Propuesta de Intervención Inserción al trabajo Profesional
220417Práctica o problema3 de Febrero de 2016
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Propuesta Intervención/ Acción
Ingrese a la práctica profesional en el área de la educación especial, dentro del lugar que funge como provisional del Centro de Desarrollo y Educación Comunitario Chalma (CDEC), la psicóloga experta se dedica principalmente al trabajo referente a pequeños con problemas de aprendizaje y a la estimulación temprana. Esto se desarrolla mediante el establecimiento de estrategias configuradas con base en las características del pequeño, pasando por distintos procesos, en un primer momento la evaluación del caso, para posteriormente establecer redes de apoyo con los padres de familia y en algunos casos con otros profesionales del aprendizaje como USAER con mayor frecuencia, para dar apertura a un trabajo multidisciplinario. La psicóloga experta trabaja con alrededor de 18 niños, mismos que acuden a terapia por distintas problemáticas, niños con síndrome de down, problemas de aprendizaje y conducta, estimulacion temprana; con cada uno de ellos trabaja diferentes cosas de acuerdo a sus necesidades, por lo que es necesario tener estrategias específicas para cada uno de los casos. Por ejemplo en el caso de Juan ella se percató mediante algunas evaluaciones sencillas: se le solicitó que caminara en línea recta, para determinar su situación psicomotriz, he incluso le pidió que intentara alcanzar la comisura izquierda de su boca, para conseguirlo le coloco duvalin en dicha comisura, aunado a ella agregó instrucciones verbales para que identificara su lado derecho e izquierdo, ésto cuando le pedía que levantara el brazo.
Los resultados que obtuvo indican que los profesionales que trabajaron anteriormente con J se habían “saltado pasos” para desarrollar en el aprendizaje significativo, ya que empezaron a “enseñarle” letras y lo forzaban a que intentara hablar, esto lo determinó mediante una entrevista realizada a la mamá del pequeño Juan.
No obstante he percibido que la psicóloga, en algunas ocasiones no aborda actividades que permitan el desarrollo emocional de los pequeños de forma concisa, si bien lo ha trabajado y un ejemplo de ello fue en la sesión 4 del día 1 de Noviembre, generando una dinámica en la cuales los pequeños se pintaban unos a otros mientras bromeaban con la psicóloga poniendo en juego la comunicación, las emociones, los sentimientos y por ende el fortalecimiento de los vínculos afectivos y el desarrollo emocional, aún así no lo ha hecho constantemente o por lo menos en otras sesiones en las cuales he estado presente, pues la mayoría de las ocasiones se centra en trabajar los problemas de conducta y aprendizaje.
Esto probablemente explique algunos “Berrinches” de Abner expresados en llanto, y las constantes quejas por parte de los maestros y padres de familia referentes al desempeño de sus pequeños cómo se presenta en la mayoría de los casos con los pequeños, Pablo, Valentina y Sofia, siendo ésta la constante de las problemáticas presentadas por lo que refieren a los pequeños con la psicóloga, es por esto la importancias de generar estrategias sólidas que permitan trabajar la estabilidad y desarrollo emocional de los pequeños para su desarrollo integral.
Las aplicaciones de la educación emocional se pueden dejar sentir en múltiples situaciones de la vida: comunicación efectiva y afectiva, resolución de conflictos, toma de decisiones, prevención de drogadicciones, problemas emocionales que incluso pueden llevar al aislamiento y depresión, por otro lado, la educación emocional propicia el desarrollo de la autoestima, con expectativas realistas sobre sí mismo, desarrolla la capacidad de “fluir” y la capacidad para adoptar una actitud positiva ante la vida. Todo esto de cara a posibilitar un mayor bienestar emocional, que redunda en un mayor bienestar social. Todo lo anterior debido a que al vivir en este contexto, el ser humano vive situaciones, mismas que a lo largo de su vida se tornan más complejas, esto hace que su comportamiento sea a su vez más diferenciado, varía de persona a persona acorde con los intereses, habilidades y circunstancias vitales propios.
El desarrollo emocional influye directamente en la evolución intelectual del niño; un desarrollo emocional poco satisfactorio puede tener incidencias negativas en el desarrollo intelectual: limitaciones en la memoria, dificultades en la percepción y la atención, es decir, una disminución de las asociaciones mentales satisfactorias, mientras un desarrollo correcto de las capacidades produce una aumento de la motivación, de la curiosidad y de las ganas de aprender, una amplitud de la agudeza y profundidad de la percepción e intuición. El desarrollo emocional satisfactorio supone ser consciente de los propios sentimientos, estar en contacto con ellos y ser capaz de involucrarse con otras personas de forma adecuada relacionándose positivamente. En general se aplica la palabra emoción para describir todo estado, movimiento o condición por el cual el hombre advierte el valor o importancia que una situación determinada tiene para su vida, sus necesidades o sus intereses. Los sentimientos, en cambio, son la expresión mental de las emociones; es decir, se habla de sentimientos cuando la emoción es codificada en el cerebro y la persona es capaz de identificar la emoción específica que experimenta: alegría, pena, rabia, soledad, tristeza, vergüenza, etc. (Yankovic, 2011).
