Terapia Familiar Y Adicciones
Maraler31 de Mayo de 2013
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Revista Internacional de Psicología ISSN 1818-1023
Vol.2 No.1
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Terapia Familiar y Adicciones
Un enfoque práctico con resultados prácticos.
MTF Miguel Alberto Ramírez Villaseñor1
Resumen
En el presente trabajo, se describe el fenómeno de la adicción cómo un problema
familiar. No sólo por cómo la familia es afectada, sino por la manera en que ésta
participa, no en la génesis de la misma sino en el mantenimiento de las conductas
consideradas como parte de la enfermedad. Por lo mismo, se describen características
que la familia presenta descritas en la literatura especializada de terapia familiar
(Stanton y Todds, 1988) y que han sido corroboradas en la práctica clínica qué
contradicen muchas de las ideas populares sobre familias de adictos tales cómo:
desintegración familiar, descuido familiar, deseos de llamar la atención, madres que
trabajan y otros. Las características mencionadas en la literatura son: Dependencia
química multigeneracional (generalmente alcohol). Propensión al juego y a mirar T.V.
Conspicuamente no esquizofrénica. Fuertes relaciones externas como refugio
generalmente después de un conflicto. Ilusión de independencia mayor gracias a la
subcultura de la droga. Expresión del conflicto mas primitivo. Alianzas entre miembros
y subsistemas explícitas. Prácticas de crianza y necesidades “simbióticas”. Predominio
de temas relacionados con la muerte y muertes prematuras, inesperadas y repentinas
dentro de la familia. Y disparidad cultural padres-hijos.
Menciona un modelo de Terapia Familiar con bases estratégico - estructurales utilizado
para abordar a la familia del adicto en dos Clínicas de Internamiento con un programa
similar de cinco semanas y presenta los resultados del tratamiento en los usuarios del
modelo en un período de dieciocho meses. Ambas clínicas a pesar de tener un
programa similar, presentan diferencias en cuanto a instalaciones y el nivel socio
económico de los usuarios. El terapeuta familiar fue el mismo en ambas intervenciones.
La presentación se hace dividiendo el contenido en tres tópicos: La adicción como un
fenómeno familiar, una breve descripción de los aportes que las escuelas de terapia
familiar desde una óptica sistémica hacen al tratamiento de familias de adictos –adicto
incluido- , algunos resultados de investigaciones en terapia familiar con adictos, y se
describe el modelo de abordaje y los resultados basados en la recaída o no en el uso de
las sustancias.
El presente trabajo describe el fenómeno de la adicción cómo un problema familiar.
Menciona un modelo utilizado para abordar a la familia en una Clínica de Internamiento
con un programa de cinco semanas y presenta los resultados del tratamiento en los
usuarios del modelo en dos clínicas en un período de nueve meses. Para facilitar la
descripción, se ha dividido el contenido en tres tópicos: La adicción como un fenómeno
familiar, una breve descripción de la terapia familiar desde una óptica sistémica,
algunos resultados de investigaciones en terapia familiar con adictos, y se describe el
modelo de abordaje y los resultados en la recaída o no en el uso de las sustancias.
1 Terapeuta Familiar Campo Renacimiento Adicciones. Correo electrónico: migalberto@yahoo.com
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Introducción
La adicción como fenómeno familiar
Cuando hablamos de adicción, aún en el criterio de aceptarla como enfermedad,
encontramos varias formas de abordarla. Dentro de éstas, la sustancia ha recibido un
importante peso en la cuestión de sí esta es o no, mas ó menos adictiva. Pareciese existir
la idea de que sí damos una sustancia catalogada como se menciona, el usuario no
tendrá mas remedio que depender de ésta. El acento se coloca en el poder adictivo de la
sustancia. Algunas fantasías de padres y maestros giran alrededor de este punto cuando
comentan que vendedores de dulces y frutas le ponen droga a sus productos para inducir
a los niños su consumo. Los ahora adictos relatan como al inicio de su adicción
descubrieron las primeras veces que podían tener la fantasía de controlar la sustancia
justamente porque parecían determinar la frecuencia de su consumo a voluntad, esto es,
a pesar de ser “adictiva”, podían con ella y eso justamente fue lo que los enganchó.
