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Ontología Del Lenguaje


Enviado por   •  27 de Mayo de 2013  •  16.006 Palabras (65 Páginas)  •  592 Visitas

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Actos lingüísticos básicos

En otras disciplina, primero viene la realidad, después el lenguaje. El papel del lenguaje pareciera ser el de dar cuenta de lo que existe. Nuestro sentido común da por sentado que el lenguaje, y lo que hace el lenguaje es simplemente describirla, “hablar de” ella. Se suponía que el papel del lenguaje es pasivo. El siempre llega tarde, cuando la realidad ya se ha establecido, ya ha ocupado su propio lugar.

Esta es una interpretación muy antigua del lenguaje, cuyo origen se remonta a los antiguos griegos. Es tan vieja que normalmente olvidamos que se trata de una interpretación. Aún más, llegamos a pensar que esta interpretación es, en verdad, una fiel representación de su propia “realidad”.

Esta interpretación, tan sostenida, ha sido seriamente cuestionada desde la mitad del presente siglo con la aparición de una rama de la filosofía llamada la filosofía del lenguaje y muy particularmente, a partir de las contribuciones del filósofo austríaco Ludwin Wittgenstein.

La filosofía del lenguaje pronto planteo que cuando hablamos no solamente describimos una realidad existente; también actuamos. El lenguaje, es acción. Tomemos un ejemplo cuando decimos a alguien “Te felicito”, no estamos describiendo una felicitación, estamos realmente haciéndola. Estamos realmente ejecutando un acto de felicitar. El filósofo británico Austin fue el primero en destacar esta cualidad activa del lenguaje o, empleando sus propias palabras, la naturaleza “ejecutante” del lenguaje. Se dio cuenta de que aun cuando describimos, estamos “haciendo” una descripción y, por lo tanto estamos actuando.

Otro avance importante lo produjo el filósofo norteamericano Searle, quien propuso lo que llamó una taxonomía de los actos del habla; cuando hablamos, ejecutamos un número restringido y específico de acciones. Estas acciones las llamó “Actos lingüísticos” ya que estos actos pueden también ejecutarse en forma no verbal.

Sostuvo que sin importar el idioma siempre ejecutaremos el mismo número restringido y específico de actos lingüísticos. Dice que todos los Seres Humanos, independientemente del idioma que hablemos, al hablar hacemos afirmaciones, declaraciones, peticiones, etc. Estas acciones lingüísticas son universales. Las encontraremos en todos los idiomas, sea cual fuerce el lenguaje que se hable. Ahora podemos observar el lenguaje y distinguir las diferentes acciones que ejecutamos cuando nos comunicamos.

Gracias a estas contribuciones (entre otras) una interpretación generativa y activa del lenguaje ha progresivamente sustituido nuestra vieja interpretación pasiva que lo restringía a su carácter descriptivo.

Afirmaciones y declaraciones:

Al observar el habla como acción, es más como una acción que siempre establece un vínculo entre la palabra, por un lado, y el mundo por el otro, cabe preguntarse: Cuándo hablamos, ¿Qué tiene primacía? ¿El mundo o la palabra? ¿Cuál de las dos conduce a la acción? ¿Cuál podríamos decir que “manda”? Estas preguntas tienen el mérito de llevarnos a establecer una importante distinción: a veces, al hablar la palabra debe adecuarse al mundo, mientras que otras veces, el mundo se adecua a la palabra.

Cuando se trate del primer caso, cuando podamos sostener que la palabra debe adecuarse al mundo y que, por lo tanto, el mundo es el que conduce a la palabra, hablamos de afirmaciones. Cuando suceda lo contrario, que la palabra modifica al mundo y que por lo tanto, el mundo requiere adecuarse a la palabra estamos hablando de declaraciones. Lo importante de esta distinción es que nos permite separar dos tipos de acciones diferentes que tienen lugar al hablar, dos actos lingüísticos distintos.

Las afirmaciones corresponden al tipo de acto lingüístico que normalmente llamamos descripciones.

Los seres humanos observamos según las distinciones que poseamos. Como los seres humanos podemos compartir lo que observamos, suponemos que ésta es la forma como son realmente las cosas, pero las distinciones de cada ser humano pueden variar (por ejemplo los esquimales ven distintas tonalidades de blanco). Aunque dos personas concluyamos en que observamos lo mismo, es discutible, solo podemos decir que compartimos la misma observación y no la descripción de la realidad.

Sin embargo, basándonos en esta capacidad común de observación, los Seres Humanos pueden distinguir entre afirmaciones verdaderas o falsas. Esta es una distinción muy derivada de una convención social que hace posible la coexistencia en comunidad.

Una afirmación verdadera es una proposición para la cual podemos proporcionar un testigo, Un testigo es un miembro cualquiera de nuestra comunidad con quienes compartimos distinciones que por estar en el mismo lugar en ese momento, puede coincidir con nuestra observación. Al decir “Hizo sol el martes pasado en Buenos Aires”, llamaremos verdadera a esta afirmación si podemos demostrar que alguien, habiendo estado allí compartió lo que observamos.

Una afirmación puede estar sujeta a confirmación.

No todas las afirmaciones pueden ser separadas en la práctica en verdaderas o falsas. Algunas veces no se puede confirmar por no existir las condiciones necesarias para su comprobación.

Como ejemplo, el pronóstico del tiempo “Lloverá mañana” es una afirmación sujeta a confirmación, en el intervalo es indecisa. Por lo general las afirmaciones acerca del futuro tienen calidad de indecisas.

Cada vez que ejecutamos un acto lingüístico adquirimos un compromiso y debemos aceptar la responsabilidad social de lo que decimos. El hablar nunca es un acto inocente. Cada acto lingüístico se caracteriza por involucrar compromisos sociales diferentes. En el caso de las afirmaciones, el compromiso guarda relación con la necesidad de establecer de manera efectiva que la palabra cumple con la exigencia de adecuarse a las observaciones que hacemos sobre el estado del mundo.

Cuando afirmamos algo nos comprometemos con la veracidad de nuestras afirmaciones ante la comunidad que nos escucha. Contraemos una responsabilidad social por su veracidad, las afirmaciones hablan de un mundo ya existente. Tiene que ver con lo que llamamos comúnmente el mundo de los “hechos”.

Las declaraciones son muy diferentes de las afirmaciones. Cuando hacemos una declaración no hablamos acerca del mundo, generamos un nuevo mundo para nosotros. La palabra genera una realidad diferente. Después de haberse dicho lo que se dijo, el mundo ya no es el mismo de antes. Este fue transformado por el poder de la palabra

Cuando un grupo de personas se reunió en Filadelfia en julio de

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