órganos sexuales pélvicos internos (ospis) del macho humano adulto

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NOTAS:

A manera de esquema se han analizado los órganos sexuales pélvicos internos y externos del macho y la hembra humana. Sin embrago, conocer los nombres y los lugares anatómicos en los que se encuentra cada una de las partes sexuales no basta para apropiarnos de una experiencia integradora del conocimiento de los órganos sexuales humanos. Una característica curiosa de los órganos sexuales humanos es el gran bagaje lingüístico con el que se pueden nombrar. Esta peculiaridad ha hecho de los órganos sexuales un fantasma con muchos nombres. Por una parte se nos educa para que nuestros órganos sexuales sean privados, es decir, que no los debemos mostrar a nadie. “Ninguna persona puede ver o tocar tus órganos sexuales” y muchas veces ni tú mismo, es el mensaje de los adultos a los menores; y por otra parte existe una gran cantidad de palabras con las que se pueden nombrar. Es decir no los puedes ver pero les puedes decir cómo se te pegue la gana. Ya en capítulos anteriores revisamos como operan los prejuicios y los mitos en la sexualidad. Pues los órganos sexuales no se escapan. En cada cultura y en cada época se han creado una gran cantidad de nombres que sobrepasan la imaginación para referirse al pene y a la vulva. Nombres que van de lo sagrado a lo animal y de lo chusco a lo vulgar. Palabras como verga o panocha pueden resultar tanto ofensivas como naturales para diferentes personas. Lo cierto es que las palabras con la que nombramos a nuestro pene o a nuestra vulva dependen en gran medida del tipo de relación que tengamos con nuestro propio cuerpo sexuado y estarán íntimamente relacionadas con respuestas emocionales asociadas a los contextos en los que se usen y a las personas con las que se compartan. Lo anterior puede o no favorecer o facilitar la apropiación saludable del cuerpo a través del uso del lenguaje y las emociones, a fin de desarrollar una autoimagen positiva. Es en este punto donde la anatomía sexual y la psicología se unen no solo para saber donde esta cada cosa, sino para saber donde esta, como se le puede nombrar y como se puede usar ese lenguaje para apropiarse del cuerpo y enriquecer la vida sexual y la autoimagen corporal.

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