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INTELIGENCIA ÚNICA O MULTIPLE

delgadosantacruz17 de Mayo de 2013

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Inteligencia única o múltiple:

un debate a mitad de camino

Dra. Denise Najmanovich•

Introducción:

En este trabajo intentaré presentar un marco conceptual que nos permita abordar el problema de la inteligencia desde un enfoque que haga lugar a la complejidad. Desde esta perspectiva, intento presentar la cuestión sabiendo de su multidimensionalidad inagotable. Esta circunstancia, lejos de desalentarnos nos propone un desafío, pero a la vez nos exige hacer uso de una necesaria prudencia filosófica: saber que si bien el tema no podrá ser agotado ni cerrado no por ello debe dejar de ser tratado con el máximo rigor y con extrema profundidad. Intentaré por lo tanto expresar algunos de los múltiples matices conceptuales y las enormes implicancias que tiene esta temática para nuestro desarrollo social en la "sociedad del conocimiento" que caracteriza a la contemporaneidad.

En el primer apartado de este trabajo - Prudencia Filosófica - abordaré los supuestos básicos fundamentales que hacen a la categoría de "inteligencia", y trataré los problemas generales relativos al orden conceptual y la categorización.

El segundo tema que presentaré - Audacia en la Contextualización- será una breve perspectiva histórica de la cuestión, con el objetivo de ver cómo el término "inteligencia" adquiere diversos significados tanto en el caso de diferentes contextos socio-culturales, como si aplicamos diversas herramientas teóricas y metodológicas. Este trabajo de contextualización-descontextualización nos permitirá adquirir a un mismo tiempo flexibilidad y rigor en los procesos de significación y construcción de la inteligencia como nuestro objeto de estudio.

En tercer lugar intentaré focalizar la cuestión de la inteligencia desde diversas perspectivas, para lo cual es fundamental desarrollar una gran Agudeza en la Distinción. Sin este requisito corremos el riego de caer en una niebla conceptual y oponer categorías que simplemente son diferentes, como las diversas posturas sobre inteligencias múltiples, por ejemplo las debidas a Gardner y Woodcock o, peor aún, ser incapaces de distinguir entre la inteligencia como propiedad o esencia y la inteligencia como una performance particular en un contexto cultural determinado.

En cuarto lugar - Sutileza en la Narración - y a modo de recapitulación presentaré una propuesta para pensar la(s) inteligencia(s) en nuestro país, en relación a las prácticas profesionales y las problemáticas específicas de nuestro medio. Para ello será necesario integrar en una narración coherente, los distintos aspectos de la cuestión que hemos considerado. Esta integración no implica completud, en la medida en que no excluye otras perspectivas, sino que se limita a enfocar algunas temáticas que he considerado relevantes.

A) el peligro de la utilización de los test como "screening" social, b) los problema asociados a la evaluación de la calidad educativa, y c) la utilización de las pruebas en contextos clínicos o escolares con objetivos claros y marcos conceptuales que permitan obtener información, intervenir clínica o pedagógicamente en ámbitos específicos, y no "etiquetar" a los sujetos (base imprescindible y omnipresente en los sistemas de discriminación).

Finalmente en las conclusiones reforzaré la idea del abordaje multidimensional que nos permita salir de las dicotomías clásicas sobre las influencias de la herencia y el ambiente en la inteligencia, sobre si ésta es una o muchas , o si debemos declararnos a favor o en contra de los tests .

Una Apertura en la Conclusión nos invita a caminar por los bordes, a arriesgarnos a pensar distinto, a construir nuevas narraciones y a formar una corriente de ideas compartidas que den lugar a la complejidad y a la diferencia.

La prudencia filosófica:

Entrar de lleno en la cuestión de la inteligencia sin reparar que cómo en cualquier otra en esta cuestión está implicado nuestro sistema categorial, denota una gran falta de rigor y de agudeza intelectual. Por lo tanto, resulta indispensable hacer una breve señalización al respecto, que funcionará a modo de consideración preliminar, dada la extensión de este trabajo.

En primer lugar resulta interesante que nuestro sistema de categorización se haya mantenido transparente - es decir, que no hayamos advertido la necesidad de reflexionar sobre él- durante tanto tiempo, no sólo en la vida cotidiana sino en el ámbito de la reflexión filosófica. Desde luego que es posible citar a importantísimos autores que hicieron del análisis de la categorización un eje fundamental de su filosofía, desde Aristóteles hasta Wittgenstein, sin olvidar a Kant . Sin embargo, una vez adoptada y difundida una perspectiva al respecto, la discusión languidece y el punto de vista ingenuo - que tiene importantes aristas compartidas con la filosofía positivista - prevalece. Es por ello que considero fundamental, pasar una ligera revista a algunos puntos fundamentales de lo que se ha dado en llamar “TEORÍA CLÁSICA DE LAS CATEGORÍAS” . Esta supone que:

* Existen Clases Naturales con límites definidos y precisos.

