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La Psicología Y El Ser

Gaby624 de Octubre de 2013

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Capítulo I La psicología y el ser

humano

1. Enfoque de la psicología

Es muy difícil poder precisar en una definición escueta lo que es la

psicología, tanto como lo es delimitar exactamente el objeto de cualquier

ciencia. Las definiciones se incluyen siempre al comienzo de los libros y

sólo se comprenden al final, cuando ya se tiene una perspectiva total de la

materia. En un intento de resolver o eludir la estrechez de las definiciones,

se ha dicho de otro campo científico (la sociología), que ella es lo que

hacen los sociólogos. Si trasplantamos esta fórmula a la psicología, no

adelantamos nada, porque además de constituir un truismo o una

tautología, las disciplinas psicológicas no tienen todavía tan plenamente

ganado un terreno, como actividad práctica u oficio, como lo tiene el

sociólogo; en la sociología, según lo describieron distintos autores, la práctica precedió a la sistematización teórica y se inicia como una paraciencia,

mientras que en la psicología la teoría y la especulación filosófica precedieron a la práctica y aun en gran medida, todavía ahora, la remplazan;

como lo dice Boring, la psicología vino primero, los psicólogos vinieron

más tarde.

La psicología llega muy tarde a estructurarse como campo científico.

Como todas las ciencias, se separa muy gradualmente de la filosofía, aunque conservando con ella muy estrechos lazos. El término psicología data

del siglo XVI, pero aún en el siglo XVIII era muy raro su empleo; adoptado por Kant, se difundió posteriormente. Comte no la incluyó de manera

especial en su clasificación de las ciencias, y aún en la actualidad tiene que

enfrentar muchas resistencias y desconfianzas; tanto la idealización como

el desprecio representan verdaderas trabas en su desarrollo.

El conocimiento científico incrementa nuestro poder real sobre las

cosas, pero aminora y lesiona nuestra fantasía y nuestra omnipotencia

mágica. Freud señaló que tres son los descubrimientos que más han lesionado nuestro narcisismo: el de que nuestro planeta no es el centro del

universo, sino uno de los tantos, entre los que no ocupa ningún puesto de

privilegio; en segundo lugar, el de que no somos los reyes de la creación, sino productos de la evolución de las especies animales; y en tercer lugar,

en orden cronológico, el de que no somos seres íntegramente racionales,

sino que buena parte de nuestra conducta es desconocida, en sus motivaciones, por nosotros mismos. El estudio de las cosas del cielo y de la

tierra no se ha hecho sin esfuerzos ni sin ansiedades, pero éstos se potencian en el caso de estudiarse el ser humano a sí mismo. Por ello, las ciencias

del hombre llegan tarde y se hallan aún en período formativo.

Las ciencias naturales han tenido, en su tiempo, que vencer también

fuertes resistencias, similares a las que se presentan en la actualidad para

el caso de las ciencias del hombre, especialmente la psicología y la sociología. Pero también esta resistencia es tanto mayor cuanto más se acerca e

incluye al propio ser humano; la física y la química, como observa

Fenichel, vencieron la resistencia antes que la biología, y ésta, antes que la

anatomía y la fisiología. Estas, a su vez, antes que la psicología. No está

muy lejano el tiempo en que al anatomista y al patólogo les estaba

prohibida muy severamente la disección de los cadáveres. Seguramente

que este desarrollo no tiene exclusivamente sus causas en la evolución de

las resistencias psicológicas ni en un puro progreso en el dominio de las

ideas, pero no es menos cierto que esta resistencia actúa en algunos

momentos, en forma independiente y muy intensa. El desarrollo de la

ciencia se halla muy vinculado al desarrollo de la sociedad humana y a la

de sus necesidades técnicas o, en otros términos, a la necesidad de

supervivencia de la especie. Hasta ahora, todo progreso científico ha

propulsado los factores de cambio social que, por supuesto, entran en pugna

con todas las fuerzas sociales que tienden a la preservación de una configuración social dada. De esta manera, los avances y retrocesos cientí-

ficos y filosóficos se hallan ligados a complejos procesos históricos de

intereses de clases en conflicto.

