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Tecnologia En La Educacion


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2012  •  12.830 Palabras (52 Páginas)  •  243 Visitas

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RESUMEN INFLUENCIA DE LA TECNOLOGÍA EN EDUCACIÓN

Vivimos en una época de profundos cambios socioculturales, originados en buena parte por el desarrollo de la tecnología. Según Bybee (2000), en una encuesta realizada a historiadores y periodistas estadounidenses, la mayoría de los cien titulares considerados por ellos como los más relevantes del pasado siglo corresponden a acontecimientos que están relacionados, directa o indirectamente, con la tecnología.

Esa creciente importancia de la tecnología está dando lugar a que se considere elemento indispensable en la educación de todas las personas, y a que incluso se reclame para ella un área independiente dentro de los currículos escolares. No es de extrañar, pues, que junto al término «alfabetización científica» haya comenzado a utilizarse ampliamente el de «alfabetización tecnológica». Se trata de una alfabetización que capacite a todos los ciudadanos y ciudadanas no sólo para «comprender» el mundo colmado de productos tecnológicos en que vivimos, sino para «analizarlo críticamente y tomar decisiones», así como para participar en «innovaciones» que den respuesta a las necesidades y demandas de nuestras sociedades.

Sin embargo, la obligación de atender a la tecnología «en la educación científica» va más allá de las consideraciones anteriores; se fundamenta, ante todo, en su «estrecha interrelación con la ciencia». Es cierto que durante mucho tiempo la técnica no requirió de la ciencia, pues su desarrollo se basaba sobre todo en la experiencia práctica acumulada, pero también es verdad que desde el siglo xix comenzó a apoyarse en ella y que dicho apoyo ha continuado creciendo hasta nuestros días. No obstante, este aspecto de la interrelación, que va de la ciencia a la tecnología, ha sido tradicionalmente reconocido –e incluso exagerado– hasta el punto de que muchos interpretan la tecnología como «ciencia aplicada». Por eso queremos resaltar aquí otro aspecto, menos evidente y casi siempre olvidado en la educación científica: el que va de la tecnología a la ciencia.

En efecto, el enorme progreso experimentado por la ciencia a partir del siglo XVII se debió, en buena medida, al desarrollo de instrumentos tecnológicos (telescopios, microscopios, numerosos instrumentos de medición, variados métodos y procedimientos utilizados en la actividad práctica, etc.); en particular, Galileo fue un científico, y, al mismo tiempo, un constructor de instrumentos e instalaciones, cuestión esta casi siempre olvidada en la educación científica. Desde entonces, la investigación científica ha encontrado en la tecnología, medios de trabajo, formas de pensar y el género de problemas que enfrentará más adelante.

Incluso determinadas ideas científicas, en apariencia desvinculadas de la tecnología, como la idea de la evolución de las especies, la noción de campo y otras, son consecuencias de ella. En lo que respecta a la noción de campo, se ha argumentado que en ella influyó el descubrimiento del retardo que experimentaban las señales eléctricas cuando eran transmitidas a lo largo de grandes distancias por cables telegráficos subterráneos.

La estrecha interrelación de la ciencia y la tecnología es muy evidente hoy en ciertos campos, como la electrónica, la biotecnología, la ciencia y la ingeniería de materiales y otros, en los que se hace difícil delimitar las contribuciones de una y otra; además, en estos campos algunos científicos hacen tecnología, mientras que algunos tecnólogos funcionan como científicos.

En resumen, la atención a la dimensión tecnológica en la educación científica aparece en nuestros días como requisito indispensable para formar en los estudiantes una imagen más correcta de la actividad educativa científica, y, en particular, una visión de la unidad que constituyen ambas actividades.

Mencionemos otras dos razones que argumentan la importancia de considerar aspectos de tecnología en la educación. La primera tiene que ver con la naturaleza misma de la actividad del hombre. Comprensión y acción, teoría y práctica, que constituyen dos aspectos de la condición humana, diferenciados, desarrollados e institucionalizados por la sociedad de modo especial en forma de ciencia y tecnología, pero que siempre se presuponen uno al otro. Al resolver problemas de la vida real –incluidos problemas científicos–, invariablemente las personas integran conocimiento formal y experiencia práctica acumulada, pensamiento y acción. Esta estrecha vinculación entre ambos aspectos se advierte con claridad en nuestra época, incluso a escala de la sociedad en su conjunto. Basta tener en cuenta que la mayor parte de la ciencia que se hace en la actualidad responde directamente a problemas prácticos, a prioridades tecnológicas; un reflejo de ello es que, según informes de la UNESCO (Nuñez, 1999), desde hace varios años la investigación básica ha pasado a representar menos de la quinta parte de toda la investigación que se lleva a cabo en los países desarrollados. Lo anterior sugiere que la educación debe esforzarse por impulsar en los alumnos un estilo de pensamiento que combine la comprensión y profundización teóricas con la acción y el hacer prácticos, a lo cual, sin duda, puede contribuir la dimensión tecnológica.

La última razón que señalaremos está relacionada con la calidad del proceso de aprendizaje. En efecto, muchos investigadores y educadores coinciden (Hill, 1998; Cajas, 1999; Maiztegui, et al., 2002) en que la conexión del conocimiento científico escolar con los conocimientos y experiencias de la vida diaria de los alumnos, así como con su hacer práctico, contribuye, por un lado, a que dicho conocimiento sea más significativo y más apto para ser utilizado después en diversas situaciones, y, por otro, a que el aprendizaje de las ciencias adquiera mayor sentido y relevancia para ellos. Además, la utilización en sí misma de modernas tecnologías (ordenadores, calculadoras, sensores…) produce una reacción positiva en muchos alumnos.

Como se ha señalado por diversos autores (Fernández, et al., 2002), las concepciones epistemológicas incorrectas constituyen uno de los principales obstáculos para la renovación de la educación científica, y, en general, para considerar aspectos de la vida práctica en la enseñanza de las ciencias

La urgencia de preparar a los estudiantes para la vida, para la toma de decisiones y para la transformación del mundo que les rodea, no puede llevarnos a que cuestiones que representan importantes conquistas de la ciencia pero cuyo estudio no tiene repercusiones prácticas directas, sean valoradas como no aptas para la alfabetización científico-tecnológica. Semejante línea de razonamiento pudiera conducirnos a la conclusión

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