I. TODA LA VERDAD SOBRE LA CARRERA DE DERECHO.
andr4sMonografía11 de Septiembre de 2016
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I. TODA LA VERDAD SOBRE LA CARRERA DE DERECHO[1]
1. INTRODUCCIÓN
La carrera de derecho presenta una singularidad ante otras carreras. Si se le pregunta a un estudiante de medicina qué va ser cuan- do termine la carrera, responderá sin dudarlo: médico. Es verdad que unos pocos que estudian medicina no ejercerán de médico -esto es, no se dedicarán a ver y curar enfermos - sino que se dedicaron a otras actividades -principalmente de investigación-, relacionadas con la medicina. Conozco a un prestigioso investigador, catedrático de una Facultad de Medicina, que suele enfadarse cuando alguien lo presenta como médico o le pregunta qué hacer para curar talo cual enfermedad: yo no soy médico, es su invariable respuesta. Estos casos son excepciones. La Facultad de Medicina les enseña a sus alumnos cómo ser médicos, y aunque es verdad que resulta prudente no intentar que un recién graduado lo cure a uno -mejor es esperar a que adquiera algo de experiencia-, no es menos cierto que el licencia- do en medicina tiene los conocimientos básicos para ser médico. Lo mismo ocurre con otras carreras como la de Arquitectura o las distintas ramas de la Ingeniería.
En cambio, si se le pregunta a un estudiante de Derecho qué piensa ser al terminar la carrera, podremos recibir una multitud de res- puestas, tantas cuantas salidas tiene la carrera, que pasan de un centenar. Eso, si el preguntado no se encoge de hombros y responde, ante el asombro del que pregunta: "no sé todavía qué vaya hacer".
¿Qué ocurre entonces? La carrera de derecho es un conglomerado de conocimientos con poca conexión entre unas y otras asigna- turas? ¿O será que enseña un poco de todo? Si esto fuese verdad, a los graduados en derecho se les podría aplicar aquel dicho de que "hombre de muchos oficios, maestro en ninguno". Sin embargo, la experiencia nos dice todo lo contrario: entre los mejores de una serie de profesiones, desde políticos a diplomáticos, se encuentran graduados en derecho. La carrera de derecho no enseña muchos oficios o saberes; enseña un solo oficio o saber, que habilita -eso sí- vara una gran diversidad de profesiones.
Por los menos hace algunos años muchos pensaban que la Facultad de Derecho enseñaba a ser abogado, que sería ese oficio o saber del que hablamos. Esta idea sobre la carrera de derecho solo tiene un pequeño inconveniente: en las Facultades de Derecho -esto debe quedar muy c1aro- no se enseña a ser abogado; entre otras cosas, de sus planes de estudio están ausentes la dialéctica y la retórica, que son dos artes imprescindibles para el abogado.
Sobre la carrera de Derecho y lo que se enseña en una Facultad de Derecho se debe saber de antemano toda la verdad: a la Facultad de Derecho uno va a aprender a ser jurista. Y no se alarme nadie ante esta verdad; el nombre de jurista significa un saber o un arte que abrirá las puertas de una multitud de profesiones, más que cualquier otra carrera. Algunas consisten en ser juristas sin más, juristas por antonomasia: jueces y magistrados; otras representan algunas facetas o derivaciones, como ser abogado o notario; y otras son profesiones para las que es necesario o conveniente ser jurista: diplomático, político o ministro de Hacienda.
2. SER JURISTA
¿Qué quiere decir jurista? Esta palabra viene del latín, lengua de los juristas romanos, que transformaron el saber derecho en un arte o ciencia. El derecho se llamaba en latín ius (o jus; la letra "j" no es más que una "i" alargada) y de ahí se denominaron juristas quienes se dedican al derecho (al ius), como se llaman futbolistas los profesionales del fútbol o artistas quienes se dedican al arte. Al lector le está permitido pensar que, puesto que en castellano se usa la palabra derecho, sería preferible que los juristas recibieran un nombre derivado de esta palabra y así se evitarían extrañezas. El caso es que, en la Edad Media, cuando el castellano comenzó a formarse, ya hubo ese intento, pero la palabra que salió fue derechurero, que todavía aparece en algunos diccionarios; a la justicia la llamaron derechuría y así ocurrió con otros términos derivados de derecho. Se comprende que derechurero y derechura fuesen palabras pronto olvidadas y hoy sigamos agradecidos al buen sentido de nuestros antepasados, al hablar de jurista y de justicia.
3. HOMBRE DE LEYES
Jurista es, sencillamente, el hombre de derecho, el hombre que sabe derecho. También se dice con frecuencia que es hombre de leyes. Esta segunda expresión, hombre de leyes, es más comprensible para los no especialistas, y no pocos juristas están convencidos de que es la mejor. De estos juristas se dice que son normativistas, porque afirman que el derecho es la ley (también llamada norma, de donde viene normativismo). En las páginas que siguen veremos que la ley y el derecho no son lo mismo, pero el normativismo es la concepción del derecho dominante.
