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El caso “Dora” un caso de neurosis histérica


Enviado por   •  31 de Octubre de 2017  •  Informes  •  3.075 Palabras (13 Páginas)  •  1.022 Visitas

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Caso «Dora» 1901 [1905]

Introducción

El caso “Dora” un caso de neurosis histérica, fue el primer historial clínico que Freud publicó a pesar de saber que esto le traería muchas críticas por faltar a la confidencialidad y al secreto profesional, sin embargo, Freud no hizo la publicación hasta cuatro años después de haber terminado el tratamiento (1905) recalcando que éste no llego a su fin pues fue interrumpido por voluntad propia de la paciente (1900).

La brevedad del tratamiento (tres meses) siendo fácil de recordar, y los dos sueños relatados por la paciente que fueron sin duda parte importante para la cura de Dora, fue lo que llevó a Freud a realizar el historial del caso para demostrar la utilidad de la interpretación de los sueños y lo indispensable que es para la comprensión de los procesos psíquicos de la histeria y las demás psiconeurosis.

Si bien es cierto el caso “Dora” se convirtió en el modelo de la estructura neurótica histérica ya que este contribuyó en la historia del movimiento psicoanalítico, sin embargo, debemos recordar que Freud también hace sus afirmaciones basándose en muchos casos más.

En el presente historial clínico del caso Dora se pretende reconocer las características propias de la histeria, aprender sobre la importancia de los sueños para acceder a traumas inconscientes y así mismo comprender que tan importante es la transferencia analítica.

Formulación del problema

Sujeto de dieciochos años de edad llamada “Dora” va a la consulta de Freud sugerida por su padre debido a que presenta tos nerviosa, afonía, disnea, jaquecas, depresión de ánimo y por insinuar quitarse la vida a través de una carta causando la preocupación de sus padres. Dora y su padre eran muy apegados, según ella, lo cual provocó celos en Dora cuando éste se involucra emocionalmente con la señora K. La problemática de este asunto, nos lleva a cuestionar dos cosas ¿Qué desea Dora? Está Dora en la posición de una hija celosa que demanda afecto, usando la enfermedad como síntoma y como medio para llamar la atención de su padre en base a sus deseos o es simplemente una máscara que cubre su verdadero temor, y que Lacan insinúa: “¿Quién desea en Dora?”

Historia personal

El círculo familiar de la paciente comprendía a su padre quien era un próspero industrial que había sido tratado por Freud de sus dolencias sifilíticas, la madre de Dora a quien Freud diagnostica la "psicosis del ama de casa" que consiste en la obsesión neurótica por la limpieza, y un único hermano, año y medio mayor que ella.

El padre de Dora sufre de una tuberculosis cuando ella tiene 6 años, por lo cual la familia se traslada a B., donde conocen a los K, aparentemente se trataba de una relación convencional entre familias burguesas: La señora K. había cuidado al padre de Dora durante su enfermedad ya que la madre de Dora no se ocupaba de él, por lo cual estaba muy agradecido, Dora cuidaba con cariño de los dos hijos del matrimonio K y el señor K. sentía un afecto muy grande por Dora.

A la edad de 8 años Dora mostró síntomas nerviosos, por esta época enfermó de disnea permanente con accesos periódicos a veces muy intensos, el médico de la familia diagnosticó una afección puramente nerviosa. Al cumplir los 10 años, el padre sufrió un desprendimiento de la retina. Pero 2 años después tuvo un acceso de confusión mental, al que se agregaron síntomas de parálisis y ligeros trastornos psíquicos, por lo cual fue atendido por Freud, en este intervalo una hermana del padre, que padecía una grave psiconeurosis, murió después de una vida atormentada por un matrimonio desgraciado, consumida por los fenómenos no del todo explicables, de un rápido marasmo. Otro de sus hermanos, era un solterón hipocondríaco.

Al llegar a los doce años Dora comenzó a padecer frecuentes jaquecas y ataques de tos nerviosa, la jaqueca fue haciéndose cada vez menos frecuente hasta desaparecer por completo al cumplir los dieciséis años, en cambio, los ataques de tos nerviosa, siguieron atormentándola.

Cuando Dora tenía 14 años vivió una escena en la tienda con el señor K. este la había convencido para que asista con su mujer por la tarde a su comercio, para presenciar una fiesta religiosa. Pero luego hizo que su mujer se quedara en casa, y esperó solo en la tienda la llegada de Dora, le indicó que le esperara junto a la escalera que conducía al piso superior, mientras él cerraba la puerta exterior y bajaba los cierres metálicos. Pero luego, en lugar de subir con ella la escalera, se detuvo al llegar a su lado, la estrechó entre sus brazos y le dio un beso en la boca. Pero Dora sintió en aquel momento una violenta repugnancia; se desprendió de los brazos de K. y salió corriendo a la calle por la puerta interior. Este incidente no originó, sin embargo, una ruptura de sus relaciones de amistad con K. Dora aseguraba haberlo mantenido en secreto hasta su relato en la cura. De todos modos, evitó durante algún tiempo permanecer a solas con K.

Freud vio por primera vez a Dora a principios del verano en que cumplía sus 16 años, presentaba tos y ronquera, esta acabó por desaparecer espontáneamente.  Después de un tiempo, enfermó de pronto de apendicitis. En el otoño siguiente, la familia abandonó definitiva la ciudad de B, trasladándose primero al lugar donde aquél tenía su fábrica y apenas un año después a Viena.

Al iniciar el tratamiento acababa de cumplir los 18 años, había orientado siempre sus simpatías hacia la familia de su padre, y desde que había enfermado, veía su modelo y el ejemplo de su destino en aquella tía suya antes mencionada.  Su madre, era una mujer poco ilustrada y poco inteligente, y al enfermar su marido, había concentrado todos sus intereses en el gobierno del hogar, ofreciendo una imagen completa de aquello que Freud llamó «psicosis del ama de casa».

Dora, había llegado a ser, entretanto, una adolescente inteligente y atractiva, pero su malestar consistía ahora en una constante depresión de ánimo y una alteración del carácter. No estaba satisfecha de sí misma ni de los suyos; trataba secamente a su padre y no se entendía ya ni poco ni mucho con su madre. Evitaba el trato social, alegando fatiga constante. Un día sus padres se quedaron aterrados al encontrar encima de su escritorio una carta en la que Dora se despedía de ellos para siempre, alegando que no podía soportar la vida por más tiempo. Después de esto a pesar de la resistencia de Dora se empezó el tratamiento.

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