ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Teología y ternura desde la cotidianidad educativa


Enviado por   •  29 de Abril de 2012  •  1.622 Palabras (7 Páginas)  •  439 Visitas

Página 1 de 7

Teología y ternura desde la cotidianidad educativa

Fernando Torres M. Dimensión Educativa, Colombia. Texto del Foro de Educación Popular y Educación Cristiana (extracto). Revista Nueva Tierra 45, diciembre de 2000.

1. Lo cotidiano educativo o el día-a-día en la construcción de lo humano

¿Qué es y para qué es lo educativo? Hoy volvemos a hacernos preguntas fundamentales sobre educación ¿qué es eso de educar? Son preguntas propias de crisis educativa que expresan la urgencia del discernimiento (discretio) pedagógico. Es pues la búsqueda y definición de nuevos caminos cuando los que teníamos han comenzado a desdibujarse. En estas encrucijadas históricas, la cotidianidad, el día a día con sentido, aparece como la «tabla salvadora» de donde aferrarnos y la que nos brinda cierto piso de sostenimiento mientras atisbamos y construimos los «nuevos caminos» que nos ayuden a abrir los horizontes.

Hacernos humanas y humanos en la interacción, la vincularidad y el mutuo reconocimiento es tarea de todos los días y de cada día. Por ello hablamos de cotidianidad educativa o el día a día en la construcción de lo humano. Lo más concreto, lo más conocido y lo más próximo. Ahí donde tejemos las artimañas de la sobrevivencia, la resistencia y la esperanza. Aunque pareciera acortarse las alas de la acción educativa, es quizá la oportunidad para resituarla frente al desafío de la lucha permanente por la vida y por el sentido de la vida. Educamos seres humanos para ser más y mejores humanos, sabiendo de antemano la condición inconclusa del ser humano de la que tan insistentemente nos hablara Paulo Freire en uno de sus últimos libros: «Es en la incompletud del ser, que se sabe como tal, en que se fundamenta la educación como proceso permanente. Mujeres y hombres se hacen educables en la medida en que se reconocen inconclusos. No es la educación lo que hace a las mujeres y a los hombres educables, es la conciencia de su inconclusión lo que genera su educabilidad».

Para la cosmovisión andina la cotidianidad educativa tiene que ver con crianza y conversación según el educador boliviano Mario Luis Rodríguez: «No se pretende conocer lo secretos de ese mundo para poder controlarlo, sino se trata de armonizar con sus ciclos y ritmos de vida mediante la conversación. La conversación se realiza para posibilitar el fluir de la vida, que no es espontánea, sino que se da a través de procesos de crianza mutua (...) La crianza es el esmero puesto para que brote la vida, siempre la misma pero renovada. No es la transformación radical de las circunstancias, es el paciente cultivo de las distintas formas de vida. No es la producción acelerada y a gran escala de la industria, es la convivencia familiar en el ayllu y el pacha. El acto de criar es siempre un acto de crear (...), la creación es la facilitación del brotar de la vida a través de la crianza»(5). La cotidianidad de la vida produce esta pedagogía sapiencial sintonizadora y armonizadora de confluencias y convivencias exigentes de reciprocidades y complementariedades, sin embargo no exentos de conflictos y asimetrías.

En este umbral de lo cotidiano educativo quiero situar algunas pistas que nos ayuden a replantearnos y a resignificarnos aquellas acciones educativas, que con tanto esfuerzo agenciamos en cada uno de nuestros proyectos y en las que afincamos muchas veces nuestras expectativas y nuestros anhelos. Del tipo de acción educativa que implementemos, dependerá en buena medida el alcance del proceso y su incidencia en la cotidianidad educativa, así mismo, el relato teológico y la ternurización social que deseamos construir a partir de aquella. Bordeamos entonces el campo del espíritu educativo o de la espiritualidad de la educación, en fin, aquello que hace que la práctica educativa tenga que ver con nuestras opciones y motivaciones últimas.

1-Acción educativa y utopías

Para Paulo Freire la acción educativa en cuanto humanizadora es de naturaleza utópica, es decir profética y esperanzada. En sus primeros textos plantea la pedagogía como una auténtica «pedagogía utópica» comprometida con la constante denuncia de la deshumanización y con el anuncio de su transformación en nombre de la liberación humana: «No hay anunciación sin denuncia, así como cada denuncia genera una anunciación. Sin la anunciación, es imposible la esperanza». Es una pedagogía «signada» con una visión optimista, sin embargo crítica, del ser humano y del mundo, sin la cual ésta no tendría sentido. Opción que ampliará posteriormente en la Pedagogía de la Esperanza (1994) y en la Pedagogía de la Autononía (1996). Apostar por la utopía es apostar por el ser humano y su humanización como lo «inédito viable» en la historia.

Para el sociólogo Hugo Zemelman la utopía es un horizonte de futuro que «cumple la función de orientar la construcción de opciones», es decir, exige «ser construida» y supone «un concepto abierto y problemático de la historia» en correspondencia con una cierta «ruptura del orden existente» (discontinuidad). La historia deja de ser «un orden previsible para transformarse en un horizonte de posibilidades insólitas. Posibilidades que podrían transformarse en realidad tan real como la de la utopía dominante». La

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.5 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com