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“Historia clínica y detección precoz de los problemas emocionales y de conducta en la infancia”


Enviado por   •  16 de Julio de 2019  •  Ensayos  •  4.086 Palabras (17 Páginas)  •  198 Visitas

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  • “Historia clínica y detección precoz de los problemas emocionales y de conducta en la infancia”. J. Sabriá Pau.

Cada vez son más frecuentes los problemas de salud que surgen en edades tempranas, sobre todo, durante la infancia y la adolescencia. Cabe decir que tanto su detección como el tratamiento han mejorado gracias al desarrollo de los servicios ofrecidos por los centros de salud mental infantil, y al buen trabajo realizado por los profesores y equipos psicopedagógicos en los centros educativos, que son una buena ayuda para los primeros.

Pero, para poder realizar un tratamiento acorde a las necesidades del niño, es imprescindible contar con instrumentos útiles que nos ayuden a llevar a cabo una pronta detección, tal es el caso de la entrevista clínica. En dicha entrevista, uno de los puntos a tener en cuenta son las preocupaciones que tienen los padres acerca de los posibles problemas que presentan sus hijos en ámbitos como pueden ser el sueño, el lenguaje o las relaciones sociales, entre otros. Además de estas cuestiones, no podemos dejar de lado aspectos tan importantes como es la comunicación no verbal, la cual nos facilitará mucha información referida a miradas, expresiones, actitudes, etc.

Tras los datos aportados por los padres, comienza el trabajo del especialista. En un primer lugar, hay que diferenciar que se puede calificar como “normal” y que como “anormal” de toda la información que nos han aportado hasta el momento. A continuación, se hará hincapié en intentar averiguar los motivos que generan este tipo de manifestaciones clínicas, pudiendo corresponder a reacciones sanas propias de alguien que está enfrentándose a duros cambios en su vida, a reacciones de defensa ante un problema acaecido en alguno de los contextos en los que convive, a reacciones propias de una incipiente patología, o a reacciones propias de un trastorno que se encuentra en un estado más avanzado.

Para poder llevar a cabo un tipo de intervención u otra es fundamental tener en cuenta diferentes variables que determinarán nuestra forma de actuar, destacando las siguientes:

  • Las preocupaciones mostradas por los progenitores son un punto de partida muy importante en estos casos.
  • La evaluación de posibles factores de riesgo de patología psicosocial, como pueden ser los niños retraídos, los que han tenido que adaptarse a múltiples cambios en su vida, o aquellos que padezcan algún tipo de discapacidad, entre otros.
  • La presencia de signos de alarma o alerta, tal es el caso de cuadros de irritabilidad, retraso en el lenguaje, anorexia o aislamiento, por ejemplo. Habrá que valorar la duración de estos signos, la intensidad, la variabilidad, la influencia que tienen en su vida diaria y el malestar que provocan en el niño y en los familiares.
  •  La valoración que hace la familia de estos acontecimientos y los posibles cambios que ha sufrido ésta en los últimos tiempos.
  • La valoración del entorno social, destacando aspectos relacionados con la escuela (resultados académicos), sus amistades (relación con otros niños) y, en general, con su comportamiento hacia otras personas.
  • La valoración de los aspectos positivos que presenta el niño, como puede ser una buena salud o un nivel de inteligencia normal.
  • La presencia de desencadenantes recientes al malestar es algo a tener en cuenta debido a que pueden ser los agravantes de la situación actual que presenta el niño.

Todos estos aspectos analizados permiten detectar los problemas y trastornos psicopatológicos. No obstante, hay otros aspectos generales que también son útiles para mejorar la detección, como son:

  • Los factores culturales y étnicos.
  • Las consultas reiteradas por problemas que, a priori, no son de vital importancia.
  • Las consultas por quejas somáticas.
  • Los problemas que presentan los padres para descubrir posibles cuadros depresivos en sus hijos.
  • Posibles separaciones de los progenitores.
  • Familias despreocupadas que  no acuden a las citas programadas con los terapeutas.
  • Familias que puedan ser proclives a presentar factores de riesgo psicopatológico o social.
  • Niños con antecedentes de haber sido tratados en servicios de salud mental.

Como complemento a todo lo citado hasta ahora, es necesario tener en cuenta la utilidad que tiene otro tipo de instrumentos como son los diferentes test y cuestionarios existentes en el mercado, los cuales nos facilitan la concreción del diagnóstico a realizar. Gracias a ellos, se puede mostrar a las familias el interés del especialista por el problema de su hijo, y a éste le sirve para poder registrar datos de carácter cualitativo a partir de las aportaciones dadas por los familiares, los cuales se unirán a los cuantitativos que nos facilitará el test en sí.

Entre los test más empleados en Atención Precoz, se pueden destacar los siguientes:

  • CHAT (Checklist for Autism in Toodlers), el cual sirve para detector la patología del espectro autista.
  • Ligado al CHAT, contamos con el M-CHAT (Modified Checklist for Autism in Toodlers), que es una modificación del anterior, y que se puede llevar a cabo a partir de los dos años de edad.
  • Para niños algo más mayores, se destacan el PSC (Pediatric Symptom Checklist) y el SDQ (Cuestionario de Capacidades y Dificultades). Ambos permiten valorar un amplio rango de problemas psíquicos y se pueden descargar desde Internet.

Es conveniente resaltar que los test y los cuestionarios no proporcionan un diagnóstico de tipo sindrómico, funcional o etiológico, sino que son solamente instrumentos de ayuda a la detección.

Una de las patologías más graves que es conveniente detectar lo antes posibles son los trastornos del espectro autista. Lo que falla principalmente en este tipo de patologías es la comunicación y la relación con los demás.

Se han fijado cinco signos de alerta que han sido presentados por gran parte de los niños entre dos y tres años que tienen este trastorno, y son:

  • No mirar de manera normal a la cara de las demás personas.
  • No compartir el interés con los demás.
  • No responder cuando se le llama por su nombre.
  • No señalar con el dedo índice.
  • No traer objetos que desee mostrar a otras personas.

Es útil emplear como test el DSM-PC, que es la adaptación del DSM-IV a la Atención Primaria, o el CIE-10.

Los problemas psicopatológicos leves pueden ser tratados en la consulta pediátrica a través de  la escucha empática, el asesoramiento, la orientación a los padres y, en general, el seguimiento del caso. Si se observa que el niño no presenta una posible mejoría, habrá que hablar con los padres para hacerles entender que es necesaria la derivación a otros servicios especializados de salud. Entre los posibles trastornos que nos podemos encontrar en los que es primordial el apoyo otros profesionales son los trastornos espectro autistas, la psicosis, la esquizofrenia, la ansiedad, la depresión, los trastornos graves del comportamiento y las ideaciones suicidas.

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