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LA FAMILIA PERUANA SIMILTUD O DIFERENCIA CON LA MEXICANA


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2015  •  Apuntes  •  3.162 Palabras (13 Páginas)  •  255 Visitas

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Introducción

La familia y la función de la mujer en América Latina han sido padecido de los cambios y transformaciones, que a raíz de la "modernización" causa de un mundo mayormente industrializadas y globalizadas, han dejado de ser y verse como "tradicionalistas" y han encontrado otras características en su dinámica dentro de su propio núcleo y en la sociedad.

     América Latina, ha vivido cambios similares, mucho de ellos no solamente a raíz de los cambios mundiales, también por las situaciones económicas que la mayor parte de sus naciones padecieron en las últimas décadas del siglo XX.  De acuerdo a las costumbres, tipo de estructura interna, historia entre otras, las familias y el papel de las mujeres en ellas, ha sido similar con algunas variaciones en los latinos.

     Uno de los países que más han padecido de las crisis sociales y económicas con gran intensidad y que sin embargo han mantenido costumbres, sobretodo de sus grupos étnicos tradicionales, es Perú, país sudamericano, probablemente de los que su progreso a la modernización ha sido lento; no obstante a esto, ha presentado cambios importantes sobre todo en lo que respecta a la emancipación de la mujer.

     Respecto a la liberación femenina, muchos de los cambios, fueron propiciados por el mal uso del sistema patriarcal convertido en machismo extremo, al que la mujer peruana decide renunciar; sin embardo, dicha decisión también ha llevado a que la socialización de los hijos queden en manos de terceros, sobre todo los medios de comunicación que son considerados como un mal social en dicho país.

     El propósito del presente trabajo es presentar un análisis transcultural entre Perú y México, a partir de  los datos sociodemográficos y los estilos de vida que incluyen a la familia y la función de la mujer en la misma; esto con la intención de explorar sus similitudes y diferencias para conocer un aspecto más amplio de los cambios que la modernización trajo en dos diferentes áreas de un mismo continente.

Familia y Mujer en Perú, un análisis transcultural

  1. Transición de la familia y la mujer a la modernidad.

El paso a la industrialización ha provocado en la familia múltiples variaciones tanto en su estructura como en su funcionamiento; cambios que han sido paralelos a los padecido en la sociedad. En la actualidad los ancianos viven apartados, en hogares dispuestos especialmente para ellos, el sostén económico es previsto por la sociedad a través de la seguridad social o de beneficencia. Los jóvenes son educados por las escuelas, los medios de difusión y por sus pares. Las condiciones que permiten o requieren que ambos cónyuges trabajen fuera de la familia crean situaciones en las que el sistema extrafamiliar pueden  avivar y exacerbar los conflictos entre los esposos (Minuchin, 1992).

    Así también, dentro de sus transformaciones en su configuración se puede ver la aparición de nuevas instituciones que le han arrebatado muchas de sus funciones, como en el caso de la escuela, la cual absorbe gran parte del papel educador y formador de la familia (Ribeiro, 2000).

    A todos esos cambios, la familia debe responder, interna y externamente,  por lo tanto, debe ser capaz de transformarse de modo tal que le permita encarar nuevas circunstancias sin perder la continuidad que proporciona un marco de referencia a sus miembros (Minuchin, 1992).

     Frente a este panorama de grandes transformaciones sociales y familiares, América Latina no ha sido una excepción y a pesar de los cambios no ha sido con el mismo impacto que en otros países industrializados, se asimilo rápidamente un estilo de desarrollo que origino similares resultados en todas las esferas sociales.

     La migración interna en Latinoamérica se ha acrecentado durante las últimas décadas, no solo con un flujo rural a urbano, sino también de urbano a urbano; las familias latinas tienen, en su gran mayoría, una estructura nuclear y no hay duda de que cada vez se debilitan más los lazos extensos de parentesco. Y un hecho muy importante y que ha sido decisivo para muchas de estas estructuras ha sido el proceso de emancipación de la mujer, y a pesar de estar todavía en marcha, se puede decir que aún existe muchas ambigüedades; las mujeres ya no aceptan tan pasivamente el rol de sumisión y abnegación que la propia sociedad le atribuyo; un porcentaje importante es activamente laboral, lo que ha ocasionado el cambio y adaptación de nuevos roles en la familia y pareja (Ribeiro, 2000).

     Las tendencias de cambio en América Latina no difieren sustancialmente de lo ocurrido en la sociedad occidental, pero responden a causas y procesos diferentes, como (Arés, 2002):

  • Los cambios estructurales, por diferentes causas como la incursión de la mujer en el campo laboral.
  • Disminución de Natalidad.
  • Aumento creciente de la divorcialidad.
  • Aumento de los niveles de conflicto entre lo asignado y lo asumido en los roles sexuales y los parentales.
  • Cambios en los modelos de relación de pareja, del la unión conyugal basada en dos, se convierte a un individualismo basado en "uno".
  • Aumento de las uniones libres y consensuales.
  • Cambios en los conceptos de autoridad y obediencia.
  • Además los factores socios demográficos y económicos presentados en las últimas décadas del siglo pasado en América Latina y el Caribe, son parte del origen sustancial de los cambios en las estructuras familiares.

     Muchas mujeres se han visto obligadas a combinar el trabajo domestico con la obtención de un salario o un ingreso mediante el desempeño de una actividad en el mercado. Con frecuencia ello ha dado lugar a una serie de consecuencias negativas que van más allá de la doble o triple jornada laboral, que tienen que ver con su estado de salud física y mental (Salles & Tuirán, 1996).

     

     Un hecho que marco la pauta a los cambios en el sistema familiar, fue la inserción de la mujer en el trabajo remunerado, en la actualidad ya no solamente tiene como tareas principales la crianza de los hijos y cuidado del hogar y de lo que el esposo le provee; su doble y hasta triple jornada, ha originado que su tiempo y tareas ya no solamente sean divididas en pro del hogar y los hijos, lo que ocasiona que las dinámicas tanto de ella como de su medio tengan que adaptarse de la mejor manera posible.

     La creciente participación de la mujer en la actividad económica puede tener diferentes desenlaces; el primero fortalece la institucionalización de la doble jornada de trabajo y la reproducción de los papeles masculinos y femeninos tradicionales. El segundo implica una nueva relación basada en asimetrías matizadas, posibilitando nuevas pautas de convivencia entre hombres y mujeres en el interior del hogar y creando nuevos espacios para la democratización de dichas relaciones y el trabajo domestico compartido, lo que conduce a un nuevo balance entre derechos y obligaciones (Salles & Tuirán, 1996).

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