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INVESTIGACIONES SOBRE EL ESTRES


Enviado por   •  7 de Abril de 2013  •  1.054 Palabras (5 Páginas)  •  959 Visitas

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Desde los mismos comienzos de la investigación criminológica en el siglo pasado, los «hogares deshechos» han sido

descritos como un factor de riesgo de conducta antisocial (Rutter y Giller, 1983; Wells y Rankin, 1991; Wilson y Herrnstein, 1985). Las dimensiones del efecto encontrado han sido por lo general moderadas, pero la asociación estadística con la delincuencia, sea como fuere como se haya evaluado, ha sido razonablemente fuerte. Una vez más, la cuestión es lo que significa la asociación. Ha sido evidente durante mucho tiempo (Wootton, 1959) que la variable es excesivamente tosca y demasiado amplia en su cobertura de una serie heterogénea de situaciones como para considerarla un mecanismo de riesgo verosímil. Sin embargo, los análisis multivariados han tendido a mostrar efectos que se mantienen en cierto grado después de tener en cuenta otras variables de riesgo (Farrington y Loeber, en prensa; Henry et al, 1993), de manera que es probable que sea indicativa de algún rasgo que esté contenido en los mecanismos de riesgo.

Es necesario tratar de desglosar los hogares deshechos en las diversas situaciones familiares que difieren de la familia tradicional, estable, con dos progenitores biológicos. Aunque habitualmente no se incluye en el concepto de

hogares deshechos, es instructivo empezar por la adopción porque su atipicidad va acompañada, como promedio, de unas condiciones de crianza inusualmente buenas. A pesar de ello, Fergusson, Lynskey y Horwood (1995b) hallaron en el estudio longitudinal de Christchurch que los hijos adoptivos tenían un índice lige-ramente más elevado de conducta antisocial o comportamiento perturbador y de delincuencia autoinformada en co

mparación con niños de familias corrientes con dos padres biológicos. El incremento resultaba más marcado si se tenía en cuenta su situación social, generalmente superior. No había ningún incremento significativo en cuanto a dificultades emocionales; los autores concluyeron que era probable que el riesgo ligeramente más alto de conducta antisocial tuviera su origen en factores genéticos. El índice era, sin embargo, algo más bajo de lo que se esperaba por motivos de nivel social de los padres biológicos de los niños, lo cual sugiere que la adopción, con sus condiciones de crianza generalmente mejores, ha ejercido tal vez un cierto efecto protector. El análisis de Maughan y Pickle (1990) de los datos del Estudio Nacional británico sobre el Desarrollo Infantil (National Child Development Study, NCDS) encontró un resultado generalmente más favorable a los 16 años para los hijos adoptivos, aunque el patrón era comparable. Faltaban, no obstante, mediciones de delincuencia. Aunque el ser hijo adoptivo tiene solamente una asociación muy débil con la conducta antisocial, el hecho de que tenga un vínculo sirve para alertarnos acerca de la necesidad de considerar posibles influencias genéticas (u obstétricas) que actúen en los niños a los que se cría en hogares deshechos o en otras circunstancias atípicas.

El estudio de Christchurch y el NCDS coincidieron en mostrar que el riesgo de conducta antisocial (y de otras formas de disfunción psicosocial) era mucho mayor para los hijos ilegítimos que no habían sido adoptados y que permanecían con sus madres solteras. Su índ

ice era aproximadamente el doble del de los niños criados en familias normales de dos progenitores biológicos.

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