2. La psicología y su objeto de estudio

Ateniéndonos exclusivamente al hombre, y según todo lo que

llevamos expuesto hasta aquí, podemos decir que la psicología estudia los

seres humanos, pero que indudablemente con esto no queda configurado

ni delimitado con exactitud su campo de operación, porque muchas otras

ciencias se ocupan del hombre y lo enfocan como objeto de estudio

(historia, antropología, filosofía, sociología, etcétera).

Si, de acuerdo con esto, la psicología tiene un objeto de estudio en

común con muchas otras disciplinas, la identidad de cada una de éstas y la

respectiva delimitación de las mismas sólo puede hacerse a través

de dos caminos: considerar que cada una de ellas toma una parte del

objeto para su estudio, o bien que cada una de ellas enfoca de una manera

exclusiva y privativa el mismo fenómeno, enfoque exclusivo que corresponde a un grupo, clase o nivel de las cualidades del objeto. Creemos que

__en términos generales- el primer criterio ha privado en la historia de la

psicología, mientras que el segundo es el que desarrollaremos aquí y que

no debe ser confundido con la posición que explica y admite solamente la

existencia de "puntos de vista" distintos para el mismo suceso o cualidad.

Entre las disciplinas científicas, se puede reconocer un grupo que se

caracteriza por tener un objeto propio de estudio, que le pertenece en totalidad: los seres vivos son estudiados por la biología y los astros por la

astronomía; otro grupo recibe su denominación y se configura, o se configuró inicialmente, por el empleo de un instrumento de investigación:

microbiología, espectroscopia, ultramicroscopía, etcétera. Otro grupo de

ciencias estudia aspectos distintos de un mismo objeto: la química y la

física estudian los mismos objetos, diferenciándose en la forma en que lo

hacen, formas que se corresponden con dos aspectos o cualidades distintas, reales, del mismo objeto; una mesa, un músculo, pueden ser estudiados

tanto por la física como por la química. Esto no pretende ser una clasificación de las ciencias, sino un cuadro que nos sirva de orientación para

ubicar la psicología. Además, las delimitaciones son válidas sólo en cierta

medida, porque los fenómenos, en la realidad, se superponen, continúan o

suceden.

Con respecto a la psicología, podemos decir que estudia los seres

humanos, pero lo hace desde un ángulo o enfoque particular, que responde

a la necesidad de atender determinado plano de su organización como seres

vivos. La psicología no es la única que estudia al hombre y, por lo tanto,

comparte su objeto con otras ciencias. Los intentos de hallar un objeto

específico y privativo para cada ciencia tienen mucha relación con los

supuestos metafísicos de estudiar entidades o sustancias, y estas falacias

han conducido históricamente a la psicología a definir su objeto de estudio

como el alma, la conciencia, la mente o el psiquismo, olvidando que éstas

son entidades abstractas con las cuales sé reemplazan los fenómenos

concretos. Con este tipo de definición, el objeto de estudio no queda claramente delimitado, sino que, por el contrario, se desemboca en una complicada mitología de la que aún no se han desembarazado del todo las

modernas corrientes psicológicas. Estas definiciones estructuran una psicología verbalista, o bien se desarrolla una contradicción entre los fenómenos

concretos estudiados y las respectivas formulaciones teóricas.

No hay tal cosa como alma, psique, mente o conciencia; hay sí, fenó-menos psicológicos o mentales, pero el atributo no debe ser transformado

en sujeto ni en sustancia.

Por todo ello, nos parece importante partir de la afirmación de que la

psicología estudia, o debe estudiar, seres humanos reales y concretos. Sabemos que el planteo de un problema implica un encuadre o limitación de las

respuestas al mismo; ya Sócrates decía que el que responde a una pregunta

no es el que la contesta, sino el que la formula. Si la psicología estudia al

hombre, siempre se halla implícita en ella una determinada concepción del

mismo. Inclusive dentro de la psicología que se define como el estudio de

la mente o el alma, se halla incluida una concepción del hombre que éste

tiene de sí mismo en un determinado momento histórico; porque estos

supuestos no son meras especulaciones que surgen por sí mismas de una

actitud totalmente contemplativa, sino que se hallan siempre vinculados a

las características culturales, sociales, de cada época. Cada organización

histórico-social tiene un tipo de imagen de sí misma.

Nos interesa partir de una concepción científica del hombre, a la cual

ya ha contribuido

...

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