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Construcción de la Subjetividad. Entre violencia y esperanza


Enviado por   •  17 de Octubre de 2019  •  Trabajos  •  1.404 Palabras (6 Páginas)  •  184 Visitas

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 LA CONSTRUCCION DE LA SUBJETIVIDAD. Entre violencia y esperanza.

  1.  ¿En qué consiste el contrato entre el niño (modelo) y la sociedad?

Todo sujeto cuando nace, mucho antes de tener conciencia, firma un contrato con el grupo social al que pertenece. Contrato en el que se compromete a cumplir con determinadas pautas para ser considerado parte del grupo y obtener el reconocimiento del mismo.

Uno se tendría que preguntar qué contrato se les hace firmar a los niños | hoy, cuál es la propuesta que les ofrecemos en relación a los valores, los ideales, qué es lo que les pedimos y qué les damos a cambio, qué es lo que se les exige, cuál es la representación que tenemos del niño como para que aparezca tanta diferencia entre los ideales educativos y la cantidad de fracasos escolares. Esto genera preguntas que hay que sostener.

  1.  ¿Por qué el rendimiento del sujeto en la escuela ha pasado a ser tan importante?

En primer lugar porque hay una exigencia desmedida en relación a qué debería hacer todo sujeto en los primeros años de su vida y qué se espera que vaya logrando antes de cada etapa de su desarrollo.

Frente a esto son muchas las situaciones en que los niños rompen con lo “esperable” según el ideal de niño.

El rendimiento del niño en la escuela ha pasado a ser clave. Se podría decir que el narcisismo de los padres y los maestros se sostiene, entre otras cosas, en el éxito de los hijos o alumnos. Así, el fracaso escolar de un niño es vivido como un terremoto que no deja nada en pie, en tanto es un golpe también para padres y maestros.

Y en ese camino no se pueden instaurar las transformaciones necesarias del narcisismo infantil, el pasaje del narcisismo primario al secundario (que tiene que ver con el acercamiento al ideal).

  1.  ¿Cómo explica la autora la violencia ejercida sobre el niño?

Es frecuente que el malestar de los adultos provoque en el niño efectos de diferente índole. Cuando los adultos están desbordados o deprimidos, suelen no tolerar las demandas de un niño o vivirlas como excesivas, y las registran como golpes. Esto los lleva a violentar al niño.

Pero, muchas veces, la violencia se reitera en el mismo momento en que tendría que desarmarse. La consulta a un profesional por una dificultad infantil, que suele ser un síntoma con el que “dice” su desesperación, termina en algunos casos siendo un espacio en el que el niño queda anudado a un decir sobre él que lo excluye como sujeto. Así, cuando se lo “diagnostica” y se les devuelve a los padres un “cartel” para colgarle al niño, cuando se hace esto sobre la base de pruebas estandarizadas en otros países, cuando se lo medica para calmar la angustia de los adultos, se está redoblando la violencia.

  1. ¿Por qué el fantasma de la exclusión rige todo en la actualidad?

Porque se considera que un niño que presenta dificultades en la escuela es un futuro marginal; que uno que no tiene amigos va a quedar aislado, y que aquel que tiene respuestas violentas es un futuro delincuente.

Esto lleva al auge del diagnóstico y medicación frente a un “déficit” de los niños para que los síntomas desaparezcan rápidamente y el niño no quede excluído de la sociedad.

La escuela es vivida como la puerta de entrada al mundo laboral, que a su vez alberga sólo a unos pocos. Así, por la primacía de los temores a la exclusión, el desempeño en la escuela de un niño desde el jardín de infantes se considera premonitorio de su desempeño futuro.

  1. ¿El fantasma de la exclusión que tipo de violencia promueve?

Si lo que se espera son “rendimientos”, “producciones”, que permitan incluir al niño en el mercado exitosamente, se los deja detenidos en una “falsa infancia”, siendo eternamente niños y en realidad nunca niños, en tanto ausencia de un contexto protector.

Al no ubicarlos en un proceso de crecimiento, se ejerce sobre ellos una violencia. Al esperar que puedan todo “ya”, se los pone en un lugar de adultos antes de tiempo.

Así, es frecuente que los padres digan cosas tales como: “Me da miedo decirle que no, porque se enoja mucho”. O: “Yo no puedo con él”. ¿Qué poder se le está otorgando a ese niño?

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