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SEIS SOMBREROS PARA PENSAR


Enviado por   •  22 de Junio de 2014  •  2.921 Palabras (12 Páginas)  •  214 Visitas

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SEIS SOMBREROS PARA PENSAR

EDWARD DE BONO – ED. GRANICA

Una guía de pensamiento para gente de acción

Cuando se está pensando, se suele tratar de hacer mucho al mismo tiempo y se termina siendo confuso e ineficaz. Aquí se describe un camino sencillo pero efectivo para convertirse en mejor pensador. Se puede separar el pensamiento en seis modos distintos que se identifican como “seis sombreros para pensar”:

Blanco: hechos, cifras, información objetiva.

Rojo: emociones y sensaciones, sentimientos.

Negro: lo lógico-negativo.

Amarillo: positivo, constructivo.

Verde: creatividad, ideas nuevas.

Azul: control de los demás sombreros y pasos para pensar.

Si Ud. “se pone” un sombrero, puede centrar, enfocar el pensamiento. Si “cambia” de sombrero puede redirigir su pensamiento. Si su pensamiento se precisa, su argumentación resulta más centrada y productiva.

Mediante el uso de situaciones de la vida real, el Dr. de Bono, crea escenarios en los cuales apreciar cómo el uso de los “sombreros para pensar” puede:

 llevar a un pensamiento más creativo

 enfocar y enmarcar con claridad el pensamiento

 mejorar la comunicación y así la toma de decisiones.

UN PROCESO MUY DELIBERADO

Un estado mental tranquilo y despreocupado es necesario para que cualquier pensamiento implique algo más que meras reacciones frente a una situación. En lugar de ser un pensamiento rutinario o reactivo, ponerse un determinado sombrero provoca un pensamiento deliberado: uno se lo pone de un modo deliberado.

El pensamiento crítico vale para reaccionar ante lo que se pone enfrente pero no hace nada para producir propuestas. La costumbre occidental de la argumentación y la dialéctica es defectuosa.

Los escolares se preocupan mucho de reaccionar frente a lo que se les presenta; material bibliográfico, comentarios de los docentes, series de TV, etc. Pero tan pronto como el joven termina la escuela, deberá hacer muchos más que sólo reaccionar. Necesita iniciativa, planes y acción. Y no obtendrá esto a partir del pensamiento reactivo.

He acuñado el término operatividad para referirme a este pensar actuante. Es la habilidad para hacer y el pensamiento que implica.

Cuando se imprime un mapa a todo color, los colores están separados. Primero se pone un color en el papel. Luego se imprime encima otro color. Luego el siguiente y el siguiente hasta que un mapa completo queda a la vista.

En este libro, los seis sombreros para pensar corresponden a los diferentes colores que se usan para imprimir un mapa. Este es el método que intentaré usar para dirigir la atención. No sólo se trata, por lo tanto, de ponerse un sombrero para pensar, sino también de escoger de qué color será el sombrero que se va a utilizar.

INTENCIÓN Y DESEMPEÑO

Ser un pensador no implica tener razón constantemente. En realidad, quien siempre cree tener la razón es muy posible que sea un pobre pensador (arrogante, sin interés por la investigación, incapaz de ver otras alternativas, etc.)

Ser un pensador no implica ser inteligente. Tampoco implica que pueda resolver todos los ingeniosos problemas que la gente me presenta esperando que yo los resuelva siempre.

Ser un pensador implica querer conscientemente serlo. Por lo tanto, la intención es el primer paso.

Los seis sombreros para pensar ofrecen una forma de traducir la intención en desempeño efectivo.

REPRESENTAR UN PAPEL (UNAS VACACIONES DEL EGO)

A la gente no le importa “hacer el loco” con tal de que quede claro que está desempeñando un papel. El jugar a ser otra persona permite que el ego trascienda la imagen restrictiva que normalmente tiene de sí mismo.

El ego corre riesgo si no lo protege un rol formal. Por esta razón la gente habitualmente negativa asume el papel de abogado del diablo cuando quiere ser negativa. Esto significa suponer que habitualmente no son negativos, pero que es útil que alguien desempeñe este papel y que se proponen representarlo bien. El rol tradicional de abogado del diablo es muy parecido al sombrero negro para pensar que describiré más adelante. Pero en lugar de sólo un rol pensante, habrá seis, cada uno definido por un diferente sombrero para pensar.

Eliges qué sombrero para pensar adoptas en un momento determinado. Te pones ese sombrero y representas el papel que define ese sombrero. Te observas desempeñando ese rol. Lo representarás lo mejor que puedas. Tu ego queda así protegido por el rol. Tu ego se compromete a representarlo bien.

Cuando te cambias de sombrero para pensar, tienes que cambiar de rol. Cada rol debe ser distinto, te conviertes en un montón de pensadores diferentes, todos con la misma cabeza.

Todo esto forma parte del tipo de pensamiento constructor de mapas. Cada sombrero de color representa un color distinto que puede utilizarse en la impresión de un mapa. Finalmente los colores se fusionan para dar el mapa completo.

El pensamiento comienza ahora a fluir de los papeles representados y no de tu ego. De este modo se trazan los mapas. Así, finalmente, el ego puede elegir la ruta que prefiere.

EL PROPÓSITO DEL PENSAR CON SEIS SOMBREROS

El primer valor de los seis sombreros para pensar es el de la representación de un papel definido. La principal restricción del pensamiento son las defensas del ego, responsables de la mayoría de los errores prácticos del pensar. Los sombreros nos permiten pensar y decir cosas que, de otro modo, no podríamos pensar ni decir sin arriesgar el ego. Disfrazarnos de payasos nos autoriza a actuar como tales.

El segundo valor es el de dirigir la atención. Si pretendemos que nuestro pensamiento no sólo sea reactivo debemos hallar un modo de dirigir la atención a un aspecto después de otro. Los seis sombreros son un medio para dirigir la atención a seis aspectos diferentes de un asunto.

El tercer valor es el de la

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