Desarrollo Infantil
YAKOFER7 de Julio de 2013
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FACTORES QUE INFLUYEN EN LA INTELIGENCIA EMOCIONAL DE NIÑOS DE 6 AÑOS EN ETAPA ESCOLAR
RESUMEN
La inteligencia emocional, de la que tanto se ha hablado en los últimos tiempos, recoge todos aquellos contenidos pertenecientes al mundo de las emociones y de los sentimientos, distintos a los cognoscitivos, que permiten al ser humano desarrollarse como persona e integrarse satisfactoriamente en la sociedad en que vivimos. El éxito en la vida ya no depende exclusivamente de los conocimientos intelectuales.
El presente trabajo tuvo los siguientes puntos de referencia para su realización:
OBJETIVOS: Determinar la importancia de la inteligencia emocional en niños de 6 años en etapa escolar, indagar sobre la importancia de la familia en el desarrollo emocional, concluir la importancia de la inteligencia emocional en el contexto educativo.
METODOLOGIA: Para realizar esta investigación se utilizo como eje de la investigación la inteligencia emocional, se realizo rastreo bibliográfico de los principales autores psicológicos que han realizado estudios de la inteligencia emocional en niños durante su desarrollo escolar.
CONCLUSION: El bajo rendimiento académico de algunos niños, produce altos índices de deserción escolar y malos tratos en ambiente educativo causándole secuelas a futuro, los modelos educativos actuales se solo por el ámbito académico de los niños y no miran el estado psicológico y emocional de los niños, está demostrado que la inteligencia emocional le brinda a los niños estados de ánimo saludables y como resultado se verán niños con buen rendimiento escolar.
Palabras clave. Inteligencia emocional, niños, bajo rendimiento académico, emociones, habilidades afectivas.
. INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista de su etimología, investigar proviene del latín in (en) y vestigare (hallar, inquirir, indagar, seguir vestigios). El término investigación que, en general, significa indagar o buscar, cuando se aplica a las ciencias sociales, toma la connotación específica de crear conocimientos sobre la realidad, los cambios que experimenta el sistema en su totalidad o en esos componentes.
De esta manera se podría considerar a un investigador, como aquella persona que se dedica a alguna actividad de búsqueda, independiente a su metodología, propósito e importancia. El ser humano tiene una tendencia natural a buscar el sentido de las cosas. De esto se deduce que existen diversos tipos de investigaciones, desde las más elementales y cotidianas por las cuales se busca ampliar el horizonte de los objetos conocidos, hasta la investigación científica con características propias de eficacia superior.
La investigación social, como práctica científica que es, implica un camino largo y de mayor o menor dificultad según los problemas que se pretenden resolver. En todo caso, el punto de partida de tal camino comienza con la socialización del investigador en los primeros antecedentes de un determinado paradigma que luego se explicita en una o más teorías centrales, como también múltiples en un sistema metodológico de reglas y de técnicas de investigación que la persona que ha elegido el camino de la investigación debe conocer y saber en qué momentos aplicarlas.
La investigación social cuantitativa está directamente basada en el paradigma
Explicativo. Este paradigma utiliza preferentemente información cuantitativa o cuantificable para describir o tratar de explicar los fenómenos que estudia, en las formas que es posible hacerlo en el nivel de estructuración lógica en el cual se encuentran las ciencias sociales actuales.
En un mundo de competencias como en el que estamos viviendo hoy en día, es necesario que los seres humanos, desde niños, logren movilizar saberes, para lo cual es sumamente necesario construir conocimientos, habilidades, valores y actitudes.
Sin embargo en cuestión de actitudes no se ha dado la importancia que éstas requieren, ya que la mayoría de las escuelas y hasta las propias familias solo limitan su atención hacia lo académico, es decir, en que los niños obtengan conocimientos, pero no muestran preocupación en su forma de sentir ni en su estado emocional.
La inteligencia emocional está conformada por habilidades afectivas personales y sociales que ayudan a un individuo a conocerse a sí mismo y a relacionarse mejor con los demás. Si las personas desarrolláramos este tipo de inteligencia y la fomentáramos entre los niños, estaríamos formando seres más humanos e íntegros. El presente trabajo de investigación recapitula la metodología para conocer la Inteligencia emocional en niños de 6 años en etapa escolar.
