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Informe Capítulo 5: Poeta de la compasión


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2022  •  Ensayos  •  2.129 Palabras (9 Páginas)  •  180 Visitas

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UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA

Unidad Académica La Paz

 

DEPARTAMENTO PASTORAL

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Jesús: Una aproximación Histórica

Informe Capítulo 5: Poeta de la compasión

 

 

Lucia Dolz Alvestegui

Lucia Fernanda Ferrufino Gonzales

Karla Rebeca Gascón Poveda

Cristología Par. V

 

Lic. Ana Vanessa Gaspar Casablanca

 

24 agosto de 2022

 

  LA PAZ - BOLIVIA


  1. RESUMEN
  1. La seducción de las parábolas 

Jesus utilizaba parábolas para dialogar con los campesinos de Galilea en lugar del lenguaje de los escribas. Era muy creativo e inventaba imágenes, concebía bellas metáforas, sugería comparaciones y, sobre todo, narraba cautivantes parábolas.

El lenguaje de Jesús es inconfundible, no hay nada artificial o forzado; todo es claro y sencillo. No necesita recurrir a ideas abstractas o frases complicadas; comunica lo que vive. Jesus no componía alegorías, puesto que, al encerrar sentidos figurados, era un lenguaje demasiado complicado y sutil para los campesinos de Galilea. En su lugar cuenta parábolas frescas y de carácter sencillo, vivo y penetrante. En una parábola, cada detalle del relato se ha de entender en su sentido propio y habitual: un sembrador es un sembrador y una semilla es una semilla.

Estas parabolas son originales y a parte de las de Jesus no hay otras parabolas en la biblia. En la Biblia hebrea no aparece todavía la «parábola» como un género literario bien definido. El término mashal se empleaba para hablar indistintamente de comparaciones, proverbios, adivinanzas, fábulas o alegorías. Actualmente se conservan cerca de cuarenta parábolas con un relato más o menos desarrollado, junto a una veintena de imágenes y metáforas que se han quedado en un esbozo o apunte de parábola. Estas son solo una muestra reducida de todas las que pronunció Jesús.

Lo que Jesús busca no es transmitir nuevas ideas, sino poner a la gente en sintonía con experiencias que estos campesinos o pescadores conocen en su propia vida y que les pueden ayudar a abrirse al reino de Dios. Por medio de estos relatos cautivadores va removiendo obstáculos y eliminando resistencias para que se abran a la experiencia de un Dios que está llegando a sus vidas.

Jesús no explica el significado de sus parábolas; no recapitula su contenido ni lo aclara recurriendo a otro lenguaje. Es la misma parábola la que ha de penetrar con fuerza en quien la escucha. Su mensaje está ahí, abierto a todo el que lo quiera escuchar. No es algo misterioso, esotérico o enigmático. Es una «buena noticia» que pide ser escuchada.

  1. La vida es más que lo que se ve

A la gente le resultaba difícil creer que el reino de Dios estaba llegando. No veían nada especialmente grande en lo que hacía Jesús; esperaban algo más espectacular. Jesús tuvo que enseñarles a captar la presencia salvadora de Dios de otra manera, y comenzó sugiriendo que la vida es más que lo que se ve. Mientras nosotros vamos viviendo de manera distraída lo aparente de la vida, algo misterioso está sucediendo en el interior de la existencia.

Todos esperaban la llegada de Dios como algo grande y poderoso. Por ejemplo; el profeta Ezequiel hablaba de un «cedro magnífico». Para Jesús, la verdadera metáfora del reino de Dios no es el cedro, que hace pensar en algo grandioso y poderoso, sino la mostaza, que sugiere algo débil, insignificante y pequeño. Jesus elige intencionadamente la semilla de mostaza, considerada como la más pequeña de todas: un grano del tamaño de una cabeza de alfiler, que se convierte con el tiempo en un arbusto de tres o cuatro metros, en el que, se cobijan pequeñas bandadas de jilgueros. Esta era una escena que los campesinos podían contemplar cualquier atardecer.

Al notar la impaciencia de la gente, Jesús da el ejemplo de la semilla que el labrador siembra en su tierra. Lo único que hace el labrador es depositar la semilla y cada año, a la siembra le sigue con toda seguridad la cosecha. Nadie sabe muy bien cómo, pero algo se produce misteriosamente bajo la tierra. Lo mismo sucede con el reino de Dios. No hay que impacientarse por la falta de resultados inmediatos. Jesús siembra; Dios hace crecer la vida; y la cosecha llegará con toda seguridad.

Jesus tambien usa la parabola de la higuera para describir el reino de Dios que es como la primavera, cuando comienza a llenarlo todo de vida. No hay frutos todavía, no se puede salir a cosechar, pero las ramas de las higueras se empiezan a poner tiernas y las hojas comienzan a brotar. Por otro lado, evoca la parabola de la levadura que actúa secretamente en la masa y la transforma. De la misma forma, Dios llega de manera casi imperceptible, pero con fuerza poderosa como para transformarlo todo.

Finalmente, Jesus pronuncia dos pequeñas parabolas que no salen de la experiencia cotidiana, sino de la fantasía de los cuentos orientales. Estas parabolas hablan de un tesoro escondido y una perla de gran valor que al encontrarse se deja todo para obtenerlo. El reino de Dios es una oportunidad que nadie ha de dejar pasar. Hay que arriesgar lo que haga falta con tal de acogerlo.

  1. Dios es compasivo                                 

Dios es misericordioso y considerado como un padre bueno. Cuenta una de las parábolas como un padre repartió a sus dos hijos su hacienda a pedido del hijo menor, el cual luego marchó a un país lejano. En ese lugar gastó todo su dinero y se quedó sin qué comer, así que regresó a la casa de su padre quien lo recibió con mucha alegría y organizó una celebración para festejar su regreso; el hijo mayor sintió celos y fue a reclamar a su padre quien le dijo que había fiesta porque el hermano perdido fue hallado.                                        

El hogar de las familias de Galilea lo era todo, debido a que representaba: hogar, lugar de trabajo y supervivencia, fuente de identidad, garantía de seguridad y protección. La paz de dichos hogares podría verse afectada a causa de conflictos por independencia o herencias.

Otra forma de entender el amor compasivo de Dios es por medio de la parábola de la viña, en la cual el propietario contrato a varias personas, en distintas horas, y les pago la misma cantidad de dinero; los trabajadores que estuvieron más horas se quejaron porque no consideraban justo recibir lo mismo que los que habían trabajado menos tiempo. Así es el amor de Dios, igual para todos, no importa si uno hace más méritos que los demás.

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