Filosofía De Ponty
kriistal05328 de Mayo de 2015
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Introducción a la lilosolía
de Maurice Merleau-Ponty
ISIDORO REGUERA
« Sólo el motivo central de una filosofía, una vez comprendido,
confiere a los textos del filósofo el valor de signos adecuados»’. He
abS la preocupación de donde nace este artículo, como fruto de una
relectura de la obra de Merleau-Ponty en busca de algo que entregara
al hombre y su pensamiento> siempre inseparables, pero con mayor
motivo en persona]es de la catadura moral del que hoy estudiamos.
Esta reflexión puede hacerse además, en este caso, en el ambiente
de reposo filosófico que procura la serena libertad concedida
a sus lectores por un pensador como Merleau-Ponty, que sabe que
la historia de un filósofo la hace su público. Escribe él, con sus
bellas maneras: «Hay tal vez una frase> escrita un día en el silencio
del XVIe arrondissement, en el piadoso silencio de Aix, en el silencio
académico de Friburgo o en medio del estrépito de la Rue de Rennes,
o en Nápoles o en el Vésinet, que los primeros lectores han quemado
como una estación inútil, y en la cual se detendrán los de mañana:
un nuevo Bergson, un nuevo Blondel, un nuevo Husserl, un
nuevo Alain, un nuevo Croce, que nosotros no podemos imaginar» 2,
En el contexto de este trabajo, su autor forma parte del respetuoso
público de un sabio así de respetuoso, que en el silencio o la bulla
de cualquiera de esos paisajes relee sus libros y piensa en él con esa
pizca de sentimentalismo también que da el agradecimiento intelectual
por los buenos ratos pasados y las buenas cosas aprendidas en
la soledad fantasmalmente compartida que es cualquier gabinete de
un estudioso. Y hay algo aún, aunque nada más fuera, que nos per-
MERLEAU-PONTY, M.: Fenomenología de la percepción, Fondo de Cultura
Económica, México, 1937, p. 196. En adelante este libro se citará como F.P.
2 MsRL~u-PoNn, M.: Signos, Seiz Barral, Barcelona, 1964, p. 188.
Anales del Seminario de Mis?. de la Filosofja, vol. HL Ed. Univ. Comp>. Madrid, 1982-83.
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mite suponer que no hemos tergiversado su filosofía al decidimos
entenderla desde cl ángulo que lo hacernos: para Merleau-Ponty «no
hay problemas dominantes y problemas subordinados: todos los problemas
son concéntricos’> ~.
Veremos a continuación cómo su filosofía se define siempre por
la totalidad, la plenitud, persiguiendo, por consiguiente, en cada momento
una síntesis desde el mundo, desde el sujeto o desde ambos,
a través de un método dialéctico existencial-descriptivo-reflexivo4, y
cómo esta filosofía permanece inevitablemente en la anibiguedad
y en el connaturalismo que supone la inherencia en las cosas.
1
Leyendo a Merleau-Ponty, rápida y fácilmente se apercibe uno
de que ese motivo central que inquietantemente funda su filosofía
es la búsqueda de la síntesis en un universo que el objetivismo científico
y filosófico, mecanicista y espiritualista.., han separado por
cortedad de miras. Su pregunta filosófica se dirige a «la totalidad de
lo que es para nosotros» % su filosofía se mantiene «en la encrucijada
de las avenidas» 6 y es, como la pintura de Cézanne, filosofía de
la plenitud y de la presencia del objeto ~. La filosofía ha de dar cuenta
de situaciones totales, de una sola situación total, en realidad, que
se manifiesta en el ser-en-el mundo: «totalidad que está ahí antes
de que se sepa cómo y por qué, cuyas realizaciones nunca son lo que
podíamos imaginar que fueran, y, sin embargo, coima en nosotros
una espera secreta, puesto que creemos en ella incansablemente»’.
Así que ya desde el principio «considerémonos instalados en medio
de la muchedumbre de cosas, seres vivos, símbolos, instrumentos y
hombres, y tratemos de formar nociones que nos permitan entender
9
lo que nos ocurre» - Es lógico que en esta situación todos los problemas se reduzcan
fundamentalmente al de la percepción W, entendida ésta inetodológi-
3 F.P., p. 449.
4 El análisis pormenorizado del método tácito que emplea Merleau-Ponty en
sus obras y que parece caracterizar la índole de su típica estructura mental,
supera los márgenes de este trabajo y habrá de ser, no obstante, por su iniportancia,
objeto de otro próximo estudio nuestro.
5 MERLEAU-PONTY, M: Lo visible y lo invisible, Seix Barral, Barcelona, 1970,
p. 198. En adelante V.I.