Otros estudios se han enfocado a la personalidad de los adictos encontrando
varios puntos de vista dependiendo, claro, del marco teórico desde el que se describa.
Los enfoques individuales han tenido variados grados de éxito dependiendo de diversos
factores, pero en general debemos señalar que la mayoría ubica la adicción en el cuerpo
o en la personalidad del adicto. Los aspectos interpersonales de la adicción parecen
dejarse de lado exceptuando el valor que se le concede al grupo de pares o bien lo
señalado por los grupos de auto ayuda tales como Al-Anon y Familias Anónimas que si
tocan a la familia en cierto modo (Stanton y Todd, 1988).
Y aunque se ha llegado en la literatura especializada y en las creencias populares a
señalar el papel que la familia juega en este fenómeno, únicamente ha sido para mostrar
a ésta como fuente de estrés para el adicto basado en –también- la personalidad de
alguno o de ambos padres.
Como los estudios se hacen desde una epistemología lineal, que describe las
cosas como si se pudiese pensar en causas y efectos, ubican al adicto como el resultado
del tipo de familia de la cual emerge, pensando que el tipo de familia dependerá de la
personalidad de cada uno de los padres. Además, esto parece hacerse desde una
perspectiva moral, esto es, se juzga la conducta de los padres como buena o mala y se
intenta establecer la correlación existente entre ésta conducta y el comportamiento de
los hijos. Esto genera descripciones muy interesantes sobre todo en cuanto al papel que
se le atribuye a las mujeres. Por ejemplo, se habla de madres que trabajan o que son
madres solteras o divorciadas como las típicas madres de los adictos. Por supuesto que
el contenido ideológico de estas afirmaciones no son objeto de reflexión por quienes las
enuncian. Se está dando a entender que las mujeres deben dedicarse exclusivamente a
los hijos y que no son capaces de hacerlo solas, con esto se ubica a la mujer como
incapaz y dependiente de un hombre. Lo peor del asunto es que esta es una idea muy
difundida y casi nunca cuestionada. Otra idea muy común es el status de la pareja. Y
esto vuelve a colocar a la moral como un elemento importante para las ideas de quienes
se asoman a este problema.
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En un estudio de 250 familias con adolescentes delincuentes y usuarios de drogas en la
ciudad de Guadalajara (Ramírez Villaseñor, 1989) se encontró que el 71.2 % de los
padres vivían en pareja, sólo en un 1.2% estaban divorciados, y el 19.2% estaba
separado, en dicho estudio, el 34.8% de las madres trabajaban.
En otro estudio (Ramírez Villaseñor, 1990) con una muestra de 100 familias con
características similares, no se encontró a ninguna pareja divorciada. Once de las parejas
de la muestra estaban separadas.
En un sondeo que se hizo con las familias de usuarios de la Clínica Campo
Renacimiento Adicciones con una muestra de 32 familias, se encontró que el 59.37% de
los padres de los pacientes estaban casados, el 18.75% estaban divorciados, el 6.25 % se
encontraban separados. El 12.5% viudos y el 3.12% eran madres solteras. La diferencia
entre las familias de los estudios anteriores y en los realizados para el presente trabajo
está en el nivel socioeconómico, las familias que utilizan los servicios de Campo
Renacimiento pertenecen a la clase media alta mientras que los otros son de estratos
sociales mas bien bajos. Podría atribuirse al nivel económico el hecho de divorciarse en
vez de únicamente separarse, pero cómo se puede observar, la mayoría de las parejas de
padres continúan casados, con lo que echa por tierra la idea de la adicción como
resultado de la desintegración familiar.
Aún así, puede señalarse que el intentar describir la influencia de la familia
desde el comportamiento o la personalidad de los padres en relación con el consumo de
sustancias no nos aporta mucho material que se pueda utilizar en un nivel práctico y se
debe hacer énfasis suficiente en que estas son afirmaciones desde una perspectiva de
valores que resalta la familia ideal de clase media, esto es papá, mamá y pocos hijos.
Por otra parte, poco se ha hablado del papel que la familia juega en la persistencia del
problema.
Es importante recordar que el consumo de sustancias inicia básicamente en la
adolescencia, donde se ensayan nuevos comportamientos y nuevas fronteras a los
mismos. También es importante señalar que la adolescencia, entendida como la
adaptación emocional a los cambios físicos de la pubertad (Blos,
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