Inmigración como fenómeno
mary722 de Diciembre de 2011
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ÍNDICE
1. Introducción
Inmigración como fenómeno
Multiculturalidad
2. Marco teórico
Etapas psicológicas de la emigración
Procesos psicosociales
3. Inmigración y salud mental
4. Cómo y porqué se interviene en nuestra comunidad
Actividades y recursos que se ofertan en Salamanca desde los programas de inmigrantes
Trabajo con la población de acogida
5. De la motivación a las conclusiones
6. Bibliografía
INTRODUCCIÓN
INMIGRACIÓN COMO FENÓMENO
Las migraciones han sido una constante a lo largo de la historia. El crecimiento demográfico, el cambio tecnológico, los conflictos étnicos y políticos y las guerras han sido siempre acompañados de movimientos de población.
La globalización parece ser el término que mejor define a los actuales flujos migratorios ya que afectan a los cinco continentes. La inmigración es un hecho social total que actúa sobre todos los elementos del conjunto social.
Las migraciones no solo son una condición de la especie humana sino que gracias a ellas ha encontrado un buen número de éxitos. Sorprende como, ahora es tratada como un “problema”. Según la opinión de los españoles en los últimos años, uno de los tres problemas mas importantes que tiene la sociedad española, es la inmigración.
Podemos observar como de un fenómeno se ha inventado un problema. Pero , de una manera o de otra, todos hemos contribuido a problematizar el fenómeno de la inmigración.
Las migraciones constituyen desplazamientos de personas de un lugar a otro. Estos desplazamientos generan cambios, por tanto es un fenómeno que produce inestabilidad obligando a la sociedad receptora a desplegar mecanismos de ajuste social que pone a prueba los resortes culturales, sociopolíticos y económicos del país receptor. Históricamente la emigración ha traído consigo beneficios laborales y culturales pero la sociedad receptora de inmigrantes tiene que hacer esfuerzos adaptativos importantes para incorporar los nuevos valores, costumbres y tradiciones de la otra cultura sin sentir amenazada la suya.
La emigración constituye una pérdida ya que nos desprendemos del país de origen, de nuestra cultura, tradiciones y de un modo de vida que hemos de cambiar sin los amigos de antes y sin la familia. Es decir, comenzamos a vivir una segunda vida. Los especialistas consideran que la emigración es un estrés tan importante como el que puede causar la pérdida de un trabajo o la muerte de un familiar o un divorcio. Por ello, se plantea en la actualidad la necesidad de un tratamiento especializado para este tipo de situación.
La experiencia de una cultura para recibir individuos proveniente de otra va a influir decisivamente en lo traumática que puede ser o no el proceso de integración. Aquellos países que suelen tener mas experiencia en la recepción de inmigrantes desarrollan una mayor cultura a la tolerancia, más respeto a lo diferente y generalmente presentan mayor disposición a aceptar y nutrirse de experiencias nuevas o desconocidas. Esto posibilita que el inmigrante pueda integrase en la nueva cultura sin renunciar a la suya propia aportando así a la cultura de acogida los valores de su cultura o país. Cuando esto sucede de este modo da como resultado un proceso de asimilación y enriquecimiento cultural mutuo llamado pluriculturalismo. Esto hace menos traumático el proceso migratorio tanto para el país de acogida como para el inmigrante.
Pero en la mayoría de países a los que hoy se desplazan millones de individuos en busca de una vida mejor requieren una preparación para hacer esfuerzos adaptativos que abra su cultura a nuevas influencias. Si se opta por encerrarse más en sí misma a través del rechazo a los nuevos grupos de individuos que llega portando otra cultura, este fenómeno se denominaría rigidez cultural. Emigrar lejos de ser un proceso de exclusión de una cultura por otra debe ser un enriquecimiento mutuo dando lugar a la multiculturalidad.
No siempre existe conciencia para comprender este proceso de cambio, muchas veces traumático, que significa emigrar. Se requiere conocer los referentes culturales con que llega el individuo a la otra cultura para que la actuación sanitaria sea efectiva. Las exigencias de la adaptación cultural rápida a que las sociedades someten al inmigrante son una fuente de estrés provocando en ocasiones trastornos psicológicos y psicosomáticos que requieren la ayuda de los servicios de salud mental. Las exigencias de adaptación cultural provocan conflictos internos en el individuo manifestándose las llamadas crisis de identidad. Quién he sido, quién soy y qué debo hacer ahora, son algunas de las múltiples interrogantes que surgen en esta etapa.
