LOS 4 ACUERDOS
pink_siles23 de Septiembre de 2013
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DR. Miguel RUIZ
Los Cuatro Acuerdos
Un libro de sabiduría tolteca
EDICIONES URANO
Argentina - Chile - Colombia - España México - Venezuela
Titulo original: The FourAgreements-
Editor original: Amber-Allen Publishing, California Traducción: Luz Hernández
Reservados iodos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.
© 1997 by Miguel Angel Ruis
© 1998 by EDICIONES URANO, S.A. Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona
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Impreso por Romanya Valls S.A.- Verdaguer, 1 – 08786 Capellades (Barcelona)
Impreso en España – Printed in Spain
Al círculo de Fuego;
los que se han ido,
los que están presentes
y los que aún tienen que llegar.
INDICE
Agradecimientos ........................ 35
Los toltecas............................................................ 36
Introducción: Espejo Humeante .......... 37
1.La domesticación y el sueño del planeta .... 39
2. El Primer Acuerdo
Sé impecable con tus palabras ...... .......... .48
3. El Segundo Acuerdo
No te tomes nada personalmente .... 56
4. El Tercer Acuerdo
No hagas suposiciones............ 61
5.- El Cuarto Acuerdo
Haz siempre lo máximo que puedas .. 66
6.- El camino tolteca hacia la libertad
Romper viejos acuerdos 72
7.- El nuevo sueño
El cielo en la tierra 83
Oraciones 85
AGRADECIMIENTO
Me gustaría expresar mi humilde agradecimiento a Sarita mi madre, que me enseñó el amor incondicional; a José Luis mi padre, que me enseñó disciplina; a mi abuelo Leonardo Macías, que me entregó la llave para acceder a los misterios toltecas, y a mis hijos Miguel, José Luis y ' '-«nardo.
Deseo expresar mi más profundo afecto y aprecio a Gaya Jenkins y Trey Jenkins por su dedicación.
Me gustaría hacer extensiva mi más honda gratitud a Janet Milis, editora y creyente. También estaré permanentemente agradecido a Ray Chambers por iluminarme el camino.
Me gustaría manifestar mi respeto a mi querida amiga Gini Gentry, una «mente.*) increíble cuya fe me llegó al corazón.
Me gustaría también reconocer la contribución de las numerosas personas que generosamente entregaron su tiempo, su corazón y sus recursos para apoyar estas enseñanzas. Una lista parcial incluye a: Gae Buckiey, Teo y Peggy Suey Raess, Christinea Johnson, Judy «Red).) Fruhbauer, Vicki Molinar, David y Linda Dib-ble, Bernadette Vigtl, Cyntnia Wootton, Alan Clark, R^ta Pisco Rivera, Catherine Chase, Step-hanie Burear Todd Kaprielian, Glenna Quigley, Alan Hardman, Cindee Pa-scoe, Tmk y Chuck Cowgill, Roberto y Diane Paez, Siri Gian Singh Khalsa, Heather Ash, Larry Andrews, Judy Silver, Carolyn Hipp, Kim Hofer, Mersedeh Kheradmand, Diana y Sky Ferguson, Keri Kro-pidlowski, Steve Hasenburg, Dará Salour, Joaquín Galvan, Woodie Bobb, Rachel Guerrero, Mark Gershon, Collette Michaan, Brandt Mor-gan, Katherine Kilgore (K.itty Kaur), Michael Gilardy, Laura Haney, Marc Cloptin, Wendy Bobb, Edwardo Fox, Yari Jaeda, Mary Carroll Nelson, Aman Magdelana, JaneAnn Dow, Russ Venable^ Gu y Maya Khalsa, Mataji Rosita,
Fred y Marión Vatmelli, Diane Laurent, V. J, Polich, Gail Dawn Price, Barbara Simón, Patti Cake Torres, Kaye Thompson, Ramin Yazdani, Linda Lightrbot, Terry «Petie)) Gorton, Do-rothy Lee, J. J. Frank (Julio Franco), Jennifer y Jeanne Jenkins, George Gorton, Tita Weems, Shelley Wolf, Gigi Boyce, Morgan Drasmin, Eddie Von Sonn, Sidney de Jong, Peg Hackett Cancienne, Germaine Bautista, Pilar Mendoza, Debbie Rund Caldweil, Bea La Scalla, Eduardo Rabasa y el Cowboy.
