Como Aprenden Los Niños

¿COMO PIENSAN LOS NIÑOS?

DE 6 A 7 AÑOS

Es la edad en la cual los niños comienzan a diferenciarse unos de otros, es decir, que algunos comprenden las cosas más rápidas que otros esto trae consigo que algunos de los niños comiencen a marcar la personalidad que tendrán a lo largo de su vida.

Algunas de las cosas que pasen se le olvidaran por la sobresaliente cantidad de actividades que realizarán a lo largo del día los niños que tengan mejor desempeño serán los que marquen su capacidad de liderazgo que tengan frente a un grupo esto marca su destino hacia la autonomía ya que algunas cosas las aran independiente de otros es decir que las aran por sí mismos y no por que los demás se lo pida.

En lo académico algunos de los niños sobresalen en algunas de las asignaturas como lo son español o matemáticas aunque es muy difícil que sobresalgan porque para ellos lo que aprenden es nuevo.

DE 7 A 8 AÑOS

Es la edad en la cual los niños ya deben de tener el conocimiento de las letras y en la cual practicaran con las primeras lecturas que al principio serán demasiadas difíciles de entender por la complejidad que tendrán algunas de ellas además de desarrollar la habilidad de escritura aunque hay que decir que será difícil para ellos darle el debido seguimiento que debe de tener.

En la asignatura de Matemáticas empezaran a practicar con operaciones sencillas que desarrollaran la habilidad matemática aunque hay que recordar que algunos se les faciliten más que a otros.

Además de que el profesor les debe dar a conocer la importancia y las situaciones en las cuales les será útiles lo aprendido día con día.

DE 8 A 9 AÑOS

En esta edad el niño tiene una ligera obtención de madurez ya que además de crear ideas más concretas y nuevas con mejor planteamiento esto trae consigo que razone mejor y que acepte algunas de las cosas que pasan como perder o ganar en algunas de las actividades.

Esta edad es en la que desean estar con los amigos jugando que en lugar de estar con sus padres ya que el estar en constante movimiento es la actividad que llevan a cabo.

Además ya cuenta con mayor interacción con sus compañeros y tienen la capacidad de poder organizar un juego entre ellos y poder llevarse mejor entre ellos e integrar a niños que no lo estaban.

DE 9 A 10 AÑOS

Cuando alcanzan esta etapa de sus vidas, se empiezan a notar las diferencias en el nivel de maduración siendo las niñas más maduras. Ya se fijan en la ropa que usan, empiezan a confiar en una amiga especial. En cambio los niños corren y se mueven todo el tiempo, se pelean con las niñas y prefieren jugar en grupo, donde su individualidad pasa desapercibida.

Ya a los 9 años se empieza a configurar su personalidad y se ven más claramente las cualidades de cada niño y las actitudes en las que se destaca.

Como padres tenemos que aceptar que ya, en parte, dejamos de ser la autoridad que escuchan y empiezan a escuchar su voz interna que los guiará en sus acciones. Por eso es tan importante el trabajo que vamos realizando a lo largo de la vida hasta alcanzar este punto.

Por otro lado empezaran a tener muchas inquietudes y se entusiasmaran con actividades, sobre todo las que involucren mucha energía física. Si los niños practican algún deporte podrán canalizar todo el sobrante de energía y lograran su autodominio más fácilmente.

Dentro del ámbito escolar es conveniente que luego de actividades físicas importantes puedan tener un recreo para calmarse y así poder emprender actividades intelectuales en las que sea necesario concentrarse.

DE 10 A 11 AÑOS

Los niños de 10 y 11 años atraviesan una etapa en la que cognitivamente, ya están entrando en la etapa llamada de las operaciones formales, por parte de Jean Piaget.. El niño comienza a realizar operaciones y conceptos de mayor complejidad.

A nivel emocional o afectivo, comienza la etapa genital del desarrollo psicosexual, con lo cual se ingresa a la adolescencia .El niño de diez u once años empieza a tomar conciencia de que está dejando de ser niño o más bien a percibir cambios físicos importantes. Es así que si bien su cerebro aún piensa como niño, su físico ya dejará de ser el de un niño para pasar a ser el de un adulto poco a poco. Esto puede variar según el niño, pero a partir de los 10 y 11 años hasta los 12 o 13, es que el cuerpo sufre varios cambios, que de alguna forma van a alterar al niño y lo pueden tornar algo torpe en sus movimientos.

Desde entonces un niño comienza a ser más responsable en la escuela empieza a tener comportamientos más adecuados, ser más respetuoso, responsable y generoso.

DE 11 A 12 AÑOS

En este período la sociabilidad es tal, que se la ha llamado la edad de la “gracia social” puesto que las relaciones del niño con los demás son máximas. Su conciencia ya es autónoma e interioriza más las normas del grupo que las provenientes del tutor o de los padres, dado que su afectividad entra paulatinamente en la emancipación del mundo familiar, en una consciencia de sí mismo y afirmación de su yo en el marco del grupo; muy acusado tiene el sentimiento de justicia.

Todo esto trae unas consecuencias en la conducta de los alumnos que es importante tener en cuenta para conseguir un nivel disciplinario.

1. Comienza, si no a rechazar, sí, a «olvidar» o no «atender» a los consejos de los padres y a cuestionar las normas de la escuela si no coinciden con las del grupo. De ahí que sea necesario antes de dar o imponer normas, procurar que tengan aspectos convergentes con las del grupo. Reflexiona, piensa antes de actuar, pero guiado por la aprobación o rechazo del grupo. Procuremos que acepte, redacte o elija las normas disciplinarias del grupo-clase.

2. Es capaz de autocrítica y puede comprender el razonamiento de los otros; así que practicaremos la revisión y crítica de las cosas que se hagan y de las actitudes que se toman, no de las personas.

3. La seguridad ya no la busca en la familia, ni en el educador; la encuentra en el grupo. Por tanto el profesor ha de tener en cuenta el grupo como un medio de preparación social y programar actividades juntamente con él, asignarle responsabilidades y estimularle a formular compromisos, sin dejar de valorar a cada uno de sus miembros como persona única.

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