CAMPOS DE EXPERIENCIAS EN EL JARDÍN MATERNAL Y JARDÍN DE INFANTES
CARLANOEL33Trabajo15 de Septiembre de 2021
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CAPÍTULO IV: CAMPOS DE EXPERIENCIAS EN EL JARDÍN MATERNAL Y JARDÍN DE INFANTES
El presente diseño curricular se organiza en campos de experiencias; es una lógica que quiebra con la organización de contenidos en disciplinas, entendidos como compartimentos estancos que no interactúan entre sí. Los campos de experiencias comprenden saberes que se contienen y vinculan, lo que necesariamente conlleva a abordarlos en forma integrada y relacional.
Esta definición político-pedagógica pone en el centro al sujeto que aprende y, epistemológicamente, se enmarca en el paradigma de la complejidad porque propone nuevos diálogos del saber científico que, no sólo da cuenta de la multidisciplina y la interdisciplina, sino que abre el camino hacia la transdisciplina[1].
Ahora, ¿qué son los Campos y qué implica hablar de este concepto? Son un espacio estructurado a la vez que estructurante, que están atravesados por instituciones y sujetos, por sistemas de conocimiento y saberes situados que, al estar en constante actividad, hacen posible la producción de nuevos marcos explicativos e interpretativos del mundo social, natural y físico. En esos campos se construyen relaciones entre el que enseña y el que aprende, las familias y la comunidad, el aula y la escuela.
En este diseño curricular se encuentran cinco campos de experiencia:
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Los campos de experiencias se entienden como espacios que contienen saberes significativos y relevantes acerca de la cultura, integran las relaciones afectivas, el conocimiento de sí mismo y del otro, las exploraciones de los objetos, los espacios, los lenguajes, las normas, las interacciones, las culturas, las artes.
Entonces, ¿qué es la Experiencia? Es el conocimiento que se adquiere a través de vivencias particulares, la exploración, la observación y el vínculo en/con la alteridad. Es singular y le pertenece a cada uno/a, pero a su vez, se transforma en la medida que se elabora con otros/as, que los lleve a descubrir, a crear desarrollando sus ideas, pensamientos, habilidades y destrezas. El actor o sujeto principal es el niño y la niña quien piensa, siente y actúa a partir de una situación problemática que lo desafía.
La experiencia no se remite a un momento dado, puede ser transmitida en la medida que se construye y se significa como relato a través del lenguaje. Situando la experiencia en el espacio escolar, es importante dar cuenta que ésta no debe limitarse a las cuatro paredes del aula sino que una experiencia de aprendizaje puede transcurrir en escenarios diversos como el patio del jardín, la sala de música y teatro, el entorno natural y social que circunda la institución escolar. Otros escenarios también lo constituyen las salidas fuera de la escuela, visita al barrio, a una plaza, a un centro de salud, etc.
En este sentido, el Nivel Inicial debe propiciar una mirada atenta a las experiencias de niños y niñas en clave pedagógica. De esa manera se podrán generar nuevos saberes, nuevas experiencias que darán lugar a ampliar y enriquecer el capital cultural de esos sujetos. En este tipo de experiencias, ellos pueden ampliar el modo de percibirse a sí mismos y al otro, valorar su identidad, respetar a los demás y reconocer las diferencias.
Es así que la propuesta consiste en construir un diálogo de saberes y conocimientos relevantes que la escuela plantea, con las experiencias que traen niños y niñas. En este sentido, la enseñanza de saberes a través de campos de experiencias propone que las infancias ocupen un lugar de centralidad en el proceso educativo en tanto éstos actúan, crean y producen cultura.
Organizar la enseñanza a través de campos de experiencias, no significa erradicar de la propuesta educativa las disciplinas tales como: educación física, las artes, las matemáticas, las ciencias, etc; tampoco un campo representa una disciplina o la sumatoria de ellas; sino que implica el abordaje y la planificación desde una integralidad en donde las disciplinas dialogan entre sí.
El desarrollo de los campos de experiencias se estructurará en ejes, en tanto los mismos nombran lo que tienen en común los saberes allí enunciados. Siguiendo a Violante y Soto (2011) se entiende a los saberes como el conjunto de conocimientos, formas culturales y contenidos socialmente válidos que se consideran esenciales. Éstos representan el producto de un complejo entramado de factores psicológicos, sociales, culturales, históricos que desafían el desarrollo del niño/a.
