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Lectura Teológica De La Realidad


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2012  •  3.463 Palabras (14 Páginas)  •  534 Visitas

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II.- TEOLOGIA EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN POSTMODERNA Y POSTCRISTIANA

1. … de ahí la necesidad de leer la realidad de los tiempos que vivimos a la luz del evangelio, para que seamos capaces de mirarla con los ojos y el corazón de Dios y seamos fieles y eficaces en el seguimiento al Jesús vivo, que continúa caminando a nuestro lado y nos invita a la conversión profunda del corazón, al cambio radical de valores y de vida, a proseguir su misión de construir un mundo de hijos de Dios, donde todos vivamos como hermanos.

2. Los educadores y comunicadores no ignoramos que vivimos bajo el signo de la globalización. La globalización es una metáfora que expresa la ruptura de lo local y la mundialización de todas las esferas de la actividad humana. El mundo es uno y unificador. Todos estamos embarcados en la misma nave, que podemos enrumbar por caminos de convivencia y vida o permitir que avance hacia una catástrofe colectiva. Hoy todos somos corresponsables e interdependientes, y es imposible el aislamiento. Todo lo que sucede en cualquier rincón del planeta, de algún modo nos atañe. Nos hemos convertido en ciudadanos del mundo sin dejar de ser hijos de la aldea. El mismo día se ven las mismas noticias y los mismos videoclips en todos los rincones del mundo, se exhiben los mismos ídolos del deporte, la música y la moda, se consumen las mismas hamburguesas y refrescos, se nos induce a comprar un tipo de pantalón o a distinguirnos con una determinada tarjeta de crédito.

3. Como planteara el P. Peter Hans Kolvenbach, anterior Superior General de los Jesuitas, “la globalización como tal no implica una connotación negativa; más bien ofrece inmensas posibilidades para el desarrollo de la humanidad. Pero cuando no se respetan los valores más fundamentales de la persona humana, como ocurre en el campo económico con la absolutización del libre mercado-, la globalización resulta verdaderamente nefasta” .

4. En consecuencia, si leemos la actual globalización con los ojos de los pobres y excluidos, vemos que, de hecho, trae consigo la precarización del trabajo, el aumento del desempleo y, en consecuencia, una vertiginosa multiplicación de la pobreza y de la desigualdad entre naciones y entre las personas dentro de cada país. El mundo es cada día más desigual, más injusto, más violento e inhumano, más opuesto a los planes de Dios: el 20% de la población acapara y consume el 80% de los recursos disponibles y el 7,7% de la población emite el 50% de los gases causantes del cambio climático. América Latina, el continente más cristiano, es el de mayor inequidad, lo que ya denunciaron con valor los obispos en Medellín y por ello exhortaron a vivir la fe como compromiso de justicia y fraternidad para transformar esa realidad de injusticia e inequidad.

5. Muchedumbres cada día más numerosas ven cómo se aleja la posibilidad ya no de vida digna, sino simplemente de vida. De pobres pasaron a marginados, a excluidos, a “poblaciones sobrantes”. Al no tener trabajo no cuentan ni siquiera con el privilegio de ser explotados, pues como dice Viviam Forrester “hemos descubierto que había algo mucho peor que ser explotado: no ser explotable”. Por ello, además de muchas formas “legales” de explotación, cada día crecen más pujantes las economías subterráneas del sicariato, el secuestro, la prostitución de adultos y de niños, la pornografía, el tráfico de personas, de armas, de drogas, de órganos.

6. Con la actual globalización neoliberal, los éxitos de los ajustes macroeconómicos se traducen, de hecho, en crecientes desajustes en los presupuestos cada vez más micros de las mayorías. El mundo de comienzos del siglo XXI funciona para unos pocos y contra muchos. Coexisten a nivel mundial, nacional y local lo postmoderno con lo premoderno y feudal, el refinamiento intelectual con la ignorancia, las universidades de excelencia con el analfabetismo, el derroche y el consumismo desenfrenado con el hambre, las fortunas incontables con la miseria más atroz. Vivimos en la misma ciudad y en el mismo país, pero a siglos de distancia.

7. Según la ONU, cada tres segundos, muere un niño de hambre, 1.200 cada hora. El hambre produce una matanza diaria similar a todos los muertos que ocasionó la bomba nuclear sobre Hiroshima. Sin embargo, si la humanidad se lo propusiera seriamente, el hambre podría ser derrotada hoy fácilmente: Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) la agricultura moderna está hoy en capacidad de alimentar a doce mil millones de personas, casi el doble de la población actual. Pero no hay voluntad política para ello: Todas las campañas y propuestas para aliviar la pobreza y la miseria en el mundo han fracasado estrepitosamente. Y no hay voluntad política, porque hemos perdido la sensibilidad, la compasión, la misericordia. Según la ONU. con el 1% de lo entregado por los gobiernos para salvar la reciente crisis bancaria sería suficiente para erradicar hoy mismo, el hambre en el mundo. Por ello, Jean Ziegler, ex relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación, no vacila en catalogar al actual orden mundial como asesino y absurdo: “El orden mundial no es sólo asesino, sino absurdo; pues mata sin necesidad: Hoy ya no existen las fatalidades. Un niño que muere de hambre hoy, muere asesinado”

8. Lo más grave de todo es que cada vez más personas se están acostumbrando a ver como normal un mundo completamente anormal. No causa una indignación generalizada el ver a mendigos revolviendo los pipotes de basura; indígenas pidiendo en los semáforos; emigrantes que mueren sin poder llegar a la tierra de sus sueños; niños viviendo y creciendo en la calle, sin hogar, sin escuela, sin cariño, sin mañana. Muchos se están acostumbrando sin problema alguno al espectáculo de la muerte de pueblos enteros bajo las dentelladas del hambre, el sida, o cualquiera de esas enfermedades de la miseria (diarrea, tuberculosis, cólera, malaria, neumonía, dengue…) hoy tan fácilmente derrotables si la humanidad se lo propusiera.

9. Por otra parte, tampoco causa indignación el saber que un deportista famoso gane por la publicidad de una marca de zapatos más que los miles de obreros que los fabrican en verdaderas condiciones de neoesclavitud como son las maquilas y hasta se considera un orgullo llevar esos zapatos. Millones de personas viven en ranchos miserables, o en viviendas insalubres y cerca de los aeropuertos de las más importantes ciudades del mundo hay lujosos hoteles para perros, gatos, y las más increíbles mascotas, donde las habitaciones pueden alcanzar el astronómico precio de 170 dólares por noche.

10. Tal vez sorprenda escuchar, pero no indigna ni mueve al compromiso, que mientras una vaca europea es

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