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Enfoques Metodológicos en las Ciencias Sociales

franklinphd15 de Septiembre de 2013

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Enfoques Metodológicos en las Ciencias Sociales

En casi todas las ramas y áreas de la Psicología está aumentando una confusión y desconcierto en cuanto a las aspiraciones y pretensiones de validez de sus procedimientos y estrategias metodológicos y, por consiguiente, de sus conclusiones. Sin embargo, el lector normal no percibe una lógica demostrativa que lo lleve desde los supuestos aceptados por el investigador hasta sus conclusiones finales. El presente artículo trata de ilustrar los niveles y opciones, casi siempre implícitos, adoptados por el investigador, que generan una brecha en el arco demostrativo. Se tratan, básicamente, la opción epistemológica (que define la naturaleza del conocimiento: modelo especular y modelo dialéctico) y la opción ontológica (que determina el concepto general de la realidad a estudiar: agregados y sistemas). En la parte final, se ponen de relieve las ideas centrales que caracterizan al enfoque cualitativo de investigación que, por su mayor novedad, no siempre es bien entendido y aplicado en sus técnicas y procedimientos.

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El enfoque con que vemos una realidad depende de nuestro punto de vista, y éste depende de nuestro punto de ubicación. Así, el enfoque con que vemos, por ejemplo, la estatua ecuestre que está en el centro de la plaza dependerá de nuestra ubicación en la misma, ya que es una lógica consecuencia de ella. Por ello, para explicar, justificar y demostrar la validez de nuestro enfoque, tenemos que explicar, justificar y demostrar la validez de nuestra ubicación, es decir, cómo y por qué llegamos ahí y, sobre todo, por qué seguimos ahí.

Los enfoques metodológicos que se emplean actualmente en las Ciencias Humanas son diferentes entre sí porque, ordinariamente, implican una ubicación con dos opciones previas, que muy raramente se hacen explícitas y menos aún se analizan o se tienen en cuenta las consecuencias que de este análisis pudieran derivarse. Estas opciones previas son la opción epistemológica y la opción ontológica.

Si dos científicos sociales concuerdan en la elección de estas dos opciones, fácilmente concordarán también en las metodologías que aplicarán, es decir, en sus técnicas, procedimientos, estrategias e instrumentos metodológicos.

Esta idea básica orientará el contenido de esta exposición, la cual, por lo mismo, se centrará en la ilustración de los puntos de divergencia y de las razones que avalan a cada uno de ellos.

Todo investigador se fija como objetivo alcanzar unos conocimientos seguros y confiables para resolver los problemas que la vida le plantea. Pero, en los medios académicos, se aspira también a que estos conocimientos sean ciencia, es decir, que se puedan demostrar.

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* Trabajo presentado en el "Seminario sobre Enfoques Metodológicos en las Ciencias Sociales". Universidad Simón Biolívar, 26-27 de Enero de 1995.

La demostración ha constituido, desde Aristóteles en adelante, el atributo fundamental, sine qua non, de la ciencia.

Pero la demostración, para ser tal, debe ser completa, o no es demostración. Es decir, debe abarcar todo el arco del proceso mental por medio del cual se llega a un determinado resultado. Como la seguridad de una cadena depende de la solidez de cada uno de sus eslabones, y le basta uno débil para romperse, así el valor de una demostración depende de la firme concatenación de todo el arco demostrativo.

Los dos eslabones de la cadena que más frecuentemente se soslayan están constituidos por la opción epistemológica, que define lo que entendemos por "conocimiento", y la opción ontológica, que determina el concepto general de la "realidad" a investigar. La primera opción está más relacionada con el sujeto y la segunda con el objeto. Estas dos opciones, en la práctica de muchos investigadores, frecuentemente quedan implícitas, o se asumen y dan por supuestas en forma más o menos acrítica; y se procede así porque no se tienen en cuenta la evolución y progreso que otras disciplinas han realizado, especialmente a lo largo de este siglo, y que inciden en forma determinante en su conceptualización.

Examinemos más de cerca cada una de estas dos opciones, los niveles en que se ubican y las consecuencias que de estas elecciones se derivan.

Nivel Epistemológico.

