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Aquella siesta, en una pintoresca ciudad llamada Alta Gracia, Ana y su nieto Javier, de 13 años, mientras tomaban limonada, por el insoportable calor, charlaban en el patio de la humilde casa, debajo de un enorme algarrobo.


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2016  •  Apuntes  •  1.027 Palabras (5 Páginas)  •  301 Visitas

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Aquella siesta, en una  pintoresca ciudad llamada Alta Gracia, Ana y su nieto Javier, de 13 años, mientras tomaban limonada, por el insoportable calor, charlaban en el patio de la humilde casa, debajo de un enorme algarrobo.

  Sentados a la sombra de aquel árbol, Ana comenzó a ver los titulares de su diario y se encontró con la noticia, de que se iba a realizar un barrio nuevo, el cuál se iba a llamar La Hornilla, en un lugar al que ella, junto con sus padres solían ir a disfrutar de la naturaleza y de un pequeño arroyo, que había sido su lugar favorito por tantos años.

  Javier, al ver el rostro entristecido de su abuela, le preguntó qué le pasaba, a lo que Ana respondió que una noticia la había conmovido ya que se trataba de algo particularmente importante de su vida y que sentía una enorme nostalgia al ver que el tiempo pasaba y ya nada era como antes y concluyó contándole las historias que había vivido y que conocía de aquel mencionado lugar.

  El joven agobiado por el calor de la siesta, se puso cómodo en una hamaca que había en el árbol y después de esta charla, se recostó interesado por ver la noticia ,pero como estaba realmente fatigado, cerró los ojos y de a poco las letras comenzaron a desdibujarse y a distinguirse entre sombras otras figuras.

  Cuando Javier se dió cuenta que se estaba durmiendo, abrió los ojos pero algo raro estaba pasando, no se encontraba en su cómoda hamaca, ni en su patio. Allí había solo un terreno verde con suaves ondulaciones que tenía un monte espeso y se perdía lejano a la distancia.

  Comenzó a caminar y caminar, intentando distinguir algún rostro familiar, pero su esfuerzo fue en vano.

  Caía la tarde, cuando a la distancia observó personas cerca de un arroyo, pero esta gente estaba vestida de manera muy diferente, con ropa desconocida, parecían vestidos de lana, de un color muy similar a la tierra y su idioma era extraño.

  Esas voces misteriosas lo atrajeron, al acercarse a pesar de saber que no estaban hablando en español, pudo comprender lo que decían.

  Era como si lo hubiesen estado esperando, porque  a pesar de ser Javier un extraño, lo saludaron  sin que él pronunciara una sola palabra y al acercarse a ellos, le contaron que estaban trabajando en piedras para poder obtener instrumentos, que servirían para moler alimentos.

  Iban caminando, Javier no emitía sonidos, y sentía que todo aquello que estaba observando era conocido, pero no lograba recordar donde lo había visto, mientras que aquellos extraños seguían a través del monte con pasos firmes y seguros de no extraviarse en los senderos, hasta que  llegaron a unos cerros donde había unas profundas cuevas que servían como sus viviendas.

  Allí otro grupo, recogía troncos y ramas secas para encender fuego, y en torno a éste le contaron de sus modos de vida y del respeto que tenían por la naturaleza y lo agradecidos que estaban en este valle con la madre tierra por darle todo lo que necesitaban a cambio sólo de cuidarla y respetarla. Mientras Javier escuchaba  y aunque no había hablado desde que llegó a aquel  lugar, se dio cuenta, por lo que él conocía y había estudiado en la clase de historia, que se trataba del pueblo comechingón y ese sito en el que estaba, era nada más ni nada menos que Alta Gracia mucho tiempo atrás.

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