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El Desarrollo Y La Educacion Del Niño Autista


Enviado por   •  25 de Mayo de 2014  •  2.942 Palabras (12 Páginas)  •  213 Visitas

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El desarrollo y la Educación del Niño Autista

Introducción:

Una de las experiencias más radicales y emotivas que puede tener un profesor es la educación de un niño autista. Esta relación educativa produce una conmoción bastante inarticulada y acompañada de sentimientos de perplejidad, estupor e incompetencia. Estos sentimientos que surgen en los profesores no son de ningún modo negativos, ya que ellos pueden constituir el primer paso que moviliza la necesidad de comprender a los autistas y ayudarles a través de la educación.

Definición de autismo:

El Dr. Leo Kanner, psiquiatra austriaco, realizo un extenso informe sobre el autismo, publicado en 1943, denominado “Alteraciones autistas del contacto afectivo”. El Kanner describía con precisión los casos de once niños que presentaban un cuadro de trastorno de del desarrollo caracterizado por: 1. La incapacidad para establecer relaciones con las personas, 2. Un amplio conjunto de retrasos en la adquisición y uso del lenguaje y 3. Una insistencia obsesiva en mantener el ambiente sin cambios, acompañada de la tendencia a repetir una gama limitada de actividades ritualizadas. En el destacaba que los síntomas de trastorno de contacto afectivo comenzaban desde el nacimiento y sugería que los niños autistas podían tener un buen potencial cognitivo. Este artículo fue decisivo para definir el autismo como un síndrome independiente. Desde la antigüedad se conocen casos de niños o adultos con comportamientos extraños que pueden relacionarse con el autismo. Kanner tomo el termino autismo de la psiquiatría adulta, este término fue un empleado por un psiquiatra, Beutler, para definir la tendencia de ciertos pacientes esquizofrénicos a centrar en si mismo todo su mundo imaginativo, encerrándose en imágenes autorreferenciadas. Esto estimulo una tendencia peligrosa a creer que en los niños autistas también existe un rico mundo imaginativo, autorreferido y en el que se encierran.

En los años setentas nuevas investigaciones demostraron que el autismo se caracteriza por deficiencias importantes en el desarrollo del mundo simbólico e imaginativo y que, en un 70% de los casos, se acompaña de deficiencia mental. Esto pondría en duda la idea de Kanner del buen potencial cognitivo. Se comenzó a entender al autismo como un trastorno profundo de desarrollo, mas que como una psicosis emparentada con la esquizofrenia del adulto.

En el DSM III, se incluye al autismo dentro de los trastornos profundos de desarrollo. Y los tres grandes grupos de alteraciones que caracterizan el autismo en el DSM III son las mismas establecidas por Kanner, pero esta nueva definición admite que el cuadro puede producirse después de un desarrollo normal en los 30 primeros meses. También considera que el trastorno es crónico y extraordinariamente incapacitante.

El Autismo como dimensión:

De un importante estudio realizado por Lorna Wing y Judith Goudl ( 1979) surge un interesante enfoque que considera al autismo como un continuo, como una dimensión de características autistas, que puede presentarse en muchas personas además de las que tienen el síndrome de Kanner. Definen en el una triada de alteraciones ( sociales, comunicativas, de la acción) que no solo es característica del autismo como categoría, sino también de la dimensión autista como un continuo.

Wing en 1988 definió claramente ese continuo en cada una de las alteraciones que le constituyen: 1. Social, 2. Comunicativa, 3. Imaginación, 4. Patrones rígidos y repetitivos de actividad.

El desarrollo del niño autista:

Los síntomas autistas no se manifiestan por igual ni tienen la misma significación en distintas fases de la vida de las personas autistas, pero hay ciertas pautas generales de evolución del cuatro.

Las primeras manifestaciones del autismo comienzan siempre antes de los tres años y en cuatro de cada cinco casos desde el nacimiento, suelen ser poco claras en el primer año. Lo primero que se observa con frecuencia es que el niño es muy pasivo, permanece ajeno al medio y se muestra poco sensible a las personas y objetos que le rodean. Se caracteriza también por la falta de respuesta de orientación a ciertos sonidos, no se adquieren las pautas de anticipación características del segundo semestre del primer año, ni las formas de reconocimiento social y apego habituales en los bebes normales y las acciones del niño se hacen cada vez más limitadas e inflexibles. Carecen de la creativa flexibilidad en la exploración de objetos que suele caracterizar la conducta del niño normal desde el último trimestre del primer año de vida. Las conductas de comunicación intencional que suelen de desarrollarse en forma de llamadas, peticiones y pautas declarativas desde los 11 a los 12 meses, están muy alteradas o ausentes.

Algunas funciones importantes en el desarrollo como las pautas de juego, imitación y empleo de gestos y vocalización comunicativos, no llegan a adquirirse o se pierden progresivamente. Estos síntomas suelen estar acompañado de otras anomalías: problemas persistentes de alimentación, falta de sueño, excitabilidad inexplicable y difícil de controla, miedo anormal a personas y lugares extraños, conducta de pánico sin causa aparente, tendencia progresiva a evitar o ignorar a otras personas.

Algunos niños autistas tienen un desarrollo normal en gran parte de la primera infancia, llegando incluso a la adquisición de un lenguaje funcional, que luego se pierde o perturba gravemente al desarrollarse el cuadro de autismo. En otros casos la fase correspondiente a la adquisición del lenguaje constituye un hito en el trastorno.

La edad de desarrollo del lenguaje en el niño normal se corresponde con la etapa más alterada del autista: este se encierra cada vez más en sus estereotipias y rituales, se muestra progresivamente más aislado e incomunicado. En muchos casos no desarrolla ningún lenguaje. En otros casos llega a decir algunas palabras repetitivas y carentes de sentidos. En algunos casas el habla se encuentra alterado a tal punto que suele ser ecolalica y escasamente funcional, sin constituir un instrumento comunicativo. El niño no suele interesarse por el lenguaje de los demás y presenta problemas serios de comprensión.

Los niños autistas entre los dos y cinco/ seis años se encuentran ajeno a los estímulos externos, encerrado en acciones rituales sin sentido, indiferente a las personas. Cuando se siente frustrado o excitado pueden autoagredirse golpeándose contra muebles o el suelo, con las manos o los puños. Pueden permanecer balanceándose durante horas. El niño parece estar solo aunque s encuentre con otras personas.

Por lo general la escolarización, las sesiones individuales de tratamiento y la ayuda psicológica contribuyen

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