Costa Rica Solidaria

“Hacia una Costa Rica más solidaria”.

En el 2012 La Iglesia en su función de madre profundamente conmovida por los problemas sociales que han ido agobiando a los /as costarricenses, debido al desgaste del sistema político operante en nuestro país y otros factores los cuales también afectan o intervienen en el desarrollo de la sociedad costarricense.

Al estar en tiempo de cuaresma y las puertas del nuevo tiempo litúrgico de Pascua, queda manifiesto que la lucha por abandonar el pecado y abrirnos al amor no se ajusta a un tiempo de ejercicio espiritual, supone más bien que la conversión atañe no solamente al tiempo de Cuaresma, sino que introduzca en una actitud permanente.

Como respuesta los obispos de la Iglesia católica manifiestan su preocupación En una carta pastoral llamada "Hacia una Costa Rica más solidaria “la cual se compone de tres partes. A una le llamamos “Ver”, a otra “Juzgar” y a la tercera “Actuar”.

El “Ver”

En este método se entiende por “ver” un acercamiento a la realidad, basada en investigaciones científicosociales, desde la figura de pastor quien está atento a las necesidades de sus ovejas, a la vez que las guía y protege. Las ovejas están, por otra parte, atentas a la voz de sus pastores, con miras a una unión de su rebaño con la convicción “de que el hombre no alcanza la plenitud de sí mismo más que dentro de la sociedad a la que pertenece” (Propulorum progressio, 1967 P.36) por lo tanto, acopia los temas que, más preocupan a los habitantes de nuestro país, tales como

los focos de desconfianza en muchos costarricenses hacia el sistema político debido a la crisis fiscal, los problemas de gobernabilidad, la sociedad consumista, la pobreza y la exclusión desigualdad social, la corrupción, la inseguridad ciudadana, el deterioro en los servicios de salud, como crisis de la CCSS, la falta de oportunidades en materia de educación y empleo, el aumento de la drogadicción y la violencia junto con la desintegración familiar, el uso indebido de los recursos naturales, aunados al mal manejo de la llamada “ globalización” y la vulnerabilidad social, reflejada en rostros sufrientes de personas víctimas del deterioro que les ha traído de la insolidaridad, y la deshumanización.

Para los obispos es importante destacar aspectos positivos para que estos sirvan de referencia para las presentes y futuras generaciones un ejemplo de esto es en cuanto a educación la carta de los obispos. Contempla dos puntos de vista en primer lugar el esfuerzo de muchos.

Expresamos nuestra voz de aliento a tantas y tantos educadores que ponen sus mayores empeños para brindar un servicio educativo de calidad; así como a la multitud de estudiantes de todos los niveles académicos que aprovechan al máximo sus oportunidades de educación; a las madres, los padres y otros familiares que realizan enormes sacrificios para que sus hijos e hijas sean educados del mejor modo posible.

En segundo lugar; los obispos lamentan la exclusión educativa de tantas personas como una de las llagas más dolorosas de nuestro sistema educativo y, en gran medida, de nuestra cultura. La reciente cifra brindada por el XVII Informe Estado de la Nación (pág. 43) de que casi 141.000 personas entre los 12 a los 24 años no estudian ni trabajan como resultado de distintas problemáticas sociales

A las que se añaden Las brechas sociales como entre clases llamadas altas (vs) clases bajas como también lo había señalado el papa Juan Pablo

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