Esto significa que los mismos pretenden orientar el diseño de propuestas de enseñanza y no ser prescriptivos de la práctica, ya que será el docente quien a partir de un análisis situacional irá entramando los saberes de los diferentes campos en un diseño único, particular y significativo para su grupo de niños y niñas.
Es así que, los campos de experiencias favorecen los aprendizajes significativos de niños y niñas que recorren el Nivel Inicial, a partir de sus propios intereses o inquietudes y los pone en contacto con problemas inacabados, situados y pertinentes. Al respecto, el MOA[2] dice “Posibilitan abordar la enseñanza a través de proyectos o problemas reales cercanos a la realidad de los/las estudiantes en los que se los invita a abordar simultáneamente diferentes situaciones sociales, problemas éticos, responsabilidades laborales, responsabilidades cívicas, etc.”[a]
En sintonía con lo expresado, es necesario dar lugar a dos propuestas que atraviesan a la educación argentina que son: la Educación Sexual Integral y las tecnologías digitales.
Plantear la Educación Sexual Integral de manera transversal, habilitará desnaturalizar supuestos valorativos en las prácticas cotidianas escolarizadas, promoviendo una propuesta inclusiva y de cuidado en los saberes a transmitir.
De la misma manera se comprende a las tecnologías digitales, como elementos e instrumentos integrados a la vida cotidiana que proponen una nueva relación con el conocimiento y también implica, la aprehensión de unos saberes específicos en el ámbito escolar.
Desde este posicionamiento, se propone pensar en propuestas pedagógicas donde prime el deseo de aprender y el deseo de enseñar a partir de experiencias superadoras e innovadoras, permitiendo construir con los saberes una urdimbre que invite a problematizar la realidad.
EXPERIENCIAS PARA EL DESARROLLO CORPORAL Y MOTRIZ
“El cuerpo forma parte de la mayoría de los aprendizajes, no sólo como enseña sino como instrumento de apropiación del conocimiento”
Sara Pain
FUNDAMENTACIÓN
Las concepciones sobre la corporeidad, fueron evolucionando y en estos momentos se entiende al cuerpo como una manifestación, que se construye desde el cuerpo de otros. Es un desafío, una actitud de búsqueda, poder visualizar la corporeidad de los niños y niñas; e implica, primero, reconocer la significación del propio cuerpo en la individualidad de la construcción corporal.
Abordar el desarrollo corporal en el Nivel Inicial supone comprender el entramado de la dimensión simbólica del cuerpo, donde se habilita la conciencia del otro y su implicancia en el mundo como realidad vivida; como así también al esquema corporal que consiste en la representación mental del propio cuerpo, de sus segmentos, de sus posibilidades de movimiento y sus limitaciones espaciales. De esta manera se comprende al cuerpo del niño, desde las primeras manifestaciones corporales, comprendidas inauguralmente, como el “diálogo tónico”, definido por Ajuriaguerra (1985) como “el proceso de asimilación y, sobre todo, de acomodación entre el cuerpo de la madre y el cuerpo del niño; el niño sostenido por la madre se interesa precozmente por un intercambio permanente con las posturas maternales: con su movilidad busca su confort en los brazos que lo mantienen”. Ese diálogo tónico, por lo tanto, es el lenguaje principal de la afectividad, que se expresa simbólicamente de acuerdo con la diversidad cultural; con lo cual ese primer vínculo corporal ofrecido por un adulto, “es el que lleva la adaptación activa de las necesidades del bebé, y que la disminuye poco a poco, según la creciente capacidad del niño”[b],
En estos términos, el Nivel Inicial a partir de estos lazos inaugurales, le corresponde complejizar en la enseñanza, las prácticas culturales que le permitirán al niño y a la niña, apropiarse del mundo en la relación consigo mismo y con los demás, corporalmente.
Desde esta corporalidad en desarrollo es central comprender la mutualidad entre cuerpo, tiempo y espacio. Todo conocimiento se desarrolla en un espacio y en un tiempo, vinculados a los intercambios con el medio. En los primeros años en el Jardín Maternal, el espacio es lo que el niño puede aprehenderlo, es donde se hace y donde se ejerce la acción; hacia el jardín de infantes, las acciones motoras de carácter exploratorio son las que brindan las primeras representaciones espaciales vinculadas a la organización del espacio topológico. El espacio físico debe tener sentido para el niño, en función que provoque desafíos, curiosidad, placer, disfrute. El contacto con el mundo físico inicia al niño en la apropiación progresiva de su medio a través de la mirada, el tacto, la escucha, que dispone a la exploración, experimentación, descripción, comparación y clasificación.
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