LOS GÉNEROS PSÍQUICOS. LO QUE DE LO INCONSCIENTE NO CABE EN LA REALIDAD AÚN
giovazlopEnsayo27 de Mayo de 2022
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LOS GÉNEROS PSÍQUICOS. LO QUE DE LO INCONSCIENTE NO CABE EN LA REALIDAD AÚN…
Por: Giovanni Ferrera
“Solamente cuando los hombres puedan aprender a respirar libremente
tendrán la posibilidad de aprender nuevamente lo que el arte
puede llegar a ser”
S.Freud.
“Un niño que no juega es un niño enfermo”, dijo Winnicott, en tanto el juego se ubica en un espacio que permite la de-construcción y re-construcción del mundo y por tanto de la realidad.
No sólo el psicoanálisis, sino muchos campos de estudio se han interesado por la creatividad, en su libro, “Así habló Zaratustra”, Nietzsche propone la idea de las tres etapas del hombre. La primera, afirma, es la del camello, donde el hombre carga con todos los valores morales de la sociedad, es, a saber, un animal de carga. Posteriormente se llega al león, un animal que ha caído en el nihilismo y que sólo se preocupa por la satisfacción de sus instintos básicos, pero la última etapa es el niño. Se llega a ser niño, lo fantástico es que es cuando se puede “jugar a crear”, a crear sus normas, sus espacios y contextos, sus valores.
La genialidad de Bollas es esa, a decir verdad, no se podría pensar en otros autores mientras se lee su texto sobre “los géneros psíquicos” que él mismo, con su originalidad, Winnicott o Nietzsche. Su genialidad es que te permite ubicarte en la clínica desde otro ángulo, te permite ver el otro lado del más allá, el más acá, el más acá del principio del placer, el de la naturaleza creadora, el de la necesidad humana.
El género psíquico él lo define (1994) como “la incubación psíquica de las investiduras libidinales del mundo de los objetos”. Por esto entiendo un espacio en el Icc donde la libido se revuelca con las representaciones en una lucha incesante para generar un ligazón que le permita una salida oportuna al mundo exterior.
Para Bollas es en parte heredada y en parte adquirida, puesto que, en esa lucha, entiendo que los objetos, aunque preferiría usar el concepto de representaciones, se adquieren en base a vivencias, a algo del orden de la experiencia donde se tiene relación con la realidad y los otros, los pares, lo que se incorporará a ese mundo de energía libre para incubarse y ligarse. Cuando esta surja, será satisfactorio, pues permitirá la expresión de la singularidad.
Cuántas veces no hemos visto a algún paciente rebozar de júbilo tras una interpretación, o al ver que ha dado cuenta de algo, al poder hacer algo diferente de lo que estaba acostumbrado, al poder disfrutar de algo en lo que antes no hallaba sentido alguno, el poder vivir un momento único, satisfactorio, como contarle a alguien lo que nunca había pensado, como poder tener un sueño después de mucho tiempo, o, simplemente, poder jugar aun siendo adulto.
Recuerdo una entrevista que le hicieron a Woody Allen, después de haber pasado por dos análisis, en total, más de 13 años. El entrevistador le pregunta: “¿cómo saber que has cambiado, que ha habido una mejora?”, a lo que él responde, “bueno, ahora, cuando tengo sexo con alguien, puedo pensar en esa persona en lugar de en algo más”.
Simple, pero maravilloso, pues para Winnicott, el niño crea el objeto, aunque este ya existía y estaba ahí, en espera de ser encontrado. Me parece que las personas, al relacionarse con el mundo lo hacen desde el orden normativo, desde las expectativas sociales, lo esperado, bajo el nombre del padre, lo que nos impide encontrarnos en el objeto, usarlo como algo que es representativo de nuestro ser.
“La tarea del arte es esa, transformar todo eso que nos ocurre continuamente, transformar todo eso en símbolos, transformarlo en música… transformarlo para que pueda perdurar en la memoria de los hombres, ese es nuestro deber, debemos cumplir con el sino nos sentimos muy desdichados, en el caso del escritor o en el caso de todo artista tiene el deber de transmutar todo eso en símbolos y esos símbolos pueden ser, imagino, pueden ser colores, pueden ser formas, pueden ser sonidos… y en el caso del poeta, son sonidos y también son palabras, fábulas, relatos… poesías. Quiero decir, que la tarea del poeta es continua, porque no se trata de trabajar de tal hora a tal hora, uno continuamente está recibiendo algo del mundo externo y todo eso tiene que ser transmutado y en cualquier momento te puede llegar esa revelación, el poeta no descansa, está trabajando continuamente, hasta cuando sueña, trabaja, además la vida del escritor es una vida solitaria, uno cree estar solo y al cabo de los años, si los astros son propicios, uno descubre que uno está al centro de una especie de vasto círculo de amigos invisibles, de amigos que uno no conocerá nunca físicamente pero que lo quieren a uno y eso es una recompensa más que suficiente.”
