Bases Epistemológicas de la Ciencia Enfermera.

Primer nivel: El cuidado

El objeto de estudio de la enfermería es el cuidado de la persona, en su dimensión integral, con el propósito de que utilice sus capacidades y potencialidades para la vida.

La construcción de la disciplina enfermera está constituida por los fenómenos que se deben investigar para desarrollar conocimientos, y estos derivan del metaparadigma que dan una perspectiva universal a la disciplina, este metaparadigma está constituido por el cuidado, la persona, el entorno y la salud.

El cuidado humano en enfermería no es una simple emoción, preocupación o un deseo bondadoso; cuidar es el ideal moral de enfermería.

Colliere, (1982) afirma que: Cuidar es, ante todo, un acto de VIDA, en el sentido de que representa una infinita variedad de actividades dirigidas a mantener y conservar la VIDA y permitir que ésta continúe y se reproduzca… Es un proceso interactivo por el que la enfermera y la persona se ayudan mutuamente a desarrollar sus potencialidades, a actualizarse y transformarse hacia diferentes niveles de bienestar. (Como es citado en Cárdenas, 2011, p.3)

Es por ello que la práctica enfermera requiere de un método y de la aplicación de conocimientos que le den sustento, así como reforzar la epistemología de nuestra disciplina, lo que nos llevara a ejercer un juicio crítico con intervenciones reflexionadas, y que nuestro actuar sea profesional, que se refleje en el cuidado a nuestros pacientes.

Segundo nivel: Núcleos básicos

Los núcleos básicos conforman el metaparadigma que está constituido por: el cuidado, la persona, el entorno y la salud, se incluyen también según la concepción epistemológica de Meleis, la interacción y la transición, de estos elementos considero que el más importante es el cuidado, por ser el objeto de estudio de nuestra disciplina, y que se encuentra en la primera parte de este trabajo.

La persona, como sujeto de estudio se concibe como un ser fisiológico, psicológico, sociocultural y espiritual, es un ser indivisible y particular (espiritual, emocional, física, cultural, social y económica), el cuerpo es el objeto material que le permite la mediación entre su naturaleza y la cultura, el conocimiento posibilita y orienta la autorrealización, la cual se concreta en la libertad y acción de la persona.

Como define Marriner (2007), Martha Rogers afirma que los seres humanos “no son entidades incorpóreas ni conglomerados mecánicos”, la persona es una unidad integrada, una totalidad, que posee características propias, lo que la hace distinta a las demás. Es un ser que requiere respeto y preservación de su dignidad como persona. Por lo tanto, es conveniente referirse como persona a quien se cuida, más que como paciente, pues esta última designación tiene connotaciones diferentes.(Cárdenas, 2011).

El entorno comprende el medio interno genético, fisiológico, psicológico y espiritual, y el medio externo este está constituido por los sitios donde las personas se desarrollan: el hogar, la escuela, los centros de trabajo y otros, y donde atienden su salud: centros comunitarios, centros de asistencia social, centros de salud y centros hospitalarios; es así que el vínculo entre cada persona y su entorno condiciona su proceso de salud-enfermedad.

Las enfermeras teóricas han considerado de manera implícita o explícita el entorno, como un elemento que interviene en la salud, y por lo tanto, en el cuidado de las personas.

Un claro ejemplo es Florence Nightingale, en su libro Notas de enfermería (1969), donde hace énfasis en el entorno, no necesariamente al entorno hospitalario, sino a las viviendas de los enfermos y a las condiciones físicas en que vivían los pobres, y sostuvo que eran cinco elementos vitales para un entorno saludable: ventilación adecuada, agua potable, la eliminación adecuada de los desechos humanos, la iluminación natural, la higiene, tanto del espacio físico como de la persona, y la enfermera, que le ayudara a mejorar su entorno.

Martha Rogers define al entorno como un campo de energía continuado y creativo, infinito, impredecible, en constante cambio, que interactúa con el campo de energía de la persona generando un proceso continuo e innovador. Estos argumentos teóricos reafirman la idea de que en el entorno y la persona hay una constantemente interacción que determina su situación de bienestar y malestar.

La salud es un valor y una experiencia humana que se vive según las expectativas, creencias y las formas de actuar que son culturalmente conocidas y utilizadas, con el fin de prevenir y conservar el bienestar individual y colectivo, la salud hace alusión al bienestar y a la realización del potencial de creación para cuidar de la salud. Nightingale consideraba que la enfermedad era un proceso reparador que la naturaleza imponía debido a una falta de atención.

Rogers y Leininger, sostienen que la salud es un estado de bienestar o recuperación, un valor definido por la cultura, la persona o los grupos, que permite desempeñar la vida cotidiana.

En el caso de la interacción y la transición, la primera es entendida como la acción que la persona realiza con el entorno y la que efectúa la enfermera con la persona, para establecer y desarrollar el proceso del cuidado, esto mediante la comunicación.

La transición se refiere a los cambios temporales que experimenta la persona en sus etapas de desarrollo, con eventos característicos en cada una de ellas (desde el nacimiento hasta la muerte) en situaciones de cambios de salud: accidentes, enfermedad aguda o crónica, y en lo que uno espera de sí mismo(a) o de los demás, o en sus capacidades esto es, sucesos incorporados a situaciones de salud-enfermedad.

Dentro de los núcleos básicos considero que el más importante es el cuidado por ser el objeto de

estudio, pero tiene que estar en relación de los componentes del metaparadigma, las teóricas empezando con Nightingale nos han dado la oportunidad y la claridad para identificar elementos que nos han ayudado a enriquecer nuestra disciplina.

Tercer nivel: Escuelas del pensamiento

Son las escuelas del pensamiento las que

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