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Los fundamentos del psicoanálisis de Freud


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2014  •  Tutoriales  •  7.140 Palabras (29 Páginas)  •  208 Visitas

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Marca de época

Freud escribió “La interpretación de los sueños” en 1899, pero la publica en 1900, fecha que es como una marca añadida al texto para indicar el carácter inaugural de su obra.

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Con Freud irrumpe una nueva perspectiva que revoluciona el estudio de la subjetividad y muestra, precisamente, que el sujeto no se confunde con el individuo Por ahora nos atendremos a esta metáfora tópica: el sujeto está descentrado con respecto al individuo. Yo es otro quiere decir eso

El psicoanálisis tiene valor de revolución copernicana. Toda la relación del hombre consigo mismo cambia de perspectiva con el descubrimiento freudiano, y de esto se trata en la práctica, tal como la realizamos todos los días.

Porque lo que reaparece en la mayéutica analítica es la verdad en el error y el error en la verdad

Freud descubrió el inconciente e invento el psicoanálisis.

Las nuevas perspectivas abiertas por Freud estaban llamadas a abolir las precedentes. Sin embargo, algo se produjo en el manejo de los términos teóricos, y reapareció una noción del yo absolutamente distinta de la que implica el equilibrio del conjunto de la teoría de Freud, y que, por el contrario, tiende a la reabsorción del saber analítico en la psicología general, que en este caso significa psicología preanalítica. Y, al mismo tiempo, puesto que teoría y práctica no son separables, la relación analítica, la dirección de la práctica, vieron cambiar su orientación. La historia actual de la técnica psicoanalítica lo demuestra.

La tesis que sostiene Lacan es que la técnica de Freud, en su origen, trasciende esta ilusión, (la ilusión de completud, de un yo integrado) ilusión que ejerce concretamente una influencia decisiva en la subjetividad de los individuos. El problema entonces es saber si el psicoanálisis se dejará llevar poco a poco a abandonar lo que por un momento fue vislumbrado o si, por el contrario, manifestará otra vez, dándole nueva vida, su relieve.

Si se considera, a la manera de los conductistas, lo que en el animal humano, en el individuo en cuanto organismo, se propone objetivamente, salen a luz cierto número de propiedades, desplazamientos, determinadas maniobras y relaciones, y de la organización de estas conductas se infiere la mayor o menor amplitud de los rodeos de que es capaz el individuo para obtener cosas que por definición son planteadas como sus metas. Con ello nos hacemos una idea de la dimensión de sus relaciones con el mundo exterior, medimos el grado de su inteligencia, fijamos, evaluamos el perfeccionamiento, de su especie. Pues bien, Freud nos aporta lo siguiente: las elaboraciones del sujeto en cuestión de ningún modo son situables sobre un eje donde, a medida que fueran más elevadas, se confundirían cada vez más con la inteligencia, la excelencia, la perfección del individuo.

Freud nos dice: el sujeto no es su inteligencia, no está sobre el mismo eje, es excéntrico. El sujeto como tal, funcionando en tanto que sujeto, es otra cosa y no un organismo que se adapta. Es otra cosa, y para quien sabe oírla, toda su conducta habla desde otra parte.

-El retorno a Freud-

.Sin embargo no hay que olvidar que desde el inicio de su enseñanza, que es el llamado Discurso de Roma, texto de los Escritos que se denomina “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis”, Lacan señala que su enseñanza es inseparable del retorno a Freud, pero de un retorno a Freud fundado en la degradación de la práctica psicoanalítica post-freudiana.

Señala cómo el lenguaje aparece olvidado, caído en desuso en la práctica psicoanalítica y la utilización y la búsqueda de un más allá, llámese afecto, evolución, como se quiera, que se transforma en el fundamento último de esta práctica, olvidando el fundamento que en la palabra obtiene el psicoanálisis.

La formación y el contexto científico de Lacan, quien falleció el 9 de septiembre de 1981, a la que en general se hace poca alusión, era muy diferente a la de Freud.

Lacan lo dice explícitamente en sus primeras conferencias que dio en EE.UU en las años 75, señalando que su primer contacto no fue, como el de Freud, un contacto con la histeria, sino un contacto con la psicosis

Ahora bien, este retorno a Freud de Lacan no es un retorno a una finalidad ingenua de Freud; Lacan lee a Freud desde un lugar diferente y desde la formación que lo caracteriza. Formación psiquiátrica por un lado, formación filosófica extensa por otro, al igual que su formación literaria, introduce como referencias la antropología, la lógica matemática y la lingüística, que están ausentes en Freud.

Esto es hasta tal punto así que en su Seminario II Lacan tiene un capítulo dedicado a la cibernética y relaciona la estructura del lenguaje del inconsciente con el mecanismo cibernético, lo cual no puede menos que llamarnos la atención si pensamos que este seminario está fechado en los 50. Hoy en día todo el mundo habla de computadoras, no era el caso en los 50 y sin embargo la cibernética ya sirvió de punto de referencia a Lacan para pensar una memoria sin sujeto, vale decir, el inconsciente.

Por lo tanto retorna a Freud pero lo examina con un arsenal teórico que no es el arsenal teórico freudiano.

El proyecto de Lacan, y esto es importante, no es el proyecto de alguien que pretende leer a Freud desde sus fuentes. Lacan no busca en las fuentes teóricas freudianas el fundamento del retorno a Freud, lo busca en la teorización e incorporación de otros elementos, que son absolutamente nuevos, que son los de la lingüística, las matemáticas y la antropología.

Lacan propone un retorno a la lectura de los textos freudianos en alemán, lectura crítica necesaria para devolver a la palabra su carácter profundamente subversivo, fundante. Para quitarle el carácter de instrumento, domesticador del yo, en una práctica que había pasado a situar los fundamentos siempre en otro lugar, más allá de las palabra, en los afectos, en los ideales. Purismo necesario por la degradación a la que había llegado el estatuto de la palabra en la práctica analítica, vaciada de sentido por la banalización de los conceptos.

El retorno al texto de Freud muestra la coherencia absoluta de su técnica en su descubrimiento, al mismo tiempo que permite situar sus procedimientos en el rango que les corresponde.

Por eso toda rectificación del psicoanálisis impone que se retorne a la verdad de ese descubrimiento en su momento

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