Contemplación en verde tinta por Polina Suslova
Polina SuslovaApuntes1 de Abril de 2016
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Contemplación en verde tinta
por Polina Suslova
Un hombre que gusta medir magnitudes observa el paisaje local plano por plano: “Los objetos están más cerca de lo que aparentan”, es el pensamiento de mayor jerarquía que recorre los recovecos de su cabeza como una máxima aplicable a cada instante. “Entonces los planos, imágenes superpuestas una sobre la otra, no son más que un espejismo: lo lejos parece cerca, lo cerca, lejos. Planos superpuestos, un cuadro sobre otro con kilómetros de distancia al punto de referencia más cercano, o en perspectiva: el punto de fuga”.
“El paisaje en su extensión es un concepto, representa una imagen mental construida sobre la base de otras imágenes ya conocidas, transformándose en una concatenación ilusoria que llena los espacios deshabitados. Esta imagen muchas veces es contradictoria con la realidad, apela a la diversidad de la percepción, aunque también puede tratarse de errores neurológicos, esos… ¿cómo los llama el de bata blanca? ¿deja vu?, donde pareciera que eres un dios errante en la curvatura espacio temporal”, es la conclusión que lo tranquiliza. “La existencia de planos superpuestos no es otra cosa que una invención humana para entender lo que observamos”, se repite silencionsamente, porque es la idea cómplice que congrega a las otras que deambulan en el selvático territorio de su mente.
Este hombre percibe movimientos que son invisibles al simple ojo humano. Suceden en lapsos de tiempo relativos que no obedecen a lógicas, al menos las convencionales, donde su mente se mimetiza hasta alcanzar el blanco pétreo. Un rito de esfuerzo sobrehumano que provoca una pausa en sus funciones vitales más primarias. Lapsos de tiempo sin lógica, ni ritmo. Nada puede presagiar o dar pauta del término de uno y comienzo de otro. Blanco pétreo sobre los párpados en movimiento gravitacional.
Cierra los ojos cuando esos recuerdos llegan galopantes a su cabeza. Una pequeña gota de sudor frío corre por sus manos ásperas cada vez que logra una reflexión tajante, la que hace encarnizadamente suya a través de un discurso de convencimiento y reiteración. Luego los abre, cuando su mente aún se encuentra sumergida en la blancura que provoca la ausencia de vida latente. Estos son los lapsos que se suceden uno tras otro sin lógica convencional. Recuerdos de paisajes, compuestos cuadro a cuadro y dado el momento estos se fragmentan, reuniendo, rearmándose en otro completamente diferente. Cuadros como piezas de rompecabezas, que rompen con todo lo anteriormente establecido. Dios creador de lo errático. Dios errante en búsqueda de sensaciones y ese placer esquivo e inalcanzable.
De los deja vu transformados en imagen, dentro de su contexto, lo que más le atrae es el paso del viento por los objetos estáticos. Goza como si fuera un niño cuando mira su dinámica cómplice. Cree percibir la interacción de los átomos cuando el óxido carcome los metales o una colonia de hongos impone su humedad perversa. El viento con su danza y sonidos a veces aterradores en las hojas verdes, color, por cierto, que lo hace palidecer de gusto porque, según él, requiere mayor acuciosidad en la observación por su amplia gama de tonos. El verde tentación irresistible.
“El verde tinta sobre los componentes de un paisaje”, acostumbra llamar tinta a los colores, pues según su concepción de imágenes creadas mediante el simbolismo humano, no cabe otra posibilidad que llamarlos tinta, pues niega la existencia del concepto color en sí mismo en la naturaleza, considerando, además, si ésta también existe como ente real, concreto. Luego, otra pausa en su reflexión peligrosa, porque es la fase de preactivación de sus motores neuronales en busca de otros pensamientos. “Es un reflejo donde la gran capacidad de distinguir, conceptuar y luego clasificar uno de los elementos constituyentes de mayor importancia en la observación”. El paso del viento sobre el verde tinta, complicidad del movimiento cromático. Cromático, el gusto por las palabras esdrújulas también era otra de sus obsesiones.
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