Siguiendo esta línea Chóliz (2005), menciona que existen 6 emociones básicas que no son aprendidas sino que forman parte de la configuración del cerebro humano: la alegría, tristeza, ira, sorpresa, miedo y asco, mismas que se presentan independientemente de la cultura, raza e incluso edad, ya que las expresiones emocionales no son como las palabras, que difieren de una cultura a otra; se asemejan más a la respiración porque forman parte de la naturaleza humana. De estas emociones derivan otras consideradas como superiores y que difieren de las primarias porque éstas no son tan rápidas y automáticas como las emociones elementales ni están asociadas universalmente a una única expresión facial, tales como: el amor, la culpabilidad, la vergüenza, el desconcierto, el orgullo, la envidia y los celos. Todas ellas son esencialmente sociales de un modo en que no lo son las emociones elementales.
El niño tiene, desde su nacimiento, la capacidad fundamental de relacionarse socialmente. Pero podrá desarrollarla, siempre y cuando haya alguien, que cuide de él, disponible para establecer una relación social. Por eso, se puede pensar que para el bebé no es posible desarrollarse en soledad. Las experiencias afectivas con las personas de quienes están a cargo en los primeros años de vida tienen una enorme influencia a favor del desarrollo cognitivo, social y emocional, íntimamente relacionados.
Es así como Armus, Duhalde, Olivier y Woscoboinik (2012), plantean que las experiencias emocionales del niño con su familia permiten que él construya la capacidad de pensar el mundo que lo rodea y pensarse a sí mismo, es decir, construir su propio aparato psíquico, que se va a ir desarrollando hasta que logre ser alguien diferenciado como individuo e integrado a la sociedad.
En este sentido Filella, Ribes, Agulló, y Soldevila (2002), proponen considerar 5 ejes como aspectos centrales para abordar la educación emocional:
- La conciencia emocional como aspecto relevante para la comprensión de las emociones propias, saber qué se siente, qué se piensa, es decir, reconocer las emociones propias y las de los demás siendo capaces de expresarlas. Para ello resulta básico que se conozca la clasificación de las emociones y sus componentes (neurofisiológico, cognitivo, comportamental), es decir, lo que ocurre en el ámbito físico, qué pensamos delante de una emoción determinada y qué comportamiento manifestamos, pero no sólo que se reconozca que la emoción vivida tiene importancia, sino que se reconozca también que toda emoción implica una acción determinada.
- Regulación emocional. Las respuestas impulsivas a menudo provocan consecuencias negativas, para evitar esta correlación es necesario que se esté conscientes de la emoción vivida y que se pueda plantear en función de ésta, la acción más adecuada. Se trabajan estrategias de regulación como instrumento para controlar la impulsividad.
- La autoestima explica cómo nos sentimos con nosotros mismos; es una información contenida en nuestro autoconcepto y se basa en la combinación de informaciones objetivas sobre sí mismo y la evaluación subjetiva de estas informaciones. Una adecuada autoestima responde a una visión racional y a un sentirse satisfecho de sí mismo. Por el contrario, una baja autoestima produce un comportamiento inseguro e inadecuado ante los demás.
- Las habilidades sociales son las capacidades o destrezas sociales específicas, requeridas para ejecutar competentemente una relación interpersonal, por lo cual describen seis grupos de habilidades sociales: primeras habilidades sociales, habilidades sociales avanzadas, habilidades relacionadas con los sentimientos, habilidades alternativas a la agresión, habilidades para afrontar el estrés y habilidades de planificación.
- Por último, describen que las habilidades de vida permiten mostrar comportamientos apropiados para la resolución de problemas, relacionados con asuntos personales (toma de decisiones, organización y distribución del tiempo), familiares, de la comunidad, del trabajo.
Lo expuesto anteriormente indica que la tarea del psicólogo de la educación no es rápida ni fácil, pero sí imprescindible si se desea lograr un desarrollo integral en los pequeños. Se Requiere incluso de toda una serie de condiciones propicias en los centros de trabajo y aulas. Y de capacidades y condiciones internas de los educadores (psicopedagógicas, diagnósticas, conocimientos y entrenamiento en este tipo de aprendizaje), que si bien lleva tiempo desarrollarlas, lo más que se necesita es disposición y conciencia de la importancia del mismo.
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