Es lo que menciona Jorge Luis Borges cuando le preguntan sobre la tarea del arte, donde me parece que no habla de otra cosa que de los géneros psíquicos que, aunque, como menciona Bollas, no todos artistas actúan en ese orden, autores como él (Borges), Gorostiza, Octavio Paz, Pacheco, Sabines, entre muchos otros, no pueden ser descritos de otra forma.
Además del arte, el “trabajo del sueño”, para seguir la línea de Borges, me parece un gran ejemplo, el soñar como forma de pensamiento, el soñar que no necesita interpretarse porque en sí misma ya es una elaboración, porque fue producto del juego de lo inconsciente que al despertar nos permite saborear sus frutos.
Actualmente tengo un paciente que podría ilustrar la germinación de aquello escondido del psiquismo en la clínica.
“A” es un paciente con el que llevo trabajando más de seis meses. Hasta hace poco, su historia parecía la de un niño incomprendido por el mundo, parecía el cuento de un adolescente que no podía comunicarse asertivamente, que era invisible para los demás, que sus acciones siempre traían consecuencias negativas y a nadie le importaba saber el porqué de lo que hacía.
Vive con su abuela y con su tío. Su padre vive en Puerto Vallarta y lo ve muy esporádicamente. No tiene buena relación con su madre, a pesar de que vive cerca se rehúsa a verla y ella parece que busca excusas para no verlo.
En general, en este tiempo, no ha hablado de los motivos de la separación de los padres ni de cómo él llegó a vivir con su abuela.
Es estudiante de psicología, actualmente cursa el sexto cuatrimestre de la carrera. Es un paciente constante que, hasta la fecha, no ha faltado a ninguna sesión. Por lo general asiste una vez a la semana, aunque en ocasiones llegan a ser más.
Las primeras sesiones, y en general los primeros meses, giraron en torno a un tema en especial: la genuinidad y la falsedad. Podría decir que hasta ahora ha tenido tres etapas de su tratamiento, esta sería la primera. Indica que las personas en su mayoría son falsas, que actúan sólo como esperan los demás y que se dejan llevar siempre por las apariencias. También habla de muchas mujeres, de cómo, de alguna manera, él siempre les da cosas buenas, parece que hay muchas mujeres en su vida, pero ninguna constante.
Todos rechazan lo bueno que él da en esta primera etapa de su discurso, él se esfuerza en hacer algo bueno, algo genuino por el otro y él siempre lo rechaza sin pensar en el trabajo que le había costado. También indica que ha intentado querer ser como los demás, disfrutar de las cosas tontas como todos pero no puede, incluso refiere sentirse mal con ello y que aún así los demás no valoran el esfuerzo que hace por intentar encajar.
La segunda etapa consistió en la queja general. Todos eran malos y estúpidos, en general su abuela, que siempre pide y nunca da, su padre, envidioso, que no se preocupa por él y que sólo quiere implantarle sus ideas y su tío, que parece ser el peor, con el que más pelea, parece que nunca pueden llegar a estar bien, siempre se busca algo para discutir, nada de lo que él hace le parece.
El paso a su tercera etapa se dio porque su abuela y su tío no le permitieron entrar a trabajar en ventas. Para la siguiente sesión llego la etapa de la desesperanza.
Confesó pensamiento suicidas, que no encontraba ningún sostén en ningún lado, que nada le llamaba la atención, ya ni si quiera las mujeres, sentía que ellas eran lo único que podían sostenerlo pero parece que nunca iba a encontrar la indicada, la que pueda darle todo lo que él desea. Ya no encontraba solución a lo que le sucedía en casa, las constantes peleas con su tío y su abuela que no lo dejan ser, un padre que no lo comprende, en la escuela con gente a la que no le agrada ni ellos a él, no encaja en ningún lado y no encuentra un lugar donde pueda hacerlo. Se cansó de buscar.
En la sesión se puso en la mesa lo que yo debería hacer, me pidió que sólo se tocara ese tema en sesión, pues yo era la única persona a quien se lo había confesado. Yo había sentido esos pensamientos desde los primeros meses, por lo que decidí aumentar las sesiones a 4 por semana, gracias a que esto sucedió en vacaciones fue posible y él accedió.
Hace poco llegamos a la cuarta etapa. Por primera vez cayó en cuenta que ese lugar no se encuentra, sino que se construye. Esto le dio nuevas esperanzas. A la sesión siguiente dijo por primera vez algo bueno del padre y él dio cuenta de ello. A la que sigue, refirió ver una película, “el planeta del tesoro”, de un chico que emprende un viaje en una nave espacial con un ciborg después de haber tenido una pelea con la madre por situaciones similares a las que describe el paciente, refiere una escena donde tras una invitación del ciborg a seguirlo, tiene un recuerdo de su padre. Puso a su tío en el lugar del ciborg, que “vino a rescatar al niño”. Reconoció lo bueno de su tío e indicó comenzar a generar algo, dijo que sólo podría compartirlo conmigo y con uno de sus mejores amigos, pero aún no estaba listo para hacerlo, sin embargo, indicó querer hacerlo para poder transmitirlo a los demás.
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