* Todos los seres humanos usan el mismo sistema conceptual.

* El significado concierne a la relación símbolos-cosas, es decir se supone un modelo "referencial".

* La razón es trascendental y la gramática es forma pura.

Como podemos observar, no se trata de supuestos insignificantes, sino que están en el núcleo de cualquier concepción sobre el conocimiento, el lenguaje y la relación del hombre con el mundo. Es por ello que cambiar el concepto de "categoría" implica cambiar el concepto de "comprensión" y "conocimiento" del mundo, llegando a provocar una mutación radical en nuestra idea de "mundo", "realidad" y "verdad".

Si analizamos, aunque sea someramente, los diversos puntos que hemos mencionado como nodales de la TEORÍA CLÁSICA DE LAS CATEGORÍAS, veremos que la relación de conocimiento se concibe como independiente de los marcos culturales y lingüísticos. Si la razón es trascendental; la gramática, una forma pura sin contenido, y todos los seres humanos utilizan el mismo sistema conceptual, entonces nuestra categorización es un mero reflejo de un mundo que ya viene dividido en categorías (clases) que nosotros aprehendemos tal cual son. El lenguaje resulta un vehículo inerte que no modifica en absoluto lo aprehendido. Nuestra particular experiencia personal-social tampoco tiene cabida, ni siquiera nuestra peculiar estructura cognitiva resulta un elemento perturbador de esta " categorización pura".

Jorge Luis Borges ha rebatido este punto de vista en un ensayo maravilloso denominado: "El idioma analítico de John Wilkins" (Borges, 1952). Wilkins pretendía construir un lenguaje universal, sueño común a muchos otros buscadores de lenguas perfectas que garantizaran un conocimiento absoluto, libre de impurezas (¡¡¡y por lo tanto libre de humanidad!!!). Pues bien, para lograrlo necesitaba dar primero con la división del mundo tal cual éste es, es decir identificar aquellas clases a las que debería nombrar. Veamos el resultado obtenido, y siguiendo a Borges - consideremos la octava categoría, la de las piedras:

"Wilkins la divide en comunes (perdernal, cascajo, pizarra), módicas (marmol, ámbar, coral), preciosas (perlas , ópalo), transparentes (amatista, zafiro), e insolubles (hulla, greda, arsénico). (Borges, 1952)

No resisto la tentación de robarle a Borges el adjetivo "alarmante" para calificar los riesgos de creer que somos capaces de dar con "clases naturales". Desde luego la clases naturales de Wilkins, sólo le parecen tales a él mismo. Si se tratara únicamente de una persona, la cuestión no constituiría un verdadero peligro. Sin embargo, grupos o tribus sociales mucho más numerosas y poderosas, tienen la misma tendencia a "naturalizar" sus categorizaciones. Borges menciona una cierta enciclopedia China denominada "Emporio celestial de conocimientos benévolos" en la que se ha dividido los animales en:

"a)pertenecientes al emperador, b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros sueltos, h) incluidos en la clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables, k) dibujados con un pincel finísimo de camello, l) etcétera, m) que acaban de romper el jarrón, n) que de lejos parecen moscas."(Borges, 1952)

No hace falta tener la penetración de un Borges para darse cuenta de que no sólo Wilkins, o los chinos, tienen una cierta fascinación por "ejercer el caos" categorial, trastornando lo que nosotros creemos orden, y proponiendo lo que ellos creen como tal.

Independientemente de la discusión absurda sobre si éstas existen "en si", podemos afirmar sin ambages que las distintas culturas, y las diversas lenguas han categorizado el mundo de forma muy diferente. De pueblo en pueblo, de tribu en tribu y a través del tiempo han existido, existen y existirán distintos recortes del mundo, inconmensurables unos con otros. Esto nos lleva a una primera refutación de la TEORÍA CLÁSICA DE LAS CATEGORÍAS, en particular, la refutación del punto crucial que supone la existencia de "clases naturales".

Entonces, si no tiene sentido hablar de clases naturales, si cada grupo humano realiza distinciones diferentes y utiliza distintas lenguas a las que les atribuimos un genuino poder formativo (es decir que no son mera forma, sino que esa

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