6 Id, p. 199.
MERLEAU-PONTV, M.: Sens et Non-Sens, Nagel, ParIs, 1948, p. 28. En adelante
S.N.S.
8 VI., p. 71. Cf. íd., PP. 71, 87, etc.
V.L, pp. 199-200.
lO Cf. MERLEAU-PONTY, M: La Structure du Comportement, Presses Univ.
Fran
9, 6. ed., Paris, 1967, p. 240. En adelante &C.
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camente como una síntesis de estructuras y significaciones, puesto
que este instrumento posibilita nuestro acceso a la muchedumbre del
entorno y no nos aleja en absoluto del fin primordial sintético de la
filosofía, antes al contrario, «nos muestra el milagro de una totalidad
que supera lo que creíamos que eran sus condiciones o sus partes»”.
Es, por lo mismo, lógico, también, que el único tema legítimo de la
reflexión filosófica sea para Merleau-Ponty «la relación del sujeto
epistemológico y de su objeto» 12: «La filosofía se mantiene en el
punto en que se efectúa el paso del yo al mundo y a los demás» ~
Al definirnos la extensión de la relación epistemológica nos ofrece
un índice de contenido que debería ser el de cualquier exposición de
su filosofía: la interrogación filosófica «qué sé yo» «es no sólo ‘qué
es saber’ y ‘quién soy yo’, sino, en último término, ‘qué hay’ y hasta
‘qué es el hay’» ‘~, es decir, son los interrogantes por el método, por
el sujeto y por el mundo, además de una pregunta metafísica sobre
lo invisible y lo visible (1). En la obra de Merleau-Ponty caminamos
a través de una serie de intuiciones sobre la índole de nuestro autor,
que es oscuro a veces, pero tremendamente claro una vez que quien
lo lee se introduce en ese mundo o en esa vertiente pre-objetiva,
pre-tética, ambigua, existencial.., que constituye el inicio de su pensar.
La reflexión vendrá una vez y otra, es verdad> a enrevesar las
cosas, a hacer oscuro lo que se creía claro ‘~ pero siempre, a fin de
cuentas, a confirmar nuestro nivel de contacto primario con el universo.
Las características en Merleau-Ponty de su modo de hacer
filosofía, consiguen que su método se confirme inclusive para su
propio estudio.
El pensamiento de este filósofo se señala desde los comienzos por
dos preocupaciones primordiales: la epistemológica, heredada seguramente
de su exhaustivo conocimiento de Husserl, y la ontológica,
que comparte con sus preferidos filósofos Bergson, Heidegger, Sartre,
Spinoza, Descartes... El autor de «Humanisme et terreur», «Sens
et non-sens», el pensador político para-marxista, el esteta enamorado
de la pintura de Cézanne... es, en el fondo, un metafísico confeso. Entre
Husserl y Heidegger (y Hegel), está nuestro hombre, el pensador de
la síntesis.
2
Reflexionemos entonces sobre el concepto de síntesis que maneja
Merleau-Ponty y que decimos es el hilo conductor de su filosofía.
~1 v.J., p. 24.
SC., p. 220. Cf. S.N.S., Pp. 35-36.
83 V.I., p. 199.
14 Id., p. 162.
15 Ci. E.?., p. 10.
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Este concepto vacila entre la perenne dicotomía con la que se
enfrenta Merleau-Ponty incansablemente: empiriomecanicismo-ideocriticismo
‘«. No se trata de una síntesis real, unidad de partes extrapartes,
en la que un conjunto a partir de varios elementos se hiciera
«a partir de las propiedades de cada uno de ellos» 17, pero tampoco
de una síntesis intelectual que efectúe un sujeto epistemológico ‘t ni
de una trascendental que lleve a cabo un sujeto eterno de pensamiento
l9• La configuración de conjunto de los datos es fruto de una
lógica real que ni pertenece a las propiedades del objeto, ni a «la
inspección del espíritu» ~
La síntesis, por encima de estos dualismos, es común a toda la
vida intencional ‘~, de la que participa el organismo; es una síntesis
de naturaleza e idean, de significación y sensorialidad 2t de estructura
efectiva (significación inmanente) y significación ideal ‘~. En su
momento propiamente definitorio, en su culmen, la síntesis se da en
la última etapa metodológica de la reflexión, de la trascendentalidad,
uniendo lo que un análisis descriptivo, fenomenológico había separado,
es decir, recuperando la síntesis primera preobjetiva, ahora ya,
después del análisis, a otro nivel. En efecto, hay una síntesis habitual,
del saber concentrado, sedimentado ~, que no se necesita renovar
a cada paso porque posee la única eternidad
...