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Caso Clínico


Enviado por   •  24 de Febrero de 2014  •  3.640 Palabras (15 Páginas)  •  280 Visitas

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Su Obra

Lorena Emperador Herrero - Matilde Cantonero Domínguez

Casos Clínicos

Casos como el de la Señora Ett (pág.78) el de las Señorítas For (pág.247), P. S. de la joven esquizofrénica (pág. 78), caso de Mary Llanes Tilden (Pág. 129-203), Mr. Lin, Miss. Mun (filmadas en película), Mrs. Oak (págs. 259-348), Mr Bebb (págs. 349-409), y el de la Señoríta Vib (Cap. V, págs 162-235) son unos de los muchos trabajos de C. Rogers. De todos ellos hemos elegido el de la Srta. Vib (pseudónimo monosílabo) que debido a que formaba parte de un programa de investigación fue grabado y transcrito enteramente, por lo tanto es único en su especie.

Se trata de una mujer de 30 años, americana, soltera, de origen socioeconómico modesto, diplomada, que después de haber trabajado como profesora en el "Junior College", obtuvo una beca para doctorarse en Ciencias Sociales. Pero empezó a sentir cambios de personalidad inquietantes que parecían de naturaleza psicótica; se sentía apática, incapaz de concentrarse o comprometerse en ninguna actividad de modo prolongado, llevando a cabo un completo aislamiento.

No asistía a clases y había abandonado el trabajo académico, incluso la lectura. Sólo le preocupaba una cosa: saber cuál sería el modo más cómodo para terminar consigo misma. Después de un tiempo decidió pedir ayuda.

Consta de nueve entrevistas, llevadas a cabo durante cinco semanas. Los efectos de la terapia fueron duraderos. Este caso es representativo de la terapia "no directiva" breve.

Entrevistas

C 9 ¡Hmmm!... No sé muy bien por dónde empezar... Bueno, me parece que acabo de echar a perder un año entero de mi vida..., o, más bien... no sé si se trata verdaderamente de este año o de algo que se estaba incubando desde hace mucho. Me preocupa si se trata de algo realmente grave o si se puede poner remedio...

T 10. Le es difícil estimar la gravedad de sus dificultades... y ver cuándo... ha empezado todo esto.

C 10. Sí. El hecho es... que yo no me porto, en absoluto, como gustes. Estos últimos meses he actuado, realmente, como si no fuera yo misma.

T 11. Se siente usted realmente diferente...

C 11. ¡Hmmm!... Sí. Por ejemplo, tengo la impresión de haber perdido todo sentido de dirección. No sé cómo decir. Hace un momento estaba pensando en ello. Y es, sobre todo, eso... me parece... Lo que he perdido, más que cualquier otra cosa.

T 12. ¡Hmmm! La impresión de no saber ya dónde va.

C 12. Eso es. Por ejemplo, me parecía que yo había venido aquí (a la Universidad) con ideas perfectamente claras respecto de lo que iba a hacer este año... y no he hecho absolutamente nada... y... por ejemplo (...)

T 14. Así, todo empezó a ir de mal en peor.

T 17. Ha llegado usted a un punto en que todo le parece, en cierto modo, insignificante.

T 20. Me doy cuenta. Todas las intenciones y ambiciones que tenía al llegar aquí (a la Universidad) se han como... evaporado.

T 21. No puede comprender cómo ha llegado a olvidar a sus amigos y a sus padres hasta ese punto.

T 22. Usted tenía mil razones para seguir en contacto con ellos (sus padres) de un modo u otro..., pero todo le resulta indiferente.

T 25. Incluso ha evitado usted a las personas cuya compañía le agrada.

T 26. Se ha arreglado para escapar de todo contacto, incluso con las personas que, en circunstancias normales, le interesan.

T 27. Las consecuencias que todo esto podría tener, la dejan in- diferente...

T 28. Se ha despegado verdaderamente de todo...

Estas respuestas - aunque muy breves y sobrias - dejan entrever, sin embargo, una cierta tendencia a desplazar la fuerza del relato: de la periferia al centro. Habiendo empezado por trazar el cuadro de las repercusiones de su estado sobre las diferentes cosas más o menos externas a ella - sus proyectos de estudio, las relaciones con sus padres y amigos, su actitud frente a acontecimientos interesantes - la cliente se dirige, cada vez más, hacia el efecto interior, el sentimiento que su conducta singular produce en ella. El vacío afectivo y la alienación se ponen de manifiesto en las siguientes palabras con las que termina la primera entrevista:

C 50. En fin, es como si yo no fuera ya en absoluto la misma persona. Y además hay otra cosa... que me parece bastante extraña... aunque... puedo equivocarme... y es que, desde el punto de vista afectivo, me pasa exactamente lo mismo... las cosas que, normalmente, deberían ilusionarme me dejan indiferente y de las que debería darme vergüenza..., no me preocupo.

La segunda entrevista empieza por una expresión positiva, bastante optimista:

C 60. Veamos... Me parece que, la última vez, me marché de aquí con el sentimiento de estar un poco aliviada. Es decir, que tuve la impresión de estar, al menos, en el buen camino. Por lo menos, había hablado. Y así empecé a comprender que... a propósito de... sobre todo... a propósito de las últimas vacaciones (de verano) cuando no fui a mi casa (casa de sus padres) y no hice otra cosa que encerrarme en mi habitación, para esconderme y huir de la gente. Todo eso me atormentaba porque me parecía completamente anormal. Y nuestra conversación me ha dado la idea de que - quizás era porque me daba vergüenza de..., ¿sabe?, yo había dicho a todo el mundo que iba a ir a mi casa... y que era, quizá, en cierto modo, para protegerme, para no tener que dar explicaciones... Al menos... eso me daba un motivo para ocultarme... Pero - ahora - no sé.

T 61. Es decir, que la cosa le parece menos anormal y más como... el resultado del malestar y de la vergüenza que sentía usted por haber hecho creer a todo el mundo que iba a su casa. Eso es lo que le parece.

C 61. Sí, así es... Sin embargo... no creo que, normalmente, yo actuaría así... y...

T 62. ¡Hmmm! Encuentra usted que... a pesar de todo... esa conducta es algo... muy diferente de su manera habitual...

T

...

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