La influencia del conductismo en la actitud de los alumnos

Escuela Normal Particular Autorizada Fray Martín de Valencia.

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Licenciatura en educación primaria

Curso: Taller de redacción.

Producto: Ensayo

Maestra: Yanet Elena Ruedas.

Alumno: Noé Guevara Sánchez

                                                    Etzatlán, Jalisco Octubre del 2019

La influencia del conductismo en la actitud de los alumnos.

El presente ensayo se elaboró con la finalidad de brindar al lector un panorama claro con relación a la utilización del conductismo dentro del sistema escolar, así como también las consecuencias que este tipo de metodología puede generar en los alumnos. Así mismo dentro del documento se realiza una comparación entre el conductismo y el constructivismo, dos grandes corrientes psicológicas, que cada una a su manera explica como es el proceso o mejor dicho como tiene que ser para que un sujeto pueda aprender (en este caso los alumnos), para realizar dicha comparación se consideraron aspectos tanto positivos como negativos de ambas metodologías, es necesario señalar que los ejemplos suscitados en el presente trabajo se basan en experiencia propia del autor.

Cabe destacar que la motivación del autor por realizar este ensayo proviene, como se mencionó anteriormente, de una vivencia personal, la cual logró captar su atención. Esta experiencia en concreto, se ubica dentro del sexto grado de educación primaria de la escuela “Emiliano Zapata” en el municipio de Hostotipaquillo, Jalisco.

Lo que llamó la atención del autor fue la poca o nula participación de los alumnos en clase esto aunado a una falta de autonomía para decidir qué hacer o escribir, es decir los educandos de sexto grado tenían que esperar a que la docente les dijera que hacer o que respuesta era la correcta para posteriormente escribir las palabras dichas por la maestra.

Una vez que se explicó tanto la finalidad del presente documento como la motivación que ocasionó la indagación del mismo. En un primer momento es necesario comenzar por definir que es el conductismo, el cual es una corriente de la psicología que se centra en el estudio de las leyes comunes que determinan el comportamiento humano y animal, es decir se prioriza lo objetivo por encima de lo subjetivo.

Debido a este motivo los conductistas tienden a concebir a los seres vivos como “tabulas rasas” cuya conducta está determinada por los refuerzos y castigos que reciban más que por predisposiciones internas. El comportamiento, por tanto, no depende principalmente de fenómenos internos, como los instintos o los pensamientos, sino más bien del entorno, y no podemos separar ni la conducta ni el aprendizaje del contexto en que tienen lugar.

Lo mencionado en párrafos anteriores nos da una pauta para lograr comprender lo que dice Watson en una de sus más citadas frases, dadme una docena de niños sanos, bien formados y con mi ambiente específico para educarlos en él, y garantizo poder tomar cualquiera de ellos al azar y entrenarlo para que sea especialista en lo que yo seleccione -médico, abogado, artista, mercader, e incluso pedigüeño o ladrón- sin importar sus talentos, inclinaciones, tendencias, habilidades, vocación o quiénes fueron sus antepasados. (Watson, 1924/1955, p. 82).

Lo que nos dice el autor con la frase citada anteriormente es que el aprendizaje o formación de un sujeto, sin importar cuál sea su historial personal, puede llegar a ser de él lo que el instructor quiera de él, es decir mientras se eduque a un sujeto bajo ciertas condiciones favorables el resultado será siempre el mismo. Extrapolando esto a la realidad áulica vivida en la escuela “Emiliano Zapata”  me percaté de que si bien es cierto no se explicita del todo un conductismo por parte de la docente, la manera de actuar de los alumnos devela algo completamente diferente.

Pongamos por caso, una actividad en la cual los estudiantes tenían que responder algunas preguntas con base en sus opiniones, lo que me sorprendió es que los educandos al momento de compartir sus respuestas de manera grupal realmente expresaban lo que ellos pensaban, sin embargo una vez que tenían que escribir la respuesta en su cuaderno, ellos cuestionaban a la profesora ¿Qué escribimos? Y de manera casi automática la maestra les dictaba lo que ellos tenían que escribir.

Lo mencionado en el párrafo anterior nos guía a una de las metáforas más conocidas entre los conducticas y el rol que el docente debe desarrollar en el proceso enseñanza-aprendizaje.  “En el conductismo el docente funciona como el alfarero que moldea el barro”. En otras palabras se puede decir que el maestro de acuerdo con la concepción conductista es el encargado de “formar” a los alumnos de una manera homogénea, sin tomar en cuenta la diversidad cultural que existe dentro de un aula de clase, por lo que cualquier educando que haya sido o esté siendo educado con esta metodología, tendrá siempre presente una sola idea, un sólo “molde” del cual no es posible salir.

Contrastando la metáfora del alfarero con la realidad del sexto grado de la escuela “Emiliano Zapata”, me percaté de que los alumnos no tienen una “libertad” para pensar y actuar, de modo que la docente se convierte en la alfarera y los alumnos en simple barro, el cual está listo para ser moldeado a una sola forma, privando de esta manera a los estudiantes de descubrir el mundo y aprender de él  mediante su propia interacción y manera de pensar.

 Pero a pesar de que todo parece indicar que el conductismo no tiene cabida dentro de un aula de clase, si ponemos las cosas en una balanza, no todo lo relacionado con esta corriente psicológica es  malo, sino más bien lo que perjudica a los alumnos es la manera en la que se emplea dicho paradigma, prueba de ello es el condicionamiento operante que de acuerdo con Skinner, parte de  las consecuencias que tiene el modo en el que se interactúa con el mundo  para así constituir el principal mecanismo de modificación de la conducta.

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