De un fracaso y una lesión nace una ilusión

De un fracaso y una lesión nace una ilusión  

Por: Juan Sebastián Cardona Guerrero

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Desde los 5 años su madre lo dejaba ir a jugar fútbol cuando salía de la escuela, jugaba en el equipo del barrio el Vallado en el distrito de agua blanca, entrenaba martes y jueves. Desde esa edad su mamá sintió que su hijo iba a ser un gran deportista.

“Desde los 5 años empecé a jugar fútbol en el equipo del barrio el Vallado en el distrito de agua blanca, entrenaba martes y jueves cuando salía de la escuela. Desde esa edad sentí que iba hacer un gran deportista.” Estas fueron las palabras de Alejandro Valencia, un deportista orgulloso, que lucho contra diferentes obstáculos en su vida. Contra la pobreza y lesiones que lo llevaron a cambiar su estilo de vida y transformar a las personas que lo rodean.

Dentro de las canchas de fútbol

El último año jugo en el equipo El Vallado participando para ese entonces en el torneo de Tutti Fruti; Alejandro para ese entonces tenía 12 años y aún vivía con su única familia. Doña Amparo su madre, que a la vez cumplió el rol de padre, madre, y héroe.

En dicho torneo con jocosidad recuerda que en ese torneo no gano ni un solo partido, fueron goleados el último partido por el Boca Juniors 15 a 1, ese día Alejandro marco el único gol del equipo. Desde ese día todo cambió para la vida de él, Y es que a tan temprana edad el Boca Juniors compro sus derechos deportivos y a los días ya entrenaba en unos de los equipos más grandes de Colombia en formación de jugadores profesionales.

Entrenaba todos los días de lunes a lunes, su rutina diaria era un poco pesada, salía de la casa al colegio a las 5:30 A.M terminaba de estudiar a las 1:00 P.M y luego tenía que estar en la sede la Candela para entrenar a las 3:00 P.M hasta las 6:30 P.M. Llegaba a mi casa muy cansado a las 8: 00P.M hacer las tareas y luego a dormir para madrugar y hacer la misma rutina.

Pero para él era algo que hacía con esmero, dedicación y disciplina ya que el sentía que, al estar en ese gran equipo, marcaba un gran inicio de su carrera.

En el Boca Juniors jugo 7 años, participo en muchos torneos, fue selección valle y convocado a la pre-selección Colombia sub 17 en el 2000. Además, tuvo un paso por el Santa Fe en el 2004 en la sub 21, Cortulua y Esmeraldas Petrolero en Ecuador.

El fin de una carrera en las canchas de fútbol

En el 2006 sufrió una lesión (puvalgia) que lo dejó por fuera de las canchas varios meses y cuando se recuperó no era el mismo, Su nivel bajo mucho y volvió el dolor. “Me deprimí mucho ese año, lloré porque mi sueño de ser un gran jugador de fútbol se apagaba, me sentí muy frustrado así que decidí buscar otro camino y olvidarme de algo que desde niño anhelaba ser.” Esas fueron las palabras de un soñador que no sabía lo que le guardaba la vida.

Un cambio de aire

Alejandro no se quedó quieto. Como sea quería sacar adelante a su mamá y también por demostrarse así mismo que no iba a ser un estorbo para nadie. Trabajo en una empresa industrial donde tenía 3 turnos al día. Trabajo 3 años en esta empresa, siempre saco el tiempo para hacer sus terapias respectivas y recuperarse de la puvalgia; gracias al fútbol aprendió el valor de la disciplina. Es algo que siempre él le va agradecer a ese lindo deporte.

No era feliz en ese trabajo, ya que no le quedaba tiempo para hacer deporte y se sentía muy cansado. Ya los turnos eran de 12 horas entonces decidió retirarse.

Se quedó sin trabajo y sin ahorros ya que decidió invertir en un negocio gastronómico que no funciono. Alejandro se encomendó a Dios y le pidió mucha sabiduría para que lo ayudara a tener una visión y poder salir adelante. Entonces se fue para Sanandresito del sur a vender sándwiches en un carrito Móvil y en las tardes empezó a entrenar en el Parque del Ingenio. A los 4 meses trabajando con el carrito ahorro con su madre y montaron un restaurante: Mr Corviche.

Ya con la ayuda de su madre tenía más tiempo para entrenar, iba al parque dos veces en el día, el amor por el deporte fue creciendo, así que Alejandro tomo la decisión de no seguir con el restaurante y hacer lo que realmente lo apasionaba; arriesgándola toda por el deporte.

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