Deontologia de la evaluación psicológico

[pic 1]UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANÍSTICAS Y SOCIALES

ESCUELA DE PSICOLOGIA GENERAL

EVALUACIÓN PSICOLOGICA I

DOCENTE;

CARMEN QUIROZ

NOMBRES:

BRAVO HIDALGO WENDY VIANNEY

PARALELO  “B”

ENSAYO

FECHA:

08 DE ENERO  DEL2020

PERIODO ACADEMICO

NOVIEMBRE 2020 - MARZO 2021

CONDICIÓN DEONTOLÓGICA DE LA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA

        Como un preámbulo al referirnos al término deontológica se está hablando de los deberes relativos dentro de una práctica determinada en nuestro caso en el proceso de evaluación psicológica, está integrado por enunciados normativos que se encuentran plasmados en los códigos de ética.

        Es así como la deontología se encuentra direccionada hacia el estudio de los deberes y obligaciones que deben cumplir los psicólogos, el cual incluye el tratamiento de ciertas problemáticas propias del campo deontológico, tales como, competitividad, capacidad, integridad, adiestramiento, obediencia por los derechos y dignidad de las personas, compromiso profesional y científica, ámbitos de responsabilidad.

        Es importante conocer que dentro de los principios deontológicos están centrados en los deberes y obligaciones de los psicólogos en diferentes ámbitos como: declaraciones públicas, divulgaciones, actividades de investigación, inspección, enseñanza, etc.

        Cabe recalcar que los códigos profesionales expresan una continuidad de principios éticos que acondicionan ideales o ambiciones simultáneas, es así como, los psicólogos, como valores que frecuentemente nos toca perseguir en  las actividades propias de  la profesión y  en el  trabajo  con las personas. Fundamentalmente los códigos de ética efectúan una simbolización los principios de cualidad un tanto distinta, sin embargo estas distinciones son más onomásticos.

        Desde mi perspectiva los principios deontológicos más relevantes son respeto a los derechos y mesura de las personas, aptitud, compromiso y honestidad. También debemos respeto a la persona, amparo de sus derechos humanos, sentido de compromiso, honestidad y franqueza para con  los  pacientes. De igual manera contienen un conjunto normativo o  deberes profesionales,  que  administran  la  profesión  del  psicólogo,  procediendo  a modo de “medidas de  un  estipulación rotundas”  entre el  la comunidad profesional de psicólogos y la colectividad en la que facilitan  sus  servicios.

        Generalmente dichas normas deben estar acorde con legislación de un país donde se aplican, a la que, en caso de refutación o duda, se doblegan.

Como primer punto la evaluación psicológica se debe tener en cuenta  que existe una relación en la que se trata de entender a la otra persona, es de esta manera que la persona evaluada es la única, dinámica y responsable de cada una de las decisiones que tome o tenga sobre su vida y su futuro

        Es importante que el evaluador utilice cada uno de sus conocimientos y distintas estrategias y herramientas para lograr aproximarse a la persona que se está evaluando ya que es la persona que más conoce de sí misma. Sin embargo el evaluador como personas esta susceptible de establecer la buena relación profesional y desarrollar su labor con fidelidad y garantías o puede ser todo lo contrario, es decir que sus labores vallan perdiendo credibilidad por motivos más variados: establecer en rol de experto que sabe lo que le conviene al cliente; debilidad en los procedimientos; creer que con una pequeña interacción verbal con la persona evaluada es suficiente para “estar al corriente de lo que  le pasa”  a esta;  dar recomendaciones de  manera apresurada, antes  de haber  proporcionado la oportunidad para haber ejecutado un oportuno análisis; emplear sus propias premeditación y sesgos, o abandonar que sus propias doctrinas y valores perturben a su trabajo; dejarse llevar por sus propias emociones sobre lo  que le  sucede a  la persona  valorada o  a  sí  mismo  (por  ejemplo:  mostrar  desconsuelo,  irritación, etc.), sin advertir de la beneficio de gestionar las mismas; ocuparse en condiciones que disminuyan su capacidad; tener anticipadamente, o instaurar, relaciones afectivas o de otro tipo con la persona evaluada, etc. Es así como estas y otras circunstancias  que logran situar al  profesional en una situación de  posible  desorden o riesgo de  una práctica profesional poco adecuada,  deben  ser, cuanto menos,  consideradas  con  seriedad.

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