Violencia Escolar

INTRODUCCIÓN

En los últimos tiempos ha sido creciente la preocupación social por los actos de violencia escolar que se dan en algunas instituciones educativas de la ciudad de Formosa, que en algunos casos han alcanzados una gravedad de tal magnitud que podríamos calificarlas como las de “alarma social”.

En este contexto nos pareció oportuno analizar este tema para conocer más de cerca la realidad de nuestros centros escolares. Así mismo resulta de interés conocer los procesos que afectan a los sujetos, las experiencias educativas que se configuran en el seno de las instituciones, especialmente en el aula; las relaciones entre alumnos, y a su vez éstos con los docentes. Además, es preciso analizar las violencias desde una perspectivas evolutiva y a distintos niveles, incluyendo, junto a la interacción que el alumnado establece en la escuela, la que existe en la familia, la calidad de la colaboración entre ambos contextos, la influencia de los medios de comunicación, o el conjunto de creencias, de valores y de estructuras de la sociedad de la que forman parte.

FUNDAMENTACIÓN

La violencia no es un fenómeno inicialmente escolar, es un fenómeno social. La violencia escolar está dada por la acción u omisión dañina que se ejerce entre miembros de una comunidad educativa. Puede ser por maltrato psicológico, verbal o físico.

Constantemente se observan en las aulas la violencia o maltrato verbal: insultar, hablar mal, discriminar, humillar, agresiones o amenazas ya son un hecho instalado en casi todas las escuelas, que llevan a un clima de violencia donde es casi imposible aprender y enseñar. Hablamos de un ambiente en el cual ya no sorprende tener alumnos que dificultan el normal desarrollo de la clase, que llevan armas a la escuela, la presencia de maltratos hacia docentes, etc. Los jóvenes tienden a reproducir en la escuela lo que viven en sus casas y sus barrios.

En los casos de violencia escolar suelen encontrarse incontables clases de riesgos y escasas condiciones protectoras en cada nivel y desde edades tempranas. Entre las categorías de riesgos cabe destacar la exclusión social o el sentimiento de excusión, la ausencia de límites, la exposición a la violencia a través de los medios de comunicación, la integración en bandas identificadas con la violencia, la facilidad para disponer de armas.

Para la autora Silvia Duschatzky la violencia es hoy una nueva forma de socialidad, un modo de estar con los otros, o de buscar a los otros, una forma incluso de vivir la temporalidad. La violencia aun como expresión fallida de lo simbólico, puede constituir un lenguaje, permite que la veamos como una respuesta de urgencia a situaciones de emergencias. Se presenta como un modo de relación que aparece en condiciones de impotencia instituyente de la escuela y la familia, es decir en una época en que parecen haber perdido potencia enunciativa los discursos de autoridad

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