Construccion social de niñez y adolecensia
monicaemanuelTutorial22 de Septiembre de 2012
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RECONOCIMIENTO GENERAL Y DE ACTORES
CONSTRUCCION SOCIAL DE NIÑEZ Y ADOLECENSIA
Grupo: 301135_143
Tutor: Lorena Karina Baleta
UNAD
MEDELLIN
2012
INTRODUCCIÒN
En el presente trabajo encontraremos de forma detallada los conceptos que se han generado a lo largo de la historia sobre la niñez y adolescencia, conoceremos las intencionalidades formativas que se tiene en el curso.
La conducta del niño está estrechamente influida por la interacción social y por otros factores que determinan que sus primeros aprendizajes sean o no adaptativos. Por ello, aunque existen trastornos psicológicos compartidos entre la infancia y la adultez, la psicopatología infantil requiere el uso de una enfoque evolutivo para poder comprenderla mejor.
Esto supone el estudio de los orígenes y curso de los patrones individuales de la conducta desadaptativa, teniendo en cuenta, entre otras, las variables biológicas, fisiológicas, sociales, culturales, ambientales, familiares, cognitivas, lingüísticas y emocionales. Una evaluación exhaustiva se hace imprescindible para comprender cómo se van produciendo las transformaciones y para determinar los factores protectores y los de riesgo que influyen en el individuo y en su entorno. El objetivo no es únicamente conocer las causas de que el niño presente una conducta desadaptativa, sino también conocer el impacto que tienen en su sano desarrollo y en el entorno en el que vive. Por todo ello, el tratamiento de los problemas en la infancia tienen una parte individual y otra familiar y social.
CONSTRUCCIÒN SOCIAL DE NIÑEZ Y ADOLESCENCIA
Los seres humanos no conocemos la realidad de manera directa, es decir, no tenemos una experiencia inmediata con el mundo de los objetos. Conocer algo, hacerse a una opinión, relacionarse con otros hombres o con la naturaleza, implica NOMBRAR ese algo, implica representarse la realidad.
La niñez y la adolescencia como etapas vitales aparecen de manera diversa en la historia de la humanidad. La noción de niño, aunque no en el sentido contemporáneo, aparece desde las primeras épocas de la civilización no sucede así con la noción de joven o adolescente.
Como lo señalábamos anteriormente, hasta el siglo XIII infancia y adolescencia se confundieron, sólo hasta el siglo XVII, las edades de la vida empiezan a diferenciarse claramente, y se ven nacer otros términos que permiten limitar la infancia a la edad que corresponde al uso moderno. Sin embargo, persistirá una laguna para designar al niño en sus primeros meses, insuficiencia que sólo tendrá remedio hasta el siglo XIX. según Philipe Aries, tan sólo hasta finales del siglo XIX surgen los primeros intentos de concebir la juventud como una etapa vital y el siglo XX se constituye en el siglo de la adolescencia.
El enfoque sociológico aborda el estudio de los jóvenes desde manifestaciones juveniles tales como la época de estudiante, el servicio militar, el primer puesto de trabajo. Desde esta perspectiva, se abordan además manifestaciones políticas como los movimientos estudiantiles y las luchas en contra de la guerra como sucedió en Estados Unidos durante el conflicto bélico en Vietnam. El enfoque sociológico se preocupa entonces por comprender el proceso mediante el cual cada persona se integra a la sociedad, aborda los procesos de socialización de los jóvenes al interior de las llamadas culturas y subculturas juveniles. Este enfoque permite además reconocer déficit en los procesos de socialización y propone mecanismos tendientes a restablecer las formas “normales” de asimilación e integración del joven a la sociedad. A este proceso se le reconoce con el nombre de resocialización.
Como se ha podido observar, las perspectivas contemporáneas abordan al adolescente y al joven desde dos representaciones: o como ángeles o como demonios, satanización e idealización que no aporta a la construcción de lenguajes que permitan acercar los mundos de lo “adulto” y lo “juvenil” en una etapa caracterizada por la confusión y los repentinos cambios. Características éstas que algunos llaman “el síndrome de la langosta: Son como las langostas, esos bichos de mar que cuando pierden su caparazón corren a protegerse debajo de las rocas mientras fabrican otro nuevo para esconderse. Y al igual que las langostas son muy frágiles y vulnerables durante este tiempo de muda. Ante esta sensibilidad extrema los adultos deben evitar los comentarios de burla y humillación, su autoritarismo no los deja ser ni vivir.
