EL SUICIDIO DESDE UN ENFOQUE PSICOSOCIAL Y DE SALUD COMUNITARIA

Este tema se centrara específicamente en el enfoque psicosocial. ¿Qué ‘es? “El enfoque psicosocial es una aproximación teórica y empírica que vincula al individuo con la sociedad. La tendencia actual en la formación profesional busca disminuir la brecha de relación permanentemente criticada entre la academia y la vida social”. (Bravo-Ferretti, 2018)

Esta es una pregunta importante, porque implica una reflexión seria que implique lo conceptual, la praxis, lo epistémico y la concepción de lo humano.

Es decir, lo psicosocial parte de preguntar por la experiencia subjetiva de una persona inscrita en espacios más amplios de relación con otros, un sujeto en relación o en contexto.

El sujeto está en permanente construcción a partir de su relación con otros y su participación en ámbitos de interacción más amplios. El sujeto vincula en su totalidad los ámbitos de interacción más amplia (cultural, política, social) y los de ámbitos de interacción más pequeños (comunitario, grupal, familiar).

Es posible considerar lo psicosocial como un enfoque integrador y práctico sobre el encuentro sujeto-colectivo, lo cual le imprime un carácter holístico, sistémico y dinámico.

Aunado a todo lo anterior mencionado, el carácter infranqueable y la magnitud de la devastación de fenómenos como los catástrofes por causas naturales (refiere a un sujeto en relación con un medio ambiente que desencadena las fuerzas de la naturaleza) o la guerra y los conflictos armados (procesos que sostienen luchas violentas de poder en sus ámbitos) de interacción más amplios cuyos efectos convocan la atención humanitaria, ponen en evidencia y maximizan la vulnerabilidad de la dignidad humana llevándola hasta condiciones generadoras de carencia y daño. El daño psicosocial producido por la violencia tiene características que hacen que no sea homologable a cualquier otra forma de expresión de trastornos psiquiátricos o psicológicos.

El daño en la dimensión psicosocial, producto de la violencia sociopolítica, resulta con frecuencia menos tangible que los daños materiales.

Su desconocimiento hace que los procesos no sean sólidos y dejen por fuera un aspecto clave para el restablecimiento de las personas y las comunidades afectadas.

“Pensar el daño desde esta perspectiva invita a reflexionar como la guerra y los desastres por fenómenos naturales afectan a los individuos, sus familias y comunidades, y cómo las acciones humanitarias pueden afectar en especial, las transformaciones y daños que ocurren en el ámbito de las subjetividades”. (Villa Gómez, 2012)

Pensar el daño desde esta perspectiva nos invita a reflexionar por la manera en que la guerra y los desastres naturales afectan a los individuos, familias, comunidades. También hay que pensar en otro tipo de problemas tales como  la violencia política, las violencias de género, la violencia sexual, la violencia social y la violencia intrafamiliar, entre otras; los problemas de exclusión social y empobrecimiento, el pobre desarrollo humano y los bajos estándares de bienestar en nuestra población.

Así pues, cuando se hace la valoración, tiende a primar una mirada que pueda contar con un reconocimiento explícito de la “ciencia normal”, de la terminología psiquiátrica o psicopatológica, que permita medir, observar, cuantificar, determinar el daño, y esto se hace en términos de síntomas, trastornos, daño psíquico y demás usos nosológicos. Y, por otro lado, lo social, lo cultural, que se valora generalmente, de forma escindida desde otros parámetros de la ciencia social.

Mientras las víctimas quedaban en un segundo plano, con todos sus derechos vulnerados. Y por la apertura cada vez mayor a analizar problemáticas complejas: violencia intrafamiliar, violencias sociales, violencias de género, procesos de deserción escolar; temas como el suicidio y el abuso sexual entre otros que, definitivamente, no pueden ser analizados desde una perspectiva monolítica; pero donde lo psicosocial no aparece con claridad metodológica ni epistemológica.

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