Es sumamente importante aclarar, ante todo, el contenido de este concepto. El término "epi-steme", usado por Aristóteles para señalar el conocimiento científico, significa precisamente "sobre-seguro", sobre algo firme, estable (epi, prefijo griego, significa "sobre" como en epi-centro, epi-tafio, y stem es una raíz del viejo sánscrito –madre de muchas lenguas europeas–, que significaba "roca", "piedra", como todavía lo es en inglés "stone", en alemán "stein" y en sueco "sten"; centenares de palabras nuestras latinas vienen de la misma raíz, como estabilidad, estar, estatua, estado, estatuto, estilo (originariamente, columna de piedra), etc. De modo que epistemología es el estudio de un saber firme, sólido, seguro, confiable, "sobre-roca".

La riqueza del pensamiento filosófico relacionado con nuestros procesos del conocer es sumamente amplia. No vamos a entrar aquí en su análisis y fundamentación. Baste decir que, tratando de identificar el criterio relevante que constituye la diferencia epistemológica de cada una de estas "teorías de la verdad", podríamos centrar su pensamiento alrededor de los siguientes conceptos: correspondencia o adecuación entre la mente y la realidad (forma clásica aristotélica), evidencia y certeza interior del sujeto sobre algo (posición de Descartes), coherencia en el sentido (como explica la filosofía de Hegel), utilidad o pragmática de los resultados (autores americanos como James, Dewey, Rorty), teoría semántica de la correspondencia en el sentido de Tarski, formas constructivistas de la teoría del consenso de Habermas y formas dialécticas o interaccionistas (sujeto-objeto) de muchos autores modernos, como Hanson, Toulmin, Polanyi, Feyerabend, Lakatos, Morin, el último Popper, y los mismos físicos Heisenberg y Niels Bohr, entre otros.

Nos referiremos brevemente a la primera y a la última de estas orientaciones epistemológicas (la de correspondencia y la dialéctica), pues son éstas las que, en la práctica, tienen más vida en los ámbitos académicos y las que signan las vías alternas metodológicas a emplear.

Modelo Especular.

La primera orientación es la que ha venido a llamarse "modelo especular" del conocimiento. Su idea central expresa que fuera de nosotros existe una realidad totalmente hecha, acabada y plenamente externa y objetiva, y que nuestro aparato cognoscitivo es como un espejo que la refleja dentro de sí, o como una pasiva cámara oscura o fotográfica (analogía de Locke: Ensayo sobre el Intelecto Humano, 1690, vol.I, final del cap. XI) que copia pequeñas imágenes de esa realidad exterior, al estilo, por ejemplo, del ojo, que formaría una pequeña imagen del objeto exterior en la retina y el nervio óptico se encargaría de transmitirla al cerebro. De esta forma, ser objetivo es copiar bien esa realidad sin deformarla, y la verdad consistiría en la fidelidad o correspondencia de nuestra imagen interior con la realidad que representa.

Este modelo es el que ha sido adoptado por los autores de orientación positivista. Para lograr plena objetividad, absoluta certeza y una verdad incuestionable, los positivistas de los últimos tres siglos (Locke, Hume, J.S.Mill, Comte, Mach y otros) se apoyaron en el análisis de la sensación como en piedra segura (epi-steme), tratando de establecer un origen sensorial para todos nuestros conocimientos. De esta manera, y siendo muy lógicos, consideraban que sólo las sensaciones o experiencias sensibles eran un fenómeno adecuado para la investigación científica; sólo lo verificable empíricamente sería aceptado en el cuerpo de la ciencia; la única y verdadera relación verificable sería la de causa y efecto; la explicación de las realidades complejas se haría identificando sus componentes: partículas, genes, reflejos, impulsos, etc., según el caso; los términos fundamentales de la ciencia debían representar entidades concretas, tangibles, mensurables, verificables, de lo contrario, serían desechados como palabras sin sentido; los modelos matemáticos, basados en datos bien medidos, serían los ideales para concebir y estructurar teorías científicas.

El modelo especular ha sido aplicado prevalentemente y en forma muy exitosa en la ciencia y tecnología de los cuerpos intermedios. A él se debe el avance tecnológico de los últimos siglos. Se ha demostrado, en cambio, inadecuado para el estudio del mundo submicroscópico (estudio del átomo) y macroscópico (estudio astronómico).

Conviene llamar la atención sobre el hecho de que el modelo especular se apoya, fundamentalmente, y asume como cierto el supuesto de que nuestro aparato cognoscitivo es básicamente pasivo, como insinúa la metáfora de la cámara oscura o fotográfica, o la aparente mecánica de la visión ocular.

Modelo Dialéctico.

La supuesta pasividad del sujeto conocedor nunca fue compartida, a lo largo de la historia, por los autores que estudiaron los procesos cognitivos. El mismo Aristóteles, que dio origen al modelo especular, distinguió

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