La construcción social de la adolescencia se encuentra signada por las alegrías y temores que despiertan en los adultos los cambios en el aspecto físico y afectivo, la reaparición de viejos tabúes que generan conflictos e incomprensión entre adultos e hijos. Sin embargo, frente a este dualismo que generan las relaciones con los adolescentes, pareciera que socialmente se hace mayor énfasis en una supuesta crisis de rebeldía que invisibiliza la realidad de la adolescencia como una etapa de la vida que genera incertidumbre. Una etapa de la vida en la que se ama a los padres y adultos cercanos desde la infancia pero de quienes debe producirse una cierta distancia que a veces deviene en hostilidad.
Las representaciones de la infancia considerada en alto riesgo psicosocial.
Podemos reconocer dos momentos históricos en el aborde fe de los niños según la política pública de infancia. En el primer momento podemos visualizar los efectos que ha tenido la noción de pobreza en la relación de los niños con los adultos representativos de su experiencia, a saber, padres y profesionales de programas de asistencia social a poblaciones consideradas en alto grado de vulnerabilidad. Un segundo momento que plantea la urgencia de considerar al niño en su condición general de infancia, es decir, como sujeto de derechos. Nuevo énfasis que permitiría pensar la realidad del niño y su familia no sólo como objetos pasivos que dependen de la benevolencia y asistencia de otros para acceder a aquello que no se tiene en cuanto a bienes de reconocido valor, sino desde la perspectiva de los derechos que deben garantizarle la familia, el estado y la sociedad para poder Ejercer una ciudadanía activa.
El relato cultural y la regulación de los cuerpos.
Con el fin de comprender el problema de la regulación de los cuerpos como una realidad cultural que antecede y que modela la construcción de lo femenino y lo masculino en los niños, niñas y adolescentes, intentaremos nuevamente el abordaje histórico. Toda sociedad se juega a su manera el reparto entre lo permitido y lo prohibido, entre lo aceptable y lo no aceptado, así mismo, cada sociedad genera formas de control y de regulación de los cuerpos y de las relaciones entre los hombres y las mujeres.
El comportamiento sexual de los casados es reflexionado alrededor del poder del hombre sobre la mujer, que supone un dominio de sí mismo; hallamos aquí un vínculo entre la templanza -de naturaleza viril- y el poder, es decir, la homogeneidad entre el gobierno de un estado y el gobierno de una casa. En el caso de la relación entre un adulto y un joven se admite una inclinación hacia quienes son bellos, cualquiera que sea su sexo; en este caso la problematización gira en torno a la polaridad activo-pasivo y en relación al futuro lugar del joven en la ciudad, es decir, el problema no es que el joven tenga relaciones con un hombre mayor, sino que se identifique con la actitud pasiva, que se convierta en objeto de placer para los otros, papel que ha sido reservado a la mujer. Nuevamente encontramos la relación esencial del dominio sobre los propios deseos como condición moral para gobernar, papel social destinado al hombre.
Los pactos de muerte y otros relatos urbanos.
A continuación abordaremos el fenómeno de los relatos culturales que sirven de imágenes de identificación para los jóvenes y adolescentes desde la perspectiva de la contra cultura. Se trata de formas de transgresión al orden del sistema, o al orden cultural, que sirven de respuesta a las preguntas por el ser desde una configuración que tiende a hacer síntoma social, nos referimos a las bandas juveniles que tienden a agruparse en torno a sueños, esperanzas y miedos compartidos.
Resulta evidente que asistimos a nuevas formas de socialidad entre jóvenes y adolescentes, que determinan nuevos rituales de apropiación y reconocimiento. Desde luego, que en nuestras ciudades encontramos aún jóvenes denominados clásicos o “sanos”, que se identifican con los ideales culturales aceptados por los adultos, sin embargo, el fenómeno de las bandas y otras formas de transgresión hacen parte de una realidad presente en la ciudad de hoy. Muñoz y Amaya describen en los siguientes términos esta tendencia contra sistema en términos de voluntad de Los poetas del No-ser:
“Soy el poeta del no ser, no desear, no querer, no respirar, no palpitar, no amar, del no vivir soy el poeta. Lucha constante, vida inconstante, ¿ Cuándo acabará la guerra? Guerra de nuestros cuerpos destrozando lo único que tenemos, exterminando nuestra raza, buscando las raíces de los árboles muertos, agotando esperanzas en busca de nada, recorriendo siempre el mismo camino para volver al principio de todo este lío, para cansarnos de esto y fallecer por lo mismo.
Somos almas penando, caminando sin rumbo en medio de las ruinas de un mundo cruel, pero aun soñamos con encontrar un cielo azul que nosotros mismos destruimos en una noche de locura y pasión.” (Muñoz y Ama ya, 2000).
La
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