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El Psicoanalisis


Enviado por   •  15 de Mayo de 2015  •  5.809 Palabras (24 Páginas)  •  161 Visitas

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Sigmund Freud

El psicoanálisis

El inconsciente:

Lo inconsciente nos pareció al principio tan solo un enigmático carácter de un determinado proceso psíquico. A hora significa ya algo más para nosotros, pues constituye un signo de que tal concepto participa de la naturaleza de una determinada categoría psíquica que nos es conocida por otros rasgos característicos de mayor importancia, y de que pertenece a un sistema de actividad psíquica digno de toda nuestra atención.

El valor de lo inconsciente como elemento indicador sobre pasa extraordinariamente su importancia como cualidad. Al sistema que nos muestras caracterizado por el hecho de ser inconsciente todo y cada uno de los procesos que los constituyen, lo designamos con el nombre de “lo inconsciente” a falta de otro termino mejor o menos equivoco. Como fórmula de este sistema emplearemos la abreviatura INC.

El psicoanálisis nos ha revelado que la esencia del proceso de la represión no consiste en suprimir y destruir idea que representa a la pulsión, sino impedirle hacerse consciente. Decimos entonces que dicha idea es inconsciente y tenemos prueba de que, aun siéndolo, puede producir determinados efectos, incluyendo algunos que acaban de llegar a la conciencia.

Todo lo deprimido tiene que permanecer inconsciente., pero queremos dejar sentados desde un principio que no forma por si solos todo el contenido de lo inconsciente. Lo reprimido es, por tanto, una parte de lo inconsciente.

¿Cómo llegar al conocimiento del inconsciente? Solo lo conocemos como inconsciente., esto es, después que ha experimentado un trasmutación o traducción a lo consciente. La labor psicoanalítica nos muestra cotidianamente la posibilidad de tal traducción.

Para llevarla a cabo es necesario que el analizado venza determinada resistencia, la misma que, a su tiempo, reprimieron el material de que se trata, rechazándolo de lo inconsciente.

Llamaremos pues consciente a la representación que se halla presente en nuestra conciencia y es objeto de nuestra autopercepción. En cambio denominaremos inconsciente a aquellas representaciones latentes de las que tenemos algún fundamento para sospechar que se hallan contenidas en la vida anímica, como sucedía en la memoria.

Una representación inconsciente será entonces una representación que no percibimos, pero cuya existencia estamos, sin embargo, pronto a afirmar, basándonos en indicios y pruebas de otro orden.

De esta manera el conocido experimento de la asociación posthipnotica nos demuestra la extraordinaria importancia de la distinción entre consiente e inconsciente y aparece aumentar su valor.

Este experimento, tal y como lo realizaba berheim, consiste es sumir a una persona en estado hipnótico, y hallándose así bajo la influencia del médico, ordenarle la ejecución de cierto acto en determinado momento ulterior por ejemplo media hora después, despertándola luego de trasmitirle la orden.

Al despertar, aparece el sujeto haber vuelto totalmente a la conciencia y a su sentido habitual, sin que conserve recuerdo alguno del estado hipnótico, no obstante lo cual, en el momento fijado surge en el impulso a ejecutar el acto prescrito, que es realizado con plena conciencia, aunque sin saber por qué.

Para describir este fenómeno habremos de decir que el propósito existe en forma latente o inconsciente en el ánimo del sujeto hasta el instante prefijado, llegado el cual pasa hacerse consciente.

Pero aun nos ofrece estos experimentos otras enseñanzas., nos lleva de una concepción puramente descriptiva del fenómeno, a una concepción dinámica. La idea acto prescrito durante la hipnosis no se limita a devenir en un momento dado objeto de la conciencia, sino que se hace eficaz, circunstancia esta la más singular de los hechos.

Pasa a convertirse en acto en cuanto la conciencia advierte su presencia. Dado que el impulso a la acción es la orden del médico, no podemos por menos de suponer que también la idea de esta prescripción ha llegado a hacerse eficaz.

Estructura de la personalidad:

En la década de los veinte se hallaba dedicado a integrar en su teoría dos nuevas ideas obtenidas de sus análisis. El yo, que hasta el momento concedía enteramente con el sistema consiente, resultaba tener distintas partes inconsciente., por otra parte, el sistema inconsciente parecía tener más que lo reprimido que Freud le había asignado.

Ambas observaciones contradecían la división de la vida psíquica previamente adoptada, en sistemas separados especialmente inconsciente, preconsciente, consciente, con fronteras nítidas entre uno y otro. No obstante, esta clasificación no hacia justicia a los nuevos hechos observados, y debía reemplazarse por otra.

En su nueva formulación presentada en detalle por primera vez en El yo y el ello (1923), Freud restringió el concepto de inconsciente una cualidad de los procesos psíquicos, esto es, a una características de la actividad mental que puede hallarse en cualquier parte del aparato psíquico.

El propio aparato psíquico se concebía ahora como una estructura compuesta de varias instancias. En suma, el anterior modelo topográfico de la vida psíquica fue suplantado por el modelo estructural.

Los oponentes de Freud le reprocharon con frecuencia el haber procedido de un modo no científico, por cuanto daba nombres propios a estas instancias recientemente postuladas (yo, ello y súper yo) comparaban despectivamente esta caracterización terminológica con una descripción de figuras mitológicas.

Sin embargo, fue esta precisamente esta personificación de las construcciones teóricas lo que puso de relieve, tanto para el analista como para el lector profano, las contradicciones de su propia persona, haciéndola quizás más visibles por primera vez.

El hecho de que ningún ser humano constituye una unidad, que las disarmonías internas son inevitables, solo se vuelve inteligible cuando podemos discernir con claridad sus distintos orígenes, sus distintos contenidos, los distintos mecanismo y fines de cada instancias por separado.

Freud se dedicó a esta labor de clasificación en el yo y ello, resumiendo más tarde sus resultados en la conferencia sobre l dirección de la personalidad psíquica (1993).

Instancias fundamentales: (El yo, Ello y superyó)

El yo: Para Freud este yo integra la conciencia, la cual domina el acceso a la motilidad, esto es, la descarga

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