Liderazgo En El Grupo

Liderazgo en el grupo

La clave del éxito como terapeuta de grupo es el compromiso de no dejar nunca de luchar para llegar a estar cada vez más realizado como ser humano.

Personalidad y carácter.

Siguientes características están vinculadas al liderazgo efectivo del grupo:

Presencia. La presencia emocional significa ser movido por la alegría y el dolor que experimentan los otros. La habilidad de los terapeutas para mostrar estas experiencias les facilita empatizar y comprender a los miembros del grupo.

Poder personal. Implica la confianza en sí mismo y la conciencia de la influencia propia sobre los otros. No es posible transmitir a otros lo que uno mismo no posee. El poder personal va acompañado del reconocimiento de que no se necesita mantener a los otros en una posición inferior para mantener el poder propio.

Valentía. Los terapeutas efectivos son conscientes de que deben mostrar valentía en sus interacciones con los miembros del grupo, muestran valentía adoptando riesgos en el grupo y admitiendo sus errores, mostrándose vulnerables.

Voluntad para confrontarse consigo mismo. Una de las principales tareas del terapeuta consiste en promover la auto-exploración de los clientes. La auto-confrontación puede adoptar la forma de formular y responder preguntas como las siguientes:

- ¿Porque dirijo grupos? ¿Qué obtengo de esta actividad?

- ¿Por qué me comporto de este modo en el grupo? ¿Cuáles de mis necesidades se satisfacen a través de mi rol como terapeuta del grupo?

La auto-confrontación es un proceso continuo y no existen respuestas simples para estas preguntas. Los terapeutas que son conscientes de sí mismos, son capaces de trabajar terapéuticamente con las transferencias que emergen en el entorno grupal tanto hacia si mismos como hacia el resto de los miembros.

Sinceridad y autenticidad. Como la sinceridad conlleva a ser directo, implica también comunicar a los miembros lo que no quieren oír. Sentido de identidad. Esto implica conocer los propios valores y vivir en base a patrones internamente derivados y no en base a expectativas ajenas. Significa ser consciente de los puntos fuertes, limitaciones, necesidades, temores, motivaciones y metas propias.

Confianza y entusiasmo en el proceso grupal. A menudo los terapeutas dirigen grupos en centros solo porque es el trabajo que les corresponde pero sin estar convencidos de que la intervención grupal supondrá un cambio. Imaginación y creatividad..

Problemas y factores especiales para los terapeutas principales.

Ansiedad inicial. Antes de dirigir su primer grupo sin ninguna duda se sentirá ansioso por hacer que empiece el grupo y por mantenerlo en marcha, algunas cuestiones que se formularan: ¿Conozco ya lo suficiente para dirigir un grupo?, ¿seré capaz de poner el grupo en marcha?, ¿querrán volver los miembros del grupo?

La ansiedad moderada puede ser beneficiosa porque puede conducir a una auto-valoración honesta.

Auto-Apertura.

Escasa auto-apertura. Si intenta mantener las expectativas estereotipadas del rol y mantener una imagen misteriosa, protegido tras su fachada profesional puede perder su identidad personal en el grupo y no permitir que sepan nada de usted.

Excesiva auto-apertura. Es un error asumir que “mientras más revelaciones, mejor”, como también lo es “dejarlas salir” sin evaluar las razones de sus intervenciones.

El manejo de las reacciones propias ante la resistencia de los miembros.

Cuando los miembros del grupo muestran una conducta que usted considera problemática, deber ser consciente de la tendencia a responder con sentimientos fuertes. Si usted ignora sus propias reacciones, en esencia se escapa de las interacciones que se produce en el grupo.

El terapeuta del grupo como profesional.

Destreza de liderazgo de grupos. El liderazgo efectivo requiere destrezas específicas y la adecuada ejecución de ciertas funciones.

Escucha activa. Implica prestar toda la atención al hablante y ser sensible al mensaje comunicado tanto a nivel

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