Los toltecas
Hace miles de años los toltecas eran conocidos en todo el sur de México como ((mujeres y hombres de conocimiento». Los antropólogos han definido a los toltecas como una nación o una raza, pero de hecho, eran científicos y artistas que formaron una sociedad para estudiar y conservar el conocimiento espiritual y las prácticas de sus antepasados. Formaron una comunidad de maestros (naguales) y estudiantes en Teotihuacán, la ciudad de las pirámides en las afueras de Ciudad de México, conocida como el lugar en el que «el hombre se convierte en Dios
Á lo largo de los milenios los naguales se vieron forzados a esconder su sabiduría ancestral y a mantener su existencia en secreto. La conquista europea., unida a un agresivo 'mal uso del poder personal por parte de algunos aprendices, hizo necesario proteger el conocimiento de aquellos que no estaban preparados para utilizarlo con buen juicio o que hubieran podido usarlo mal intencionadamente para obtener un beneficio personal.
Por fortuna, el conocimiento esotérico tolteca fue conservado y transmitido de una generación a otra por distintos linajes de naguales. Aunque permaneció oculto en el secreto durante cientos de años, las antiguas profecías vaticinaban que llegaría el momento en el que sería necesario devolver la sabiduría a la gente. Ahora, el doctor Miguel Ruiz, un nagual del linaje de los Guerreros del Águila, ha sido guiado para divulgar las poderosas enseñanzas de los toltecas.
El conocimiento tolteca surge de la misma unidad esencial de la verdad de la que parten todas las tradiciones esotéricas sagradas del mundo. Aunque no es una religión, respeta a todos los maestros espirituales que han enseñado en la tierra, y si bien abarca el espíritu, resulta más preciso describirlo como una manera de vivir que se distingue por su fácil acceso a la felicidad y el amo
INTRODUCCIÓN
ESPEJO HUMEANTE
Hace tres mil años había un ser humano, igual que tú y que yo, que vivía cerca de una ciudad rodeada de montañas. Este ser humano estudiaba para convertirse en un chamán, para aprender el conocimiento de sus ancestros, pero no estaba totalmente de acuerdo con todo lo que aprendía. En su corazón sentía que debía de haber algo más.
Un día, mientras dormía en una cueva, soñó que veía su propio cuerpo durmiendo. Salió de la cueva a una noche de luna llena. El cielo estaba despejado y vio una infinidad de estrellas. Entonces, algo sucedió en su interior que transformó su vida para siempre. Se miró las manos, sintió su cuerpo y oyó su propia voz que decía: «Estoy hecho de luz; estoy hecho de estrellas.
Miró al cielo de nuevo y se dio cuenta de que no son las estrellas las que crean la, luz, sino que es la luz la que crea las estrellas. «Todo está hecho de luz -dijo-, y el espacio de en medio no está vacío.» Y supo que todo lo que existe es un ser viviente, y que la luz es la mensajera de la vida, porque está viva y contiene toda la información.
Entonces se dio cuenta de que, aunque estaba hecho de estrellas, él no era esas estrellas. «Estoy en medio de las estrellas», pensó. Así que llamó a las estrellas el tonal y a la luz que había entre las estrellas el nagual, y supo que lo que creaba la armonía y el espacio entre ambos es la Vida o Intento. Sin Vida, el tonal y el nagual no existirían. La Vida es la fuerza de lo absoluto, lo supremo, la Creadora de todas las cosas.
Esto es lo que descubrió: Todo lo que existe es una manifestación del ser viviente al que llamamos Dios. Todas las cosas son Dios. Y llegó a la conclusión de que la percepción humana es sólo luz que percibe luz. También se dio cuenta de que la materia es un espejo -todo es un espejo que refleja luz y crea imágenes de esa luz-, y el mundo de la ilusión, el Sueño, es tan sólo como un humo que nos impide ver lo que realmente somos. «Lo que realmente somos es puro amor, pura luz», dijo.
Este descubrimiento cambió su vida. Una vez supo lo que en verdad era, miró a su alrededor y vio a otros seres humanos y al resto de la naturaleza, y le asombró lo que vio. Se vio a si mismo en todas las cosas: en cada ser humano, en cada animal, en cada árbol, en el agua, en la lluvia, en las nubes, en la tierra... Y vio que la Vida mezclaba el tonal y el nagual de distintas maneras para crear millones de manifestaciones de Vida.
En esos instantes lo comprendió todo. Se sentía entusiasmado y su corazón rebosaba paz. Estaba impaciente por revelar a su gente lo que había descubierto. Pero no había palabras para explicarlo. Intentó describirlo a los demás, pero no lo entendían. Vieron que había cambiado, que algo muy bello irradiaba de sus ojos y de su voz. Comprobaron que ya no emitía juicios sobre nada ni nadie. Ya no se parecía a nadie.
El los comprendía muy bien a todos, pero a él nadie lo comprendía. Creyeron que era una encarnación de Dios; al oírlo, él sonrió y dijo: «Es cierto. Soy Dios. Pero vosotros también lo
sois. Todos somos iguales. Somos imágenes de luz. Somos Dios«. Pero la gente seguía sin entenderlo.
Había descubierto que era un espejo para los demás, un espejo en el que podía verse a sí mismo. «Cada
...