ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Psicologia Del Desarrollo


Enviado por   •  25 de Abril de 2015  •  3.705 Palabras (15 Páginas)  •  129 Visitas

Página 1 de 15

Psicologia del desarrollo

Desde el año 2003 nuestro país está trabajando y construyendo herramientas concretas para consolidar una sociedad más igualitaria. La sanción de nueva legislación y la implementación de políticas de gobierno orientadas a avanzar en la igualdad y en el reconocimiento de los derechos humanos. La inclusión e integración social, articuladas con el paradigma de la igualdad y la no discriminación, implicaron transformaciones legales, nuevas prácticas institucionales y un desarrollo económico-social.

Creemos que es necesario desnaturalizar las creencias, las actitudes y las representaciones que constituyen obstáculos epistemológicos para los procesos de aprendizaje y tienen impacto en las prácticas.

El recorte que elegimos está basado en el núcleo temático N°6 sobre Inteligencia y construcción de subjetividad y lo canalizamos con el núcleo temático N°5 que trata específicamente sobre el proceso social del aprendizaje.

Los autores que elegimos para desarrollar estos temas son: Gardner y Bandura principalmente y por supuesto otras teorías que aportan a la construcción del conocimiento científico que hoy conocemos.

Como pueden ver en el afiche, seleccionamos un fragmento de la ley de educación nacional donde se explicita la garantía de inclusión.

Quisimos profundizar en estos temas porque percibimos que la inclusión en las aulas va cobrando espacio y se impone como una realidad que ya no se puede negar.

Si bien desde mediados de los 90 se vienen realizando pruebas piloto con fines integradores, ahora con el marco legal aprobado, es un hecho que en nuestras aulas vamos a formar un grupo heterogéneo de personas con diferentes capacidades. Y es en este punto donde nos detenemos a reflexionar sobre lo que se espera de nosotras como docentes.

Nos dimos cuenta de que tenemos que capacitarnos de manera que logremos planificar una diversidad de opciones para que ese intento de integrar e incluir no termine siendo una magnificación del problema y los chicos que integren nuestros grupos se sientan en igualdad de condiciones y tengan igualdad de oportunidades. Que no sea la escuela un aislamiento público sino una oportunidad para que los chicos con dificultades de aprendizaje logren su máximo potencial y por supuesto que nosotras nos podamos sentir orgullosas de hacer nuestra tarea y de aprender con nuestros alumnos.

Entendemos que cada persona tiene sus capacidades, y que éstas no tienen por qué ser iguales en todas las personas. Generalmente pensamos en lo negativo de los alumnos, en lo que les falta, en lo que no hacen como nosotros queremos. Y dejamos de lado lo positivo, lo que al chico le gusta, lo que hace bien, y la posibilidad de que el alumno modifique su situación a partir de ciertos estímulos que les podemos proporcionar.

Cuando hicimos las observaciones escuchamos muchas veces la frase “Ya se los expliqué mil veces” y reflexionando entre nosotras, sobre esa frase llegamos a la conclusión de que justamente se trata de eso la inclusión, la integración, que se dice tan rápido pero que no siempre se cumple. Si un chico no entiende, no nos tenemos que enojar como si fuese algo en contra de nuestra integridad. No les tenemos que gritar cómo si el tono de la voz aclarase el panorama. Lo que tenemos que hacer es explicarle de otra manera. No hacerlo sentir como un tonto, o como un sordo, sino darnos cuenta de que tenemos que estar capacitadas para atender y para aprender de esa diversidad de maneras de aprender de nuestros alumnos

En este sentido, Gardner hace su aporte, observando que es injusto tratar a todos por igual porque los chicos tienen habilidades en diferentes áreas y lo justo sería evaluarlos como ser humano en su conjunto de habilidades y no por separado como si lo importante fuese sólo lengua o sólo matemática.

En el capítulo 4. Anita Woolfolk nos propone hablar de los individuos; Ahí nos dice que si bien el crecimiento de los seres humanos es similar en muchos aspectos, no lo es en todos. Incluso entre los miembros de una misma familia pueden verse las diferencias en la apariencia, los intereses, las habilidades y el carácter.

Estas diferencias individuales se trasladan también al proceso de aprendizaje, entonces, nosotras deberíamos ser capaces de: Analizar los problemas de la categorización y etiquetación de los estudiantes y adaptar nuestras clases a chicos con estilos de aprendizaje diversos. Y adaptar los métodos de enseñanza también para abarcar las necesidades de los estudiantes especiales.

El lenguaje y el uso de etiquetas:

Anita Wolfolk nos dice que las etiquetas no se deben usar pero si identificar: Porque las etiquetas se pueden convertir en profecías por parte de padres, madres, y alumnos, en la medida que los interesados consideren que esa etiqueta es imposible de borrar. Si a un chico le decís que es un perro va a terminar ladrando. Continuamente escuchamos en la puerta de la escuela etiquetas dichas por los padres como: “es inquieto, es desprolijo, es peleador, es tímido, no le gusta hablar, le cuesta escribir, etc.”

Estas etiquetas pueden convertirse en estigmas y profecías que se cumplen a sí mismas, pero también brindan acceso a programas especiales y ayudan a los maestros a planear estrategias educativas apropiadas.

Como docentes no debemos representar a una persona con una o dos palabras, que solo describen las características más sobresalientes de nuestros alumnos, sino más bien la alternativa es hablar de “estudiantes que en este momento presentan tal situación” o de “estudiantes en situación de riesgo”. De esta manera el énfasis se desplaza al estudiante.

Además se emplea el término “especiales” para referirse a estudiantes que tienen habilidades o problemas en el aprendizaje y que requieren de educación especial o de otros servicios para desarrollar su potencial.

Los estudiantes especiales pueden presentar retardo mental, dificultades de aprendizaje, trastornos de comunicación emocionales o conductuales, discapacidades físicas, autismo, lesiones cerebrales traumáticas, debilidades visuales o auditivas, o bien habilidades o talentos especiales.

El retardo mental se subdivide en niveles que representan el apoyo que necesita el individuo para funcionar tan plenamente como sea posible. Estos son: intermitente, limitado, extensivo, y generalizado.

Los pasos a seguir en estos casos son:

1. Determine la disposición del niño. Independientemente de lo poco que pueda saber, tal vez esté preparado para dar el siguiente paso.

2. Presente los objetivos

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (24.2 Kb)  
Leer 14 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com