La personalidad siempre se ha distinguido por su inteligencia racional. No es muy común en las escuelas darle importancia a las emociones de los niños, ya que tradicionalmente, se ha creído que los niños para mejorar su rendimiento académico deben tomar decisiones y desarrollar estrategias de aprendizaje con base en una inteligencia lógica. Sin embargo, las emociones son parte fundamental de lo que somos, de lo que hacemos y de nuestra relación con los demás. Un niño que no se encuentra bien emocionalmente, es muy probable que muestre actitudes negativas y depresivas; lo cual puede generar consecuencias lamentables en su salud emocional y psíquica.
Existen numerosos factores que pueden afectar la forma de ser de los niños, uno de ellos es el contexto en que habitan, ya que las situaciones y experiencias ahí vividas, forjan y moldean paulatinamente la personalidad del niño, debido a que éste aprende de lo que ve, de lo que vive. Los contextos sociales favorecen el que surjan las emociones, que en su contraste evolucionen los esquemas conceptuales y actitudinales y que se desarrolle la identidad del niño. También hace que la situación que se genera en cada momento sea irrepetible. Como ocurre con las relaciones sociales en cualquier otro ámbito de la existencia.
Según Goleman (1995), la inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos y el conocimiento para manejarlos. Este autor estima que la inteligencia emocional se organiza hasta llegar a abarcar cinco competencias principales:
Conocimiento de las propias emociones: el conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.
La capacidad de controlar las emociones: la conciencia de uno mismo es una habilidad básica que nos permite controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento.
La capacidad de motivarse uno mismo: el control de la vida emocional y su
Subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad. El autocontrol emocional, la capacidad de demorar la gratificación y sofocarla impulsividad constituye un imponderable que subyace a todo logro. Las personas que tienen esta habilidad suelen ser más productivas y eficaces.
El reconocimiento de las emociones ajenas: La empatía, otra capacidad que se asienta en la conciencia emocional de uno mismo, constituye la habilidad popular fundamental.
El control de las relaciones: el arte de las relaciones se basa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas.
Cuando se vive en un contexto en el que constantemente hay discusiones, agresiones de cualquier tipo, violencia en sí, es probable que los niños muestren principios de imitación, y ésta se manifiesta en la forma en que se relaciona con sus compañeros en la escuela. Otras actitudes notables en los niños son timidez, inseguridad, miedo; las cuales no permiten que los niños se relacionen y comuniquen de forma efectiva.
La vía que se propone para la atención al mundo emocional de la infancia es la construcción de escenarios de formación en la familia y la escuela en los cuales se desarrolle la inteligencia emocional, aquella capacidad que permite conocer los sentimientos propios y manejarlos adecuadamente para determinada situación de la vida diaria. La inteligencia emocional era un término desconocido para las ciencias sociales en especial para la disciplina psicológica. Este término se escucha por primera vez en una tesis doctoral redactada por Wayne León Paines (1985), en la universidad de artes alternativas liberales en los Estados Unidos de América la cual llevaba como título “La inteligencia emocional”.
Para Gardner (1995) se refiere al acceso a la propia vida sentimental, así como al desarrollo de los aspectos internos de una persona y a su capacidad de discriminar las diversas situaciones, para involucrarse o retirarse de las mismas; es decir debemos entender lo que estamos sintiendo y ser capaces de comunicar estos sentimientos en palabras y expresiones, pero sobre todo, entender los sentimientos y las emociones de las demás personas mostrando empatía. Esta inteligencia comprende el tipo Interpersonal y el tipo Intra personal.
A partir de los años ochenta se define la educación infantil como el nivel educativo en el que más se puede influir con una adecuada trayectoria en el desarrollo de las capacidades cognitivas, afectivas, emocionales y sociales del niño, pues tiene su sistema nervioso en formación, su psiquismo en construcción y su personalidad en elaboración Chiriboga y Franco, (2001).
Aunque muchos factores de la inteligencia emocional no puedan describirse con facilidad, el concepto del mismo emerge de todos modos
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