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CARAS DE LA EVOLUCION EDUCATIVA


Enviado por   •  23 de Enero de 2015  •  3.816 Palabras (16 Páginas)  •  196 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE PANAMÁ

FACULTAD DE EDUCACIÓN

EXTENCIÓN DE LAS TABLAS

ASIGNATURA: FUNDAMENTOS DE EVALUACION

CARRERA: LICENCIATURA EN EDUCAIÓN PRIMARIA

PROFESOR: ANGEL ROMERO

TEMA: DIFERNTES CARAS DE LA EVALUACION

ALUMNAS: VIVIANA GALLARDO

ARACELYS QUINTERO

JESSICA CASTILLO

GLORIELA DE GRACIA

SEGUNDO SEMESTRE 2014

Las caras ocultas y las caras visibles de la evaluación: Notas para la investigación de la evaluación del aprendizaje como actividad humana.

NTRODUCCIÓN:

POSTURAS ACTUALES ACERCA DE LA EVALUACIÓN

DEL APRENDIZAJE

¿Cuál es el propósito de la evaluación del aprendizaje? ¿Qué función cumple dentro del proceso educativo o dentro de otros procesos? La literatura actual parece estar poniéndose de acuerdo con respecto a algunos elementos centrales de la respuesta a estas preguntas. Por ejemplo, Daniel Bogoya ha dicho lo siguiente: “La evaluación cobra sentido si los resultados alcanzados pueden utilizarse para realimentar los procesos evaluados y lo pierde si dichos resultados proceden solo al final, cuando tales procesos han concluido y en caso de presentar algunas fallas ya no pueden corregirse”

Esta postura, que es muy corriente en la actualidad, se basa en la ya relativamente vieja distinción entre evaluación formativa y evaluación

De esta manera, se sugiere, la evaluación no debe ocurrir como una actividad externa al mismo proceso de aprendizaje, sino como parte integral de él. En palabras de Jané, “ya no se mira como simple forma de medir, sino como un proceso que permite el efectivo seguimiento tanto de la enseñanza como del aprendizaje. [...] Así la evaluación se convierte en una poderosa herramienta en el mejoramiento de ambos procesos y, específicamente para los alumnos, en una forma más de aprender

Adicionalmente a estas consideraciones sobre el papel de la evaluación del aprendizaje, también parece estar posicionándose la idea de que la evaluación no debe ser solamente realizada desde la autoridad del profesor o de algún agente externo, sino que debe comenzar a orientarse cada vez más hacia la evaluación y la autoevaluación

Se espera entonces que los estudiantes puedan ir convirtiéndose en responsables de su propio proceso de aprendizaje y no depender tanto a este respecto de los profesores o de los procesos educativos formales.

La imagen que vamos obteniendo de la evaluación es una positiva y armoniosa, marcada por nociones de consenso, responsabilidad, democracia, trabajo en equipo, poder compartido, mejoramiento, efectividad, y desempeño, entre otros. Sin embargo, al mismo tiempo aparece una imagen antitética en la que parecen caer los valores negativos contrarios, entre los que destacan la imposición, el temor, el autoritarismo, la inutilidad y el “etiquetamiento”, entre otros. De manera simultánea surgen también dos imágenes de profesores, según el tipo de evaluación que elijan para sus clases. Los primeros han dado el paso necesario, y han salido del esquema negativo de evaluación para pasar al positivo. Según esta imagen, los segundos, a veces llamados “tradicionales” (porque presuntamente tienen una concepción “tradicional” del aprendizaje y de la enseñanza, y este calificativo es generalmente entendido de una manera negativa), pueden tener motivos distintos para mantenerse en la “mala” evaluación.

Estos pueden ir desde el miedo y la resistencia al cambio hasta ambiciones de poder que se satisfacen mediante acciones de subordinación en el salón de clases.

Este artículo parte de la idea de que tomarse demasiado en serio estas caracterizaciones de la evaluación del aprendizaje presentes en la literatura actual es aceptar una sobre simplificación de la realidad de las aulas de clases. Esta sobre simplificación desconoce la complejidad propia de las situaciones en el mundo de lo social, en las que hay diferentes formas de dar sentido a lo que ocurre, que pueden coexistir y acomodarse de múltiples maneras en procesos sociales que son de naturaleza fundamentalmente política. La evaluación del aprendizaje no es, ni puede ser, la que muchos investigadores y profesores parecen querer creer que es: esa actividad armoniosa, que concilia todos los intereses que puedan entrar en conflicto entre grupos de personas, entre personas, o incluso dentro de cada persona que está involucrada de una u otra manera en esta situación; o una actividad que disuelve todas las Contradicciones de lo humano que por una u otra razón terminan configurando las situaciones reales de las clases. Tener en cuenta la esencia humana de esta actividad implica que la evaluación del aprendizaje debe investigarse de nuevo cada vez, en cada situación de aula, a partir del reconocimiento de la existencia de múltiples dimensiones y valores en juego. Lo anterior no significa que las propuestas de evaluación de la literatura actual, como la formativa, la autoevaluación y la co evaluación, etc., deban ser rechazadas. De ninguna forma. Se trata simplemente de tenerlas en cuenta de una manera menos ambiciosa, como referentes que solo pueden de modo parcial explicar lo que ocurre en el salón de clases, representar la función de la evaluación, o señalar cuáles son los objetivos deseables de la evaluación o, incluso más generalmente, del proceso educativo. En este artículo pretendo presentar algunos elementos que pueden contribuir a la investigación de la evaluación del aprendizaje por parte de los profesores, como herramientas para pensar y actuar.

En la siguiente sección presentaré cómo se puede entender la problemática de la complejidad en el mundo de lo social, de las actividades humanas. Asimismo, explicaré de qué manera se pueden usar ideas de sistemas desde una perspectiva “blanda” o “suave”, y crítica, como base para investigar, en la acción misma, las situaciones sociales como las relacionadas con la evaluación del aprendizaje. La tercera sección pretende ser una caja de herramientas para la investigación de la evaluación del aprendizaje en el aula. Dichas herramientas son formulaciones de sistemas que, sin pretender describir lo real ni lo ideal en cuanto a evaluación del aprendizaje, nos

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