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Contemplación en verde tinta por Polina Suslova


Enviado por   •  1 de Abril de 2016  •  Apuntes  •  835 Palabras (4 Páginas)  •  246 Visitas

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Contemplación en verde tinta

por Polina Suslova

Un hombre que gusta medir magnitudes observa el paisaje local plano por plano: “Los objetos están más cerca de lo que aparentan”, es el pensamiento de mayor jerarquía que recorre los recovecos de su cabeza como una máxima aplicable a cada instante. “Entonces los planos, imágenes superpuestas una sobre la otra, no son más que un espejismo: lo lejos parece cerca, lo cerca, lejos. Planos superpuestos, un cuadro sobre otro con kilómetros de distancia al punto de referencia más cercano, o en perspectiva: el punto de fuga”.


“El paisaje en su extensión es un concepto, representa una imagen mental construida sobre la base de otras imágenes ya conocidas, transformándose en una concatenación ilusoria que llena los espacios deshabitados. Esta imagen muchas veces es contradictoria con la realidad, apela a la diversidad de la percepción, aunque también puede tratarse de errores neurológicos, esos… ¿cómo los llama el de bata blanca? ¿deja vu?, donde pareciera que eres un dios errante en la curvatura espacio temporal”, es la conclusión que lo tranquiliza. “La existencia de planos superpuestos no es otra cosa que una invención humana para entender lo que observamos”, se repite silencionsamente, porque es la idea cómplice que congrega a las otras que deambulan  en el selvático territorio de su mente.


Este hombre percibe movimientos que son invisibles al simple ojo humano. Suceden en lapsos de tiempo relativos que no obedecen a lógicas, al menos las convencionales, donde su mente se mimetiza hasta alcanzar el blanco pétreo. Un rito de esfuerzo sobrehumano que provoca una pausa en sus funciones vitales más primarias. Lapsos de tiempo sin lógica, ni ritmo. Nada puede presagiar o dar pauta del término de uno y comienzo de otro. Blanco pétreo sobre los párpados en movimiento gravitacional.


Cierra los ojos cuando esos recuerdos llegan galopantes a su cabeza. Una pequeña gota de sudor frío corre por sus manos ásperas cada vez que logra una reflexión tajante, la que hace encarnizadamente suya a través de un discurso de convencimiento y reiteración. Luego los abre, cuando su mente aún se encuentra sumergida en la blancura que provoca la ausencia de vida latente. Estos son los lapsos que se suceden uno tras otro sin lógica convencional. Recuerdos de paisajes, compuestos cuadro a cuadro y dado el momento estos se fragmentan, reuniendo, rearmándose en otro completamente diferente. Cuadros como piezas de rompecabezas, que rompen con todo lo anteriormente establecido. Dios creador de lo errático. Dios errante en búsqueda de sensaciones y ese placer esquivo e inalcanzable.


De los deja vu transformados en imagen, dentro de su contexto, lo que más le atrae es el paso del viento por los objetos estáticos. Goza como si fuera un niño cuando mira su dinámica cómplice. Cree percibir la interacción de los átomos cuando el óxido carcome los metales o una colonia de hongos impone su humedad perversa. El viento con su danza y sonidos a veces aterradores en las hojas verdes, color, por cierto, que lo hace palidecer de gusto porque, según él, requiere mayor acuciosidad en la observación por su amplia gama de tonos. El verde tentación irresistible.

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