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Psicologia Del Desarrollo 1


Enviado por   •  16 de Junio de 2015  •  9.511 Palabras (39 Páginas)  •  186 Visitas

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EL OBJETO DE LA LIBIDO (objeto del amor)

El concepto de relaciones objetales implica un sujeto y un objeto. El sujeto, sería el recién nacido, que viene al mundo en un estado de indiferenciación, incapaz de ninguna acción psíquica.

Por tanto, no hay relaciones objetales ni objeto. Ambos irán apareciendo progresivamente en el transcurso del primer año, hacia el final del cual tendrá lugar el establecimiento del objeto definitivo de la libido.

El objeto de la libido puede variar en el transcurso de la existencia; cambiará necesariamente y con cierta frecuencia. Tales cambios dependerán de la estructura de los instintos parciales, de la maduración progresiva y de la diferenciación de los instintos.

EL ESTADIO PRE-OBJETAL DE 0 A 3 MESES (sin objeto)

Comienza desde el nacimiento y termina cuando aparece el primer organizador que es la sonrisa. El estadio pre-objetal coincide más o menos con el estadio de narcisismo primario (indiferenciación); que designa un estado de organización primitiva en el recién nacido, incapaz entonces de diferenciar un objeto de otro, o incluso lo que le rodea de su propia persona.

Durante este estadio el lactante no se diferencia a sí mismo de lo que lo rodea, y percibe el seno que lo alimenta como parte integrante de su propia persona.

El aparato perceptor del recién nacido se halla escudado del mundo exterior mediante una barrera contra los estímulos. Esta barrera protege al infante durante las primeras semanas de la percepción de los estímulos del medio ambiente.

Durante este periodo se puede afirmar que no existe el mundo exterior para el recién nacido, ya que toda percepción en esta época ocurre en función del sistema interoceptor.

Los estímulos procedentes del exterior solo se perciben cuando traspasan el umbral de percepción previo e irrumpen en la quietud del recién nacido, que reacciona a ellos con desagrado.

El traumatismo del nacimiento, es un estado de excitación donde parece haber un matiz de desagrado. Aún más: durante las primeras horas y los primeros días de vida, este matiz es el único que puede observarse.

Las respuestas del recién nacido son, en el mejor de los casos, del tipo del reflejo condicionado, o por lo menos análogas a lo que solemos llamar reflejo condicionado.

Hacia el octavo día, el niño responde a señales. Por ejemplo: si se saca a un niño de la cuna y se lo coloca horizontalmente, en posición de mamar, el niño girara la cabeza hacia el pecho de la persona que le ponga en esta posición (sea hombre o mujer). Si se lo coloca en posición vertical, no girara la cabeza.

Las reacciones a estas señales se van especificando en las ocho semanas siguientes.

Hasta el comienzo del segundo mes de su vida, el lactante solo reconoce la señal del alimento cuando tiene hambre. Es decir, reconoce el pezón cuando lo tiene en la boca. Esta percepción elemental está sujeta a ciertas variaciones, ya que si el niño está haciendo otra cosa, por ejemplo gritando, no reaccionará ante el pezón introducido en la boca.

Hacia el final del segundo mes, el bebe percibe visualmente la aproximación del ser humano. Si se acerca un adulto a la hora de la mamada el bebe se calma y abre su boca o adelanta sus labios. En esta época solo responde en función de la percepción de un impulso insatisfecho.

Dos o tres semanas más tarde se produce un progreso: cuando perciba un rostro humano, el niño lo seguirá en todos sus movimientos. El rostro será el primero que se establezca como señal en la memoria del niño.

EL ESTADIO DEL OBJETO PRECURSOR (3 a 7 meses)

Esta etapa comienza con la sonrisa, este objeto precursor es el rostro humano, se le llama precursor porque el niño no reconoce el rostro determinado de una persona; lo que el niño percibe es una señal (rostro), pero no es todo el rostro, sino una gestalt privilegiada: frente, ojos y nariz, todo en movimiento. El niño ante este rostro contesta con una sonrisa, pero si el rostro se vuelve de perfil, el niño cesa de sonreír inmediatamente. Esto distingue el objeto de la libido que se caracteriza por cualidades esenciales prendidas en su génesis; de las cosas que se caracterizan por sus atributos superficiales, y toda modificación de estos impedirá su identificación. La gestalt-señal forma un atributo que pertenece más a las cosas que al objeto de la libido, y que es pasajero. Ahora la sonrisa es la primera manifestación activa, dirigida e intencional, y esta tiene un papel muy importante en la vida del niño.

EL OBJETO PRECURSOR EN LA PERCEPCIÓN

Durante el primer año, la madre, la pareja humana del niño, es la que sirve de intérprete de toda percepción y de todo conocimiento.

No se crea por esto que el aparato perceptivo no está aún físicamente desarrollado; tal vez lo esté, pero no psicológicamente.

El pecho de la madre, sus manos y sus dedos ofrecen al niño todos los estímulos táctiles para el aprendizaje de la prensión y de la orientación táctiles; como su cuerpo y sus movimientos le dan las experiencias necesarias del equilibrio; casi no hace falta añadir que su voz proporciona al niño los estímulos auditivos necesarios para la formación del lenguaje.

La formación del lenguaje, su iniciación al final del primer año, es un fenómeno completo. La vocalización del niño, que al principio sirve como descarga de impulsos, va transformándose poco a poco en un juego en el que repite los sonidos que él mismo ha producido. Entonces es cuando el niño se ofrece el placer de las descargas produciendo los sonidos, y los de la percepción, escuchándolos. Es la primera imitación auditiva. Algunos meses después, repetirá su comportamiento con los sonidos que escucha a su madre.

La repetición de los sonidos emitidos, primero por el niño mismo y más tarde por la madre se transformara insensiblemente en una seria de señales semánticas.

EL PAPEL DE LOS AFECTOS EN LAS RELACIONES ENTRE MADRE-HIJO

Los sentimientos de la madre hacia un hijo (actitud afectiva) tienen una importancia primordial en la toma de conciencia y en el aprendizaje del niño.

Todos recibimos las manifestaciones afectivas y reaccionamos a ellas de una manera afectiva. En el niño es todavía más pronunciado. Durante los tres primeros meses las experiencias del niño se limitan al afecto, pues el aparato perceptivo si bien va madurando fisiológicamente no se ha desarrollado aún desde el punto de vista psicológico; de tal modo que es la actitud afectiva de la madre la que le sirve de orientación.

La

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