Además hay que tener en cuenta que aunque el hombre se desplace y cambie de lugar y cultura sus problemáticas y sus conflictos irán consigo, siendo lo humano su denominador común. Ya Horacio en la antigüedad lo advertía: "Tras el jinete siempre van sentadas las negras preocupaciones" o "Cambian de cielos pero no de preocupaciones los que atraviesan los mares".
MULTICULTURALIDAD
Las estadísticas y los censos de población ponen de manifiesto la incuestionable realidad de que vivimos en un país en el que poco a poco se ha ido conformando una rica “amalgama” de razas y culturas. Los informativos reflejan con asiduidad, de una forma o de otra, los resultados y consecuencias de la coexistencia de estas diferentes realidades, asi como los debates políticos y sociales a los que dan lugar.
Cada vez más vemos por la calle personas con rasgos físicos, ropajes, lenguas diferentes. Signos externos diferentes que nos remiten a paises diferentes o a personas de otras naciones que ya han adquirido los papeles del Estado en el que se ubican. España, Salamanca (un poco menos todavía) son multiculturales. A pocos metros de nosotros hay personas que comen, rezan, hablan, se relacionan, de forma distinta a la nuestra.
Tenemos constancia por tanto de que la multiculturalidad es una característica más de la sociedad en la que vivimos, y que consiste en la cohabitación de un mismo espacio de personas provenientes de distintas culturas. Sin embargo, es importante recordar y también somos conscientes de ello, que la cohabitación no significa convivencia y aún menos complicidad. Para que exista la posibilidad que dos comunidades que cohabitan un mismo espacio puedan convivir, han reconocerse, lo primero. El conocimiento mutuo es el primer paso para la convivencia, dado que comporta con frecuencia el desmoronamiento de prejuicios, ver al otro tal y como es, despojando la imagen de estereotipos y estigmas. Sin embargo, este conocimiento del otro puede que no signifique invariablemente su aceptación, y esta requiera de la elaboración de otros procesos y el desarrollo de nuevos valores.
En definitiva, el encontrar los rasgos parecidos de unos y otros, y reconocer la diferencia como un valor añadido de pluralidad son ideas que demasiado a menudo pueden parecer una utopía pero que suponen un principio básico para la adaptación de nuestra sociedad a la realidad multicultural que nos ocupa.
En estos últimos tiempos se habla con cierta frecuencia y de forma un tanto indiferenciada de interculturalidad, y multiculturalidad. Es importante aclarar algunas de las diferencias entre ambos conceptos, y señalar que de cualquier manera, lo importante no es saber de forma teórica las relaciones interculturales sino practicarlas y promover que en nuestra sociedad se practiquen.
Una de las muchas definiciones nos describe la cultura como “conjunto de comportamientos aprendidos, una recopilación de creencias, hábitos y tradiciones compartidas sucesivamente por los nuevos sujetos que integran la sociedad” Mead (1951)
Por otro lado, encontramos que a los conceptos de multiculturalidad e interculturalidad también se le ha dado numerosas acepciones y matices. Miquel Rodrigo comprende el multiculturalismo como “la coexistencia de distintas culturas en un mismo espacio real, mediático o virtual”, mientras que la interculturalidad serían las relaciones que se dan entre las mismas. Es decir que el multiculturalismo marcaría el estado, la situación de una sociedad plural desde el punto de vista de comunidades culturales con identidades diferenciadas. Mientras que la interculturalidad haría referencia a la dinámica que se da entre esas comunidades culturales, lo que incluye el proceso de comunicación
Es un hecho, como hemos señalado anteriormente, que nuestra realidad es multicultural, intentar que sea intercultural pasa por el desarrollo de dispositivos comunicativos interculturales. La competencia intercultural se ha definido como “la habilidad para negociar los significados culturales y de actuar comunicativamente de forma eficaz de acuerdo a las múltiples identidades de los participantes. Pero hay que tener en cuenta que una comunicación eficaz no quiere decir una comunicación totalmente controlada y sin ambigüedades. Una comunicación perfecta, incluso entre hablantes de la misma cultura, es realmente muy difícil.” Dicho de otro modo, generar interculturalidad consiste en ser capaces de comunicarnos desde la diferencia tratando de establecer zonas culturales compartidas. El reto al que se enfrenta nuestra sociedad durante los próximos años es el de se capaces de
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