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Tema 2 - EL PECADO COMO FRUSTRACIÓN DE LA VOCACIÓN DEL HOMBRE


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2016  •  Apuntes  •  4.093 Palabras (17 Páginas)  •  296 Visitas

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Tema 2 - EL PECADO COMO FRUSTRACIÓN DE LA VOCACIÓN DEL HOMBRE

Empecemos aclarando que el pecado no es un tema “legal”: no consiste en romper una norma, o en no cumplir un mandamiento, o desobedecer una ley que manda Dios o la Iglesia.

Tampoco hay que confundirlo con desarmonías en la personalidad, problemas psicológicos, inmadurez, altibajos de las personas. En estos casos, estarían afectados los elementos imprescindibles para afirmar que una acción sea pecado: libertad, conciencia, voluntad.

Tampoco se lo debe confundir con  las  buenas o malas costumbres: hay cosas que son socialmente mal vistas pero no son pecado.

En el tema anterior vimos cómo la vocación es básicamente el llamado a lograr la mejor versión de nosotros mismos. Del mismo modo, podríamos afirmar que el pecado es básicamente todo aquello que impide lograr la mejor versión de uno mismo, todo lo que deshumanice a la persona.  

También vimos como las personas experimentamos dos fuertes tendencias: una centrípeta, en la que buscamos nuestro propio bien y nuestros propios intereses; y otra tendencia centrífuga, que nos lleva a salir de nuestro propio egocentrismo, en la que buscamos el bien de los demás y sus intereses. Y vimos también cómo vamos eligiendo vivir bajo la fuerza de una esas dos tendencias. Y a esta elección la llamamos “opción fundamental”. El pecado sería aquella opción fundamental en la que elegimos vivir bajo la fuerza del egoísmo, como si fuésemos el centro de todo.

El pecado como falsificación del hombre y frustración de su propia vocación

Vamos a partir de una afirmación que se hace en el Documento de Puebla[1]:

El hombre “en vez de adorar al Dios verdadero (1), adoró ídolos, las obras de sus manos, las cosas del mundo; se adoró a sí mismo (2). Por eso, el hombre se desgarró interiormente (3). Entraron en el mundo el mal, la muerte y la violencia, el odio y el miedo. Se destruyó la convivencia fraterna (4).” (Nº 185).

a) “EN VEZ DE ADORAR AL DIOS VERDADERO…” (el pecado acontece ante Dios)

En primer lugar, fijémonos que se habla de “el Dios verdadero. Esto implica que quedan afuera las falsas imágenes de Dios: el Dios juez, el Dios castigador, el Dios árbitro, el Dios lejano y desinteresado del hombre, el Dios que está “en el cielo”, el Dios vengativo, el Dios que prueba la fe poniendo obstáculos, el Dios que nos da si nosotros le damos, el Dios que exige cumplimiento, el Dios de los buenos y puros, etc. Si Dios fuera así, como estas falsas, pero tan comunes imágenes, pecar y rebelarse sería justo y hasta bueno.

Pero el Dios que nos revela Jesús es justamente todo lo contrario a ese “dios”. Es el Padre bueno que sólo puede querer y buscar nuestro bien y que nos ama gratuitamente, sin condiciones, no porque seamos buenos, sino simplemente porque somos sus hijos… y que nos ama incluso si nosotros somos malos y lo rechazamos.

Por eso, el pecado SOLO PUEDE COMPRENDERSE REALMENTE EN LA DINÁMICA DE UNA RELACIÓN INTER-PERSONAL (es decir, entre personas): Dios y nosotros, Padre e hijo, Amigo y amigo.

Si alguien traiciona o rechaza a quien más lo ama, lo que agrava ese rechazo o esa traición es justamente el amor de esa persona amada que no supo corresponder. No es lo mismo que alguien rechace o dañe a una persona desconocida a que dañe o rechace a un ser querido (padre, madre, hijo, amigo). Cuanto más grande es el amor de aquel a quien rechazo, más grave será la falta.

Por esto, podemos afirmar que el pecado no es una transgresión a la ley, sino NO CORRESPONDER AL AMOR. En el fondo, EL PECADO ES NO DEJARSE AMAR POR QUIEN MÁS NOS AMA.

b) “… (el hombre) ADORÓ ÍDOLOS, LAS OBRAS DE SUS MANOS, LAS COSAS DEL MUNDO; SE ADORÓ A SÍ MISMO.”

[pic 1]

Toda vida humana tiene, consciente o inconscientemente, una orientación hacia Dios. “Adicto” a Dios, el hombre lo buscará incluso allí donde intente no buscarlo. Y este rasgo pertenece a la realidad histórica de todos los hombres, creyentes y no creyentes. Dios es experimentado por el hombre como necesidad y como vocación. Por eso, cuando sacamos a Dios de nuestra vida, necesariamente algo o alguien tiene que ocupar su lugar.  Y solo hay tres posibilidades:

  1. Poner a las cosas en el lugar de Dios, [pic 2]
  1. Poner a otra/s persona/s

  1. o ponernos nosotros mismos.

[pic 3][pic 4]

[pic 5][pic 6]

[pic 7]

Viendo esto, podríamos decir que el hombre, al rechazar a Dios, suele tomar dos caminos:

 

  • se endiosa, creyéndose “más” (hombre-Dios) o

  • se cosifica, creyéndose “menos” (hombre-cosas).

La experiencia nos demuestra que el hombre “está hecho de tal manera que él no puede ser para sí mismo el bien que le hace feliz”[2] y que la existencia personal queda frustrada si uno absolutiza idolátricamente una realidad contingente cualquiera, es decir, si pone lo relativo y pasajero (las cosas, uno mismo u otras personas) en lugar de lo Absoluto. Así, el hombre se estafa a sí mismo.

1° camino: el “más” (los hombres-dios)[pic 8]

El hombre se inventa maneras de ser grande, creyéndonos más de lo que es. Es como si se subiera sobre “tarimas” para parecer más alto.  Pero aunque se pare sobre una tarima, no va a ser “más” altos, solamente va a parecer “más” alto. Por eso, el “más” es un engaño, una mentira.

Estas tarimas son cuatro:

  1. Una tarima es el POSEER. El hombre cree que vale “más” por tener más cosas materiales (dinero, casa, auto, artículos de lujo, ropa de marca, etc.). Pero los hombres no somos lo que tenemos. Una cosa es “ser” y, otra cosa, “tener”.
  2. La otra tarima es el PRESTIGIO. El hombre cree que vale “más” por tener un cargo importante, un apellido ilustre, por ser famoso, “popular”, por ser bien visto por los demás, por ganar premios y reconocimientos.  
  3. La tercera tarima es el PODER. Los que se suben sobre esta tarima piensan: “Si tengo poder los demás me van a respetar y no se van a meter conmigo”. Estos son los violentos, los que siempre quieren mandar, los que piensan que los demás son sus servidores y deben hacer siempre lo que ellos quieren, etc.
  4. La cuarta es el PLACER. Desde ya que nos referimos al placer que deshumaniza. Quienes se suben sobre esta tarima buscan llenar el vacío con placeres que narcotizan y permiten evadir, generando la sensación de estar por encima de todo y más allá de todo.

[pic 9]

2° camino: el “menos” (los hombres-cosa)

Hay personas que se creen “menos” de lo que son, que piensan que no sirven para nada y que no valen nada, que no se valoran ni se hacen respetar.

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