No son de extrañar estas diferencias en la noción misma de derecho, puesto que la noción de derecho depende de la noción del hombre y de la sociedad. Y hemos llegado a una sociedad tan pluralista, que los hombres llegamos a poner en tela de juicio hasta las ideas más elementales.
Sin embargo, pretendemos en este libro justamente mostrar que ni el derecho se confunde con la ley, ni el jurista es propiamente un hombre de leyes, aunque el conocimiento de éstas sea de primordial importancia para él.
Llegados a este punto, nos toca pasar a explicar en qué consiste el derecho y, en consecuencia, en qué consiste ser jurista.
II. ¿POR QUÉ EXISTE EL ARTE DEL DERECHO?
1. SABER DERECHO ES UNA CIENCIA PRÁCTICA
Saber derecho, conocerlo, es una ciencia práctica. Hoyes muy frecuente que se tenga un concepto muy reducido de lo práctico. Se llama práctico a lo que produce una utilidad inmediata: dinero, placer, bienes de consumo, un puesto de trabajo o --de forma más ex- trema-lo que sirve a la reforma de las estructuras o a la revolución social. Esto es lo práctico; lo demás son teorías, filosofías o, con una expresión menos académica, historias. Con este sentido tan restringido de lo práctico resulta difícil entender qué se quiere decir con que saber derecho es una ciencia práctica. Y no es extraño que haya estudiantes que se quejen de que las explicaciones de los profesores son, a veces, poco "prácticas": lo que no les sirve directamente para pre- parar los exámenes o las oposiciones, o ganar los futuros ; pleitos, o hacer las liquidaciones de impuestos, se les antoja cosa abstracta o demasiado teórica: hace falta, dicen, clases prácticas.
Personalmente soy un convencido de que nada hay tan útil como las cosas inútiles. Nada tiene más utilidad ni sirve tanto para realizarse plenamente en la vida como la sabiduría que da la metafísica, la parte más abstracta y menos "práctica" de la poco "práctica" filosofía, por no hablar de la religión, que decide el destino eterno del hombre. Pero no vaya seguir por este derrotero. Si medimos lo práctico por sus utilidades inmediatas, no cabe duda de que la carrera de derecho es muy práctica, porque tiene muchas salidas profesionales y es una de las que menos se resiente del problema del paro, aunque sin verse libre de él. No es, sin embargo, en este sentido en el que decimos que saber derecho es una ciencia práctica.
2. DETERMINAR LO JUSTO
De las ciencias -o conocimientos sistemáticamente organiza- dos- se dice que son especulativas o prácticas en un sentido que tiene poco que ver con lo práctico al que hemos aludido. Especulativo viene de speculum o espejo; quiere decir que se trata de un conocimiento que refleja la realidad sin hacerla o construirla. Si una persona se dedica al estudio del arte, llegará a conocer los cuadros de los pinto- res estudiados en sus mínimos detalles; puede ser que lo sepa todo o casi todo de los cuadros, desde las sustancias que el pintor usó como pinturas, hasta la dirección de cada una de las pinceladas. Pero todo esto es conocimiento especulativo; estos conocimientos no la habilitarán para pintar, si no tiene el arte de la pintura. Este arte consiste en saber pintar cuadros, y es una ciencia práctica. Ciencia práctica y arte es lo mismo; es arte toda ciencia práctica y no solo las llamadas Bellas Artes. Es claro, pues, que una cosa es conocer los cuadros (ciencia especulativa) y otra cosa es saber pintarlos (arte o ciencia práctica). Un crítico taurino, que distingue una buena chicuelina de otra defectuosa, puede ser incapaz de coger bien la muleta. ¿Qué es, pues, arte o ciencia práctica? Es saber hacer las distintas cosas.
Sin embargo, para saber hacer una cosa hacen falta muchas veces conocimientos al parecer inútiles, es decir, que no son inmediatamente prácticos. Un ejemplo bien claro son las matemáticas; la matemática es una ciencia especulativa y de las más abstractas: nada se hace inmediatamente con las matemáticas; después de una operación aritmética nada nuevo se ha hecho, simplemente se conoce un dato. Incluso las cifras escritas en el papel pertenecen al arte de escribir y no a las matemáticas. Sin embargo, son muy pocas las cosas que se pueden hacer sin usar las matemáticas. 10 que antes decía: nada más útil que lo "inútil". También para saber derecho hacen falta conocimientos especulativos -poco o nada "prácticos" -, pero esencialmente es un arte o ciencia práctica. ¿Y qué es lo que de práctico sabe el jurista? Sabe algo tan fundamental y tan importante para las relaciones sociales como es lo justo. El jurista se dedica a develar qué es lo justo en las relaciones sociales, en la sociedad; es, por así decirlo, el técnico de la justicia, el que sabe de lo justo y de lo injusto.
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