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Os Spicosociales En El Divorcio


Enviado por   •  21 de Agosto de 2014  •  2.573 Palabras (11 Páginas)  •  170 Visitas

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Efectos psicosociales del divorcio en los hijos

Conferencia dictada en la Facultad de Psicología, U.D.A., Mendoza, 17 de abril de 1.998.

Lic. Carolina Gianell

cgianella@arnet.com.ar / 0261 - 4244262

El divorcio de los padres transforma completamente la vida de sus hijos, y esta transformación se produce con un gran dolor: pierden la intimidad cotidiana con uno de sus padres, se altera su orden familiar y se sienten básicamente abandonados.

La experiencia del divorcio agrega elementos a la identidad, modificándola. Los hijos de familias divorciadas comparten actitudes, sentimientos e ilusiones, y se consideran miembros de un grupo humano especial. El hecho de ser hijos de padres divorciados les otorga una identidad fija, que los define y que afecta profundamente sus relaciones presentes y futuras.

Sienten que el proceso de crecimiento es más difícil, y necesariamente lo es, porque el divorcio agrega tareas.

si los padres logran acuerdos respecto a los hijos desde los primeros momentos de la separación, los hijos logran una mayor competencia social;

Los alimentos representan para los niños el apoyo y el interés del padre no conviviente por su bienestar y su crecimiento. La cuota que se fije debe ser replanteada a lo largo del tiempo. Los adolescentes generan más gastos Cuando dejan de recibir apoyo económico al cumplir la mayoría de edad, sienten que dejan de recibir el apoyo emocional y psicológico de sus padres, sintiéndose indefensos y no merecedores de su apoyo.

El divorcio es una experiencia muy diferente para los padres y para los hijos. Muchas veces lo que es bueno para los padres no lo es también para los hijos. No hay fundamentos para sostener que la mayor felicidad del adulto lo volverá necesariamente más sensible o preocupado por sus hijos. Muchas veces, las circunstancias que enriquecen la vida de un adulto pueden determinar que se encuentre menos disponible para sus hijos.

El divorcio constituye una segunda oportunidad para los padres, que pueden vivirlo como la posibilidad de reconstruir sus vidas, volver a enamorarse, aprender de errores pasados, crecer psicológicamente y ser mejores padres. Para los hijos constituye la pérdida de su estructura familiar, fundamental para su desarrollo, Reacciones esperables

La primer reacción de los hijos frente al divorcio es el temor, una profunda sensación de pérdida y tristeza, y pueden llorar tanto por un padre afectivo como por un padre indiferente.

También se preocupan por el bienestar de sus padres, extrañan al padre que se ha ido y temen no volver a verlo

A cualquier edad se sienten rechazados. Cuando un padre abandona al otro, los niños lo interpretan como si los abandonaran a ellos

Sienten que su opinión no cuenta y sienten impotencia frente a su incapacidad para influir en un acontecimiento tan importante en sus vidas.

Se sienten profundamente solos. Parecen desaparecer todos los apoyos. Menos del diez por ciento de los niños que participaron del estudio referido, tuvieron a su lado a un adulto que les hablara comprensivamente mientras se producía el divorcio. Los padres están muy preocupados por sí mismos, deprimidos y desorientados, y es poca la disposición que en los primeros momentos tienen para sus hijos.

El apoyo de la red familiar y social es de suma importancia en estos momentos. Esta red de apoyo es eficaz cuando acepta la separación, no toma partido, brinda ayuda emocional y financiera, sostiene al padre custodio en sus funciones parentales y se preocupa sobre todo por los niños.

El papel de los abuelos puede ser fundamental, no sólo en los primeros momentos, sino a lo largo de todo el proceso. También las relaciones fraternas pueden ser muy importantes. Los hermanos se procuran contención y apoyo mutuamente.

Cuando los chicos sienten que NO son una prioridad en la vida de sus padres, necesitan adultos que estimulen su autoestima y apoyen sus aptitudes.

los hijos de familias divorciadas sienten más temor que los hijos de familias intactas al fracaso matrimonial. Su búsqueda de amor e intimidad está rodeada de fantasmas. Su transición a la adultez es muy difícil. En esta época se renuevan los sentimientos y recuerdos vinculados al divorcio.

Todos comparten el temor al rechazo, a la traición y la vulnerabilidad frente a la sensación de pérdida, que puede prolongarse durante toda la vida.

Los hijos de familias divorciadas sienten más temor que los hijos de familias intactas al fracaso matrimonial. Su búsqueda de amor e intimidad está rodeada de fantasmas.

Su transición a la adultez es muy difícil. En esta época se renuevan los sentimientos y recuerdos vinculados al divorcio.

Cuando uno de los padres forma una nueva sienten una pérdida de intimidad con el padre que se ha vuelto a casar. Todo esto les genera confusión, celos y nuevas angustias, que pueden traducirse en conductas conflictivas, agresivas o de retraimiento.

LAS DIFERENCIAS EVOLUTIVAS

La edad de los hijos al momento de la separación marca importantes diferencias en relación al impacto que produce en ellos. Pueden distinguirse tres categorías siguiendo un criterio evolutivo: pre-escolares, escolares y adolescentes.

PRE-ESCOLARES

La total dependencia física y psíquica de sus padres, hace más fuerte el temor al abandono.Las limitaciones de su capacidad de comprensión, imprimen características particulares a su experiencia. Su razonamiento lógico depende de su experiencia, y sus nociones de tiempo, distancia y relación causa-efecto no están aún plenamente desarrolladas. Conforme a sus posibilidades intelectuales, pueden pensar que si un padre ha desaparecido, el otro también puede desaparecer fácilmente. Cuando son muy pequeños, de nada sirve decirles que papá vendrá el próximo lunes, porque no alcanzan a entenderlo, sólo saben que papá no está. Del mismo modo, cuando van a la casa del padre no conviviente, no están seguros, como Hansel y Gretel, de poder encontrar el camino de vuelta.

Dada su dependencia, sus temores, su comprensión limitada de los acontecimientos familiares y su incapacidad para tranquilizarse a sí mismos, pueden reaccionar mal ante el divorcio.

Es posible que presenten las siguientes conductas:

0 a 12 meses: caprichos, irritabilidad, tristeza o insensibilidad, que constituyen respuestas

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