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Ensayo Las Emociones


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2012  •  2.579 Palabras (11 Páginas)  •  545 Visitas

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Como es sabido, Watson distinguía en la personalidad tres categorías de hábitos: manuales, verbales y emocionales. Los primeros implicaban la musculatura estriada e incluían la organización de hábitos corpóreos explícitos o motores, que intervienen en las respuestas de movimientos (coger y manipular objetos, caminar, etc.), mientras que los verbales, o laríngeos, eran los hábitos propios del lenguaje y pensamiento. Centraremos nuestras consideraciones en los hábitos emocionales. La concepción de Watson acerca, de los dos primeros, cambiante por cierto a lo largo del tiempo (cfr. Gondra, 1980, 1989), salvo en lo que atañe a su nexo con la organización motivacional y emocional, queda fuera de los límites de este trabajo.

La aportación más genuina de Watson a la psicología de las emociones es quizá su insistencia en una de las dimensiones o niveles posibles de análisis. Al igual que la teoría de James-Lange, sugería que la conducta precede a la emoción, pero frente a la idea de William James de que la experiencia de los cambios corporales es la emoción, Watson piensa que las emociones son simplemente reacciones corporales a estímulos específicos en las que la experiencia consciente no es en modo alguno un componente esencial. Identifica así las emociones con las "respuestas o hábitos viscerales", esto es, aquéllos en los que participan el estómago, los intestinos, la respiración, la circulación. Esta afirmación, sin embargo, hay que matizarla, pues -como veremos- incluyó también dentro de las emociones otros movimientos corpóreos externos (llanto, agitación, etc.). Lo que Watson persigue, en cualquier caso, es construir la psicología como una ciencia natural que adopta la conducta como único objeto posible. Supuesto esto, consideraba los estados emocionales concomitantes de los estados motivacionales, pues una situación que motivaba una determinada conducta manifiesta producía también cambios viscerales determinados. Dicho de otro modo, las emociones constituían el producto de conductas implícitas preparatorias de ciertos cursos de acción y, por tanto, eran indisociables de la motivación. En cuanto a los métodos psicológicos apropiados a su finalidad, si bien habló de varios otros (Watson, 1919b, pp. 24-47; 1930, pp. 37-59), en la práctica solamente se sirvió de dos de ellos: el reflejo condicionado, del que se vale en el análisis del condicionamiento motor y emocional, y el método genético, que aplica al estudio del desarrollo de las emociones en el niño.

Según nuestro autor hay tres emociones básicas, el miedo, la ira y el amor, cada una de ellas elicitada de modo innato por una clase específica de estímulos. Tal concepto, que formula ya a partir de 1919, constituye un ejemplar paradigmático de las aproximaciones que preconizan que las diferentes emociones son elicitadas por estímulos o grupos de estímulos específicos. Todas las demás emociones las considera una amalgama de las tres reacciones básicas o un producto del aprendizaje. Estímulos muy diferentes, en principio neutros, se convierten en estímulos emocionales a través del condicionamiento, mediante su emparejamiento con un estímulo incondicional.

Para demostrar lo anterior, Watson llevó a cabo el estudio experimental con el pequeño Alberto, pretendiendo ver en los resultados obtenidos una confirmación de sus ideas. Lo que pretende en el fondo, como conductista, es poner cualquier manifestación periférica de las emociones en relación con estímulos específicos. Un aspecto que llama la atención, presente ya en sus primeros trabajos, es el concepto tan restrictivo que tiene de las emociones como elementos que perturban de manera importante la conducta del organismo.

A juicio de Watson, el retraso en el estudio y en la aplicación y control de la vida emocional se deben en una parte no desdeñable a los prejuicios de los teóricos, por lo cual emprende la crítica de las formulaciones de McDougall y, sobre todo, de William James, cuya teoría educa a casi toda su generación e influye en los más destacados psicólogos norteamericanos.

Recordemos que para James, la emoción no desempeña, como para Darwin, una función biológica ni social, ni es suscitada por un excitante determinado, es sólo la conciencia de procesos periféricos desencadenados por una representación:

"Mi teoría sostiene -decía- que los cambios corporales siguen inmediatamente a la percepción del hecho excitante, y que el sentimiento que tenemos de estos cambios a medida que ocurren, es la emoción" (James, 1892; ed. castellana de 1963, p. 344).

Distinguía por otro lado James entre las que llama "emociones groseras" (dolor, miedo, ira, amor) y las, "emociones delicadas", y agrupaba éstas bajo el rótulo de sentimientos morales, intelectuales y estéticos, cifrando su objetivo según sus propias palabras, en encontrar "la gallina de los huevos de oro", esto es, una fórmula general para todas las emociones particulares posibles, "porque entonces -añadía la descripción de cada huevo sería asunto secundario" (James, op. cit., p. 344). En palabras de Watson:

"Evidentemente ni a James ni a ninguno de sus continuadores jamás se les ocurrió pensar, y mucho menos experimentar, sobre la génesis de las formas emocionales de la respuesta. Para él se trataba de genuinas herencias de nuestros primitivos antecesores. Mediante esta formulación vacía, verbal, James despojó a la psicología de su campo acaso más hermoso e interesante. Impuso al estudio de las emociones una condición de la cual resulta harto difícil librarse, porque su fórmula fue asimilada por todos los más destacados psicólogos norteamericanos, quienes seguirán enseñándola durante un número de años demasiado grande como para pensarlo sin perder la serenidad" (Watson, 1930, p. 142).

Tampoco convencen a Watson las ideas de McDougall, que lleva a cabo una clasificación de las emociones basada en el criterio de que cada uno de los instintos principales tiene una emoción concomitante (p. e., el instinto de huida la emoción de miedo; el instinto de curiosidad la emoción de asombro, etc.). Esta clasificación y otras que dieron lugar a numerosas listas de emociones, carecen para él de todo valor "por cuanto al confeccionárselas no se procedió con método objetivo" (op. cit., p. 142).

Frente a las interpretaciones introspectivas, el planteamiento conductista persigue la utilización de una metodología objetiva que permita establecer, dada una respuesta emocional, que estímulos la han producido y a qué tipo de adaptación conduce. Se halla interesado, más concretamente, en la modificación vida emocional, mediante las técnicas de condicionamiento, descondicionamiento y reacondicionamiento. En la opinión de